Algunos expertos afirman que los antepasados de los actuales caballos de tiro Boulonnais son los equinos que los romanos llevaron hasta el Canal de la Mancha para que participaran en la conquista de Gran Bretaña. Reconocida desde 1886 esta raza se divide en dos grupos, Gran Boulonnais y Pequeño Boulonnais, este último conocido como el “pescadero”
El Boulonnais es una raza equina procedente de los departamentos del norte de Francia (Paso de Calais, Somme, Seire-Maritime y Oise) y sur de Bélgica, que es conocida popularmente como el “caballo de mármol blanco”, fundamentalmente porque este color suele ser predominante en buena parte de los ejemplares, aunque también están aceptadas las capas grises en diferentes tonalidades, alazán e incluso negras.
Desde el siglo XVII las crónicas recogen referencias sobre los caballos Boulonnais, aunque algunos expertos señalan que los antepasados de esta raza, reconocida oficialmente en 1886, fueron los caballos que los romanos trajeron a esta parte de Francia con el objetivo de que participaran en la conquista de Gran Bretaña.
Los caballos “pescaderos”
Estos caballos eran utilizados en el pasado como animales de tiro en las minas y en todo tipo de trabajos agrícolas, principalmente en el cultivo y recolección de remolacha, pero su fama a nivel nacional francés tiene su origen en el hecho de que los Boulonnais eran los caballos que tradicionalmente realizaban el transporte de pescado entre Boulogne-sur-Mer y París.
En este sentido hay que puntualizar que el estándar Boulonnais se divide en dos categorías. El Gran Boulonnais, bien adaptado durante el siglo XIX a los trabajos de labranza o que requieran gran capacidad de arrastre, y el Pequeño Boulonnais, llamado también “pescadero”, y que fue utilizado preferentemente en trabajos que requerían de agilidad y rapidez. En ambos casos los ejemplares tienen la cabeza corta, una amplia frente y un cuello corto y musculoso.
De trabajo y de prestigio
A pesar de ser caballos de trabajo los Boulonnais son animales elegantes, estéticos y que transmiten clase, estilo y prestigio, de ahí que muchos expertos los hayan puesto el sobrenombre de los “purasangre del tiro”, un calificativo que ha servido para que en la actualidad estos caballos hayan dejado sus actividades tradicionales y gracias a su buen carácter estén dedicados al ocio como caballos de iniciación en actividades hípicas y ecuestres o como caballos de enganche.
La altura de un Boulonnais, dependiendo de que sean de formato “grande” o “pequeño”, puede oscilar entre los 1,55 y 1,80 metros, con un peso que puede estar entre los 600 y los 900 kg, dimensiones que exigen que la caballeriza sea amplia y bien ventilada, dado que estos animales necesitan disponer de espacio suficiente para tumbarse.
Cuidar la alimentación del Boulonnais
Aunque pueda parecer un contrasentido tratándose de caballos de tiro, generalmente con un escaso mantenimiento, en el caso de los Boulonnais la alimentación es muy importante, de ahí que sea aconsejable poner a disposición de los animales forraje suficiente con el objetivo de que su aparato digestivo esté siempre en funcionamiento, lo que ayudará a evitar cólicos.
Por otro lado, antes de la monta (al menos dos horas) y después de haber realizado ejercicio o trabajo el animal no debe ingerir alimento en grano. Cuando se trate de ejemplares sometidos a frecuentes esfuerzos el suministro complementario de vitaminas y minerales debe ser una obligación. Y es que en el interior de un caballo Boulonnais conviven dos animales diferentes a la hora de digerir los alimentos y lo hacen de una manera muy diferente uno del otro. Hay que saber que la digestión de los granos se realiza en el estómago y la de los forrajes en el intestino delgado, donde intervienen las bacterias que actúan sobre las celulosas para poder digerirlos.
Si te ha resultado interesante nuestro artículo sobre los Boulonnais, quizás te interese conoces el resto de razas de caballos que tenemos en nuestro blog equino.
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