Coches de Series: Vehículos que han hecho historia en la televisión

Hacemos un repaso a los coches de series de televisión y (otros vehículos) que han marcado época y que se convirtieron por derecho propio en absolutos protagonistas e iconos de la caja catódica.

coches de series de televisión

Admitámoslo… nos vuelven locos las series. La llegada de las plataformas de visionado en streaming como Netflix o HBO a nuestro hogares ha revolucionado la forma de ver la televisión. ¿Y por qué? Porque podemos ver las series que nos encantan cuando nos dé la gana. Sin anuncios, sin cancelaciones de emisión, sin cambios de parrilla y cuantas veces nos dé la gana.

Pero, muchos años antes del internet de las cosas, las series ya formaban parte de nuestras vidas, antes incluso del mando a distancia, y muchas de ellas marcaron nuestra infancia y nuestra juventud.

Las series han sido plataforma de despegue y a la vez refugio acomodado de estrellas de Hollywood. Pero sobre todo han sido una fábrica de iconos de nuestra cultura popular. Y, entre ellos, han quedado marcados a fuego en nuestras retinas algunos de los coches que conducían los personajes de nuestras series de televisión favoritas.

Algunos modestos… otros, auténticos monumentos de cuatro ruedas. ¿Listos para el repaso? Pues ponemos el semáforo en verde y ¡comenzamos!

KITT, el coche fantástico

¿Quién no recuerda al inigualable K.I.T.T. (Knight Industries Two Thousand)? El coche que todos los niños y adolescentes soñábamos con conducir algún día. Más protagonista que el propio David Hasselhoff -y mucho más deseado, no nos engañemos-.

kitt el coche fantástico

Y es que ni uniendo a la amable asistente virtual de Apple (Siri) con el último Tesla deportivo tendríamos algo ni remotamente parecido al inteligentísimo, ocurrente y espectacular coche fantástico. Piloto automático, GPS, carrocería a prueba de misiles… y una maravillosa conversación. ¿Cómo no íbamos a flipar los niños de los 80 cuando nos imaginábamos al volante de KITT?

Como bien explicaba la que es sin duda una de las cabeceras más icónicas de la historia de la televisión (ese cielo morado, ese cochazo atravesando el desierto como un relámpago…), “El coche fantástico es una trepidante aventura de un hombre que no existe….¡en un mundo lleno de peligros!”:

Puede que sus 90 episodios pecasen en ocasiones de algo repetitivos, o incluso de excesivamente fantasiosos. Que sus tramas no fuesen las más enrevesadas del mundo, o que el peinado de Michael Knight desafiase a las leyes de la gravedad y la termodinámica. Pero nadie nos podrá quitar aquellos maravillosos ratos, acompañados de un vaso de tang y un bocadillo de Nocilla mientras veíamos esta icónica creación televisiva.

¿Creéis de verdad que habría tantos locos del motor en nuestros días sin esta serie?¿que si los kioscos siguen llenos de revistas de coches es por culpa de la saga ‘A todo gas’? No señores, mucho antes del óxido nitroso, los neones de discoteca y los colores chillones había un Pontiac Trans Am negro que desató la locura de millones de espectadores, grandes y pequeños a lo largo de todo el globo.

El Batmóvil de Adam West

A la misma bati-hora por el mismo bati-canal… así se despedía cada tarde (o mañana, según la reposición) nuestro amistoso Batman. Siempre acompañado de su ocurrente Robin, tras vivir increíbles aventuras contra los maleantes de Gotham (o “Ciudad Gótica”).

El dúo maravilla no sólo iba sobrado de valor -hay que tenerlo para vestir esas mallas y marcarse bailecitos y coreografías pugilísticas como las que ellos repetían en cada episodio-, también de inventos. No había problema cuya solución no entrase en los bolsillos del cinturón del hombre murciélago.

 Batmovil de 1966 ideado por George Barris para la serie de Adam West

Pero, sin ninguna duda, uno de los “juguetes” favoritos del justiciero enmascarado para la mayoría de niños que veían la serie era el batmóvil. Hoy en día estamos acostumbrados a ver superhéroes hasta en la sopa. Mutantes, extraterrestres, con armaduras, con naves imposibles,… Pero amigos, en aquellos maravillosos años 60, el coche del Batman protagonizado por Adam West era lo más rocambolesco y avanzado que había visto un niño sobre cuatro ruedas. Un descapotable con todo tipo de cachivaches ¡y que echaba fuego por el tubo de escape!

Puede que la serie, con su desenfadado tono y su limitado presupuesto para efectos “especiales” (impagables esas escenas escalando edificios), ya naciese con voluntad de ser autoparódica. Pero sin duda esa intención ha transgredido generaciones hasta erigirse como un auténtico icono de lo más kitsch de esa década. Y es que la serie se tomaba tan poco en serio a sí misma que es eso precisamente lo que la hace igual de disfrutable en nuestros días.

El batmóvil (batmobile en el inglés original y batimóvil para nuestros amigos del otro lado del charco) de esta divertida serie estaba inspirado en un concept car, el Lincoln Futura construido por Ford en el año 1954. Con una carrocería fabricada de forma artesanal en Turín (Italia) y basada en la forma de un rayo. Un diseño por aquel entonces futurista que fue mostrado en el ‘auto show’ de 1955.

batman serie de los 60 en el batimovil

Este transgresor diseño sería rescatado diez años después por George Barris, el customizador de coches más influyente de la historia (del que os hablaremos más adelante en detalle en otro artículo). Éste se basó en el Lincoln Futura y diseñó esta maravilla de la imaginería del motor. Un icono de las cuatro ruedas al que sólo igualaría en popularidad el diseñado para las películas de Tim Burton, varias décadas después.

La furgoneta del Equipo A

el equipo A

Lo sé… no es un coche. ¿Pero cómo vamos a dejar fuera de esta lista a la furgoneta del Equipo A? Aníbal, a quien le encantaba que los planes saliesen bien, recorrió todo EEUU como soldado de fortuna junto a su pelotón: el seductor Phoenix, el gruñón de M.A. y el loco Murdock. Un equipo infalible que repartía justicia cual Robin Hood modernos en esta maravilla automovilística de portón lateral deslizante, con su raya roja distintiva y su alerón desafiante. ¿Quién no soñó en los 80 con subirse a esta furgoneta GMC Vandura para repartir mamporros junto a M.A. Barracus?

Y lo más divertido de esta serie era que, aunque se disparasen cientos de balas y las explosiones y vueltas de campana de los malosos de turno se sucediesen una tras otra…nadie salía mal parado. Eran cosas de la televisión de los 80´s, donde la diversión sin miramientos y la violencia sin consecuencias graves eran la tónica habitual. No hay más que darse cuenta de que había muchos más muertos en la serie de la recatada Señorita Fletcher (con esa monumental Ángela Lansbury) que en este serial de mercenarios llegados del Vietnam.

Y sí, se trata de un artículo de coches…pero seguro que nos perdonáis. Porque hablar de la furgoneta del Equipo A es hablar de emoción sobre ruedas. Por algo era siempre la vía de escape del popular grupo de soldados de fortuna (no recibía ni un disparo pese a atravesar decenas de tiroteos) y la niña de los ojos del sargento Barracus, que se peleó una y cien veces con Murdock por conducirla.

Furgoneta del Equipo A Vandura GMC G-15 de 1983

Esta GMC G-Series (G-15) del año 1983 es, aún hoy, el sueño húmedo de muchos treintañeros y cuarentones. Y no por su motor y rendimiento, que en la vida real es más que discreto. Sino porque todos soñamos cuando éramos niños con recorrer el mundo repartiendo estopa a los malos y que los planes ¡siempre saliesen bien! Y no, ni la película de Liam Neeson ni la revisión de Chevrolet de nuestra querida furgoneta le hacen justicia…¡cómo añoramos los 80´s!

Los Ferrari de Corrupción en Miami

La historia de los coches de la serie que protagonizaban Don Johnson y Philip Michael Thomas es quizá una de las más curiosas de la historia de la pequeña pantalla. La serie, que comenzó su emisión en 1984 y continuó de forma ininterrumpida hasta 1990, estuvo envuelta en una curiosa polémica con Ferrari.

Pero vayamos por partes: Corrupción en Miami (Miami Vice en el original) es una serie sobre dos detectives del Departamento de Policía del condado de Miami-Dade que trabajan encubiertos para acabar con el crimen organizado y el tráfico en la ciudad costera.

Si por algo destacó esta serie es por su innovador lenguaje. Llevando una propuesta muy cinematográfica, nunca antes vista en la televisión, y que la convirtió de forma automática no sólo en un rompedor éxito en audiencias, sino en un icono de la TV de los años 80, cuya estética new wave y su distintiva música logró trascender mucho más allá de la pantalla. No en vano el papel del detective James “Sonny” Crockett catapultó a Don Johnson al estrellato internacional. Una fama que además le convirtió en uno de los hombres más deseados del globo y le sirvió como trampolín al cine. Además de reportarle varios premios a mejor actor –un Globo de Oro y un Emmy entre ellos-.

Miami Vice imagen de los protagonistas de Corrupcion en Miami con el distintivo Ferrari blanco cedido por el fabricante para la serie

Y ahor sí, vamos a hablar de lo que nos interesa: los coches de Corrupción en Miami. La serie comenzó con un Ferrari Daytona Spyder 365 GTS/4 negro de 1972 como coche del protagonista Sonny durante sus dos primeras temporadas. O, mejor dicho, eso es lo que nos hacía creer. En realidad se trataba de una reproducción. Era un Chevrolet Corvette C3 de 1980 modificado para la ocasión. ¿La razón? En sus inicios la serie no contaba con suficiente presupuesto para comprar un Ferrari.

Lo más llamativo es que el coche tuvo que desaparecer de la serie -atentos- ¡por una demanda de la propia Ferrari! La casa del Cavallino Rampante comenzó a demandar a las empresas que se dedicaban a hacer modificaciones de vehículos para hacerlos pasar por sus coches en la época en que se emitía la serie. Y el deportivo negro de nuestro protagonista, obra de Beryl McBurnie, no fue una excepción.

Pero aquí viene lo más curioso de cómo se desarrollaron los hechos. El rompedor éxito de la serie y la que es sin duda una de las más magistrales maniobras de marketing de Ferrari desembocaron en la mejor solución posible:  la casa italiana cedió dos de sus vehículos para que apareciesen en la serie, a cambio de que se eliminase el Daytona Spider falso (que de hecho explotaron por los aires en su última aparición en pantalla). Ni más ni menos que el Ferrari Testarossa de 1986. Con toda seguridad el coche más deseado de la segunda mitad de los 80. Un icono por sí mismo.

Ferrari Testarossa blanco de Corrupción en Miami (Miami Vice)

Este Ferrari Testarossa blanco, conducido por el protagonista, es el que la mayoría recordamos de la serie. Y es que fue incluso introducido en el opening de la serie. Además de por aparecer en la mayoría de pósters promocionales de la serie, con los que los jóvenes de aquella época decoraban sus cuartos y sus carpetas estudiantiles. Su color, acorde a la vestimenta de los protagonistas, y su rompedor diseño fueron sin lugar a dudas sus marcas distintivas. Y asociarlo a la imagen de la exitosa serie una de las mejores formas de promocionar este monumento de cuatro ruedas en aquella época.

El Ferrari de Magnum PI

Algo en lo que estaremos todos de acuerdo es que, si hay un actor que puso de moda el bigote ése es Tom Selleck. Con permiso de esos dos grandes del cine que fueron Clark Gable y Errol Flynn,  y del siempre divertido Burt Reynolds. El amigo Selleck rescató, ya en los 80´s, el  poblado mostacho como “look” seductor del hombre marcadamente fuerte y masculino. Y es que su personaje, el detective privado Magnum, fue un auténtico fenómeno en la época.

Este detective privado es casi un cliché en sí mismo, si lo revisitamos hoy día, pero un reflejo bastante fiel de lo que en aquella época querían “ellas“: un tipo duro y fuerte, pero a la vez encantador, apuesto, divertido y… sí, algo truhán.  Y también de lo que querían ser “ellos“: fuerte, independiente…y que se llevaba de calle a la mayoría de féminas.

Pero si había algo que los espectadores masculinos deseaban más que el innegable atractivo del protagonista era su coche: Un flamante Ferrari 308 GTS. Conocido a partir de la serie por muchos como “el coche de Magnum”. Lo más curioso es que no siempre se utilizó el mismo coche para la serie. Sino que fueron intercalando distintos modelos. Todos ellos, por cierto, adaptados para que el enorme Tom Selleck entrase en este reducido deportivo de fantasía. Coches que fueron subastados conforme dejaban de ser utilizados en la serie. Y aquí hacemos un apunte: fue la posibilidad de modificar el coche para Selleck lo que decantó la elección de este precioso Ferrari. Ya que en principio iban a usar un Porsche 928 para la serie. Pero la marca no aceptaba hacer modificaciones a sus vehículos.

También hay que señalar que, al contrario que los afortunados productores de Corrupción en Miami, los creadores de la serie pagaron de su bolsillo los Ferrari que conducía Selleck. Si bien podríamos decir que la serie de Magnum también fue un estupendo escaparate para el caballino rampante gracias a la friolera de sus 168 episodios y sus ocho años en antena (1980-1988), a los que habría que sumar las infinitas reposiciones.

Selleck, que rechazó hacer el papel de Indiana Jones porque le era incompatible con el rodaje de la serie (Quién le iba a decir  entonces a él o al propio Harrison Ford, en quien acabaría recayendo el papel, en el fenómeno en que se convertiría la película y sus continuaciones…), también condujo “falsos” Ferrari. O más bien lo hicieron sus dobles. Ya que, para las escenas peligrosas y de acción que se grababan para la serie, se modificaron varios Pontiac Fiero. Ya que el coste astronómico de los Ferrari 308 GTS no permitía arriesgarlos en el rodaje de este tipo de escenas, como es lógico. 

Y cerramos con un apunte sobre esto: precisamente el Pontiac Fiero se convertiría en un icono por sí mismo en otra serie de igual o superior éxito a Magnum, pero de muy diferente temática, la célebre Cómo conocí  a vuestra madreMarshall, amigo del protagonista (¿conoces a Ted?), tenía un antiguo Pontiac Fiero con la radio estropeada, en la que sólo podían escuchar -una y otra y otra vez- una única canción: la exitosa 500 miles del grupo The Proclaimers. Algo que provocaría no pocas situaciones cómicas que os recomiendo que comprobéis por vosotros mismos visionando la serie.

El General Lee de El sheriff chiflado

Seguimos viajando atrás en el tiempo, y esta vez lo hacemos hasta finales de los lejanos años 70. Y más concretamente al año 1979, cuando se estrenó una serie de estilo sureño por la que sus propios productores no daban un duro, pero que acabaría convirtiéndose en un gran éxito. Se trata de The Dukes of Hazzard. Sorprendentemente renombrada y estrenada en España como El sheriff chiflado.

Como decíamos, se trataba de un serial al más puro estilo sureño. Esto es, música country, chicas ligeras de ropa, coches, persecuciones y paletos, muchos paletos. Puede sonar peyorativo, pero nada más lejos. Los productores de televisión que la idearon lo hicieron pensando precisamente en los intereses y gustos de la población sureña de EEUU. Y ¡vaya si lo lograron! Si bien la primera temporada apenas contó con 9 episodios, ya que no confiaban en su viabilidad, la serie aguantó 7 temporadas (hasta 1985) y la nada desdeñable cifra de 145 episodios. Ahí es nada.

Bo y Luke Duke son dos jóvenes primos del condado de Hazzard, donde tratan de ganarse la vida con pequeños negocios como el whisky de contrabando, y con un auténtico imán para los problemas con las autoridades. Y más concretamente con el comisionado Boss Hog, -o el jefe Hog, como aquí lo conocimos- el corrupto mandamás del condado, acompañado por el incompetente sheriff del condado, el comisario Rosco, que además de su mano derecha y aliado era su cuñado.

El cóctel de personajes terminaba de aderezarse con el tío Jesse, antiguo contrabandista que se ocupa de la granja de los Duke y es el mentor y consejero de los dos jóvenes. Y, por último pero no menos importante, con la prima de los chicos, la bellísima, simpática y algo inocente Daisy. Encargada de poner el atractivo femenino a la serie.

los tres atractivos protagonistas de la serie El sheriff chiflado junto al General Lee

La suma de estos estereotipados personajes con unas tramas aún más simples donde todo acababa en espectaculares persecuciones se tradujo en un vapuleo absoluto por parte de la crítica pero también en un radical éxito de audiencia entre el público al que se dirigía. Uno de los sellos distintivos de la serie era que en todos los capítulos los coches de la policía acababan destrozados pero, sobre todo, la marca distintiva de la serie era el espectacular Dodge Charger, de 1969, con motor v8 426 “HEMI” y 335 CV color naranja que conducía este particular y atractivo dúo de jovencitos.

Coche muy distintivo no sólo por su color, sino también por su 01 serigrafiado en sus puertas soldadas, la bandera confederada en su techo… y sobre todo por su apodo: General Lee, que acompaña a la bandera. Como curiosidad hay que decir que el apodo del motor de este modelo de coche, “HEMI”, fue adoptado por el fabricante americano debido las cabezas hemisféricas de sus pistones.Precisamente el vehículo es casi el protagonista absoluto de la serie. Y es que casi un 80% de las tramas acababa con una persecución en la que el General Lee acababa dando saltos increíbles con el grito vaquero de ¡Yeeeeeha! de sus conductores como fondo. Si hoy en día nos solemos reír de las series alemanas y austriacas de policías porque todas acaban con persecuciones y choques de coches, lo cierto es que los Dukes de Hazzard, una serie de la América más profunda, es prácticamente la que popularizó este género televisivo de persecuciones.

Puede que aquí y en muchos otros países la serie esté casi olvidada, pero el General Lee, que debe su nombre precisamente a Robert E. Lee (general del ejército Confederado durante la Guerra Civil de Estados Unidos), sigue hoy siendo un icono absoluto y reverenciado en el sur de EEUU. Donde no es raro ver cantidad de vehículos que imitan su particular decoración -sí, incluido ese naranja tan discreto- e incluso existe un museo sobre la serie.

Serie que, por cierto, fue tocada de muerte cuando cambiaron a los dos protagonistas por desavenencias económicas con los actores. No remontando en audiencia, aunque luego ambos volvieron. Y que muchos años después, en el 2005, contó con un remake en forma de película, protagonizado por Sean William Scott (American Pie), Johnny Knoxville (Jackass) y la cantante Jessica Simpson. Además de contar también con una serie de dibujos en los 80, que duró sólo 20 episodios, pero en la que la voz era puesta por los actores originales.

Gran Torino, el célebre Ford que conducían Starsky y Hutch

Sí, puede que ahora casi todos recordemos el Ford Gran Torino por la excelente película dirigida y protagonizada por el inimitable Clint Eastwood, y a la que además daba nombre. Pero muchos años antes, allá por los 70´s, hubo dos audaces detectives de paisano que impartían justicia en las calles del distrito californiano de Bay City, subidos a su distintivo “Gran Tomate Rojo”: un Ford Gran Torino de dos puertas, con lujosas llantas de 15 pulgadas, grandes neumáticos en el eje trasero, una llamativa amortiguación hidráulica. Todo ello rematado con su chillón color rojo y una raya blanca que lo atravesaba que lo hacía inconfundible.

Tal fue el éxito del coche y de las modificaciones que incluía por indicaciones de los productores de la serie, que la propia Ford, que había cedido el vehículo para su uso en televisión, tuvo que acabar lanzando al mercado una versión réplica para todos los fanáticos de la serie. Esta ficción televisiva, de cuatro temporadas y 95 episodios, emitidos por primera vez entre 1975 y 1979, es quizá una de las primeras en las que el vehículo es casi un personaje más.

Como en el caso de los Dukes de Hazzard, con quien la serie también compartió director (que trabajó antes en Starsky y Hutch, claro está), el coche era uno de los principales atractivos y la herramienta principal de los protagonistas. En este caso, para llevar a cabo sus misiones de incógnito, sus patrullas rutinarias, labores de vigilancia,… pero sobre todo para ¡las persecuciones! No hablemos ya cuando se desplazaban a otras ciudades en busca de los malosos de turno. Incluida la espectacular San Francisco, y que tan buenas escenas de persecución motorizada había ofrecido ya en la película Bullit, protagonizada por Steve McQueen.

Starsky y Hutch junto al Ford Gran Torino con el que perseguían a los criminales por las calles de Bay City

El ya mítico Gran Torino se fabricó entre los años 1968 y 1976, montando un motor con potencias que variaban entre los 302 y los 427 caballos de potencia. Una bestia sobre ruedas que además contaba con un aspecto y un estilo diferenciales que conquistó a montones de entusiastas del motor. Lo que a día de hoy lo convierte en uno de los vehículos de cuatro ruedas más preciados por los coleccionistas, muchos de ellos influenciados en gran parte por el éxito del que disfrutó la serie durante sus repetidas emisiones en las televisiones de todo el mundo.

Serie que, como muchas las de esta lista, viviría un remake en las salas de cine, en este caso en el año 2004, protagonizado por Owen Wilson y Ben Stiller, quienes sustituían a los actores Paul Michael Glaser y  David Soul en los papeles del robusto David Starsky y el elegante e inteligente Kenneth “Hutch” Hutchinson. Y, sobre esto, un apunte curioso: los actores originales hacen una aparición estelar -un cameo, para que nos entendamos- en la película, en una escena hacia el final del largometraje, en la que precisamente hacen entrega del Gran Torino a los nuevos Starsky y Hutch.

El coche de Mr. Bean, un Mini clásico

¿Y qué podemos decir a estas alturas del inolvidable personaje creado e interpretado por Rowan Atkinson? Mr.Bean es sin lugar a dudas una de las series de televisión cómicas más célebres de la historia de la tele. Con un sentido del humor tan universal que traspasó todas las fronteras, geográficas y de edad, llevándolo a convertirse en un fenómeno de masas. Con sólo 15 episodios grabados para televisión, pero repletos de gags hilarantes e inolvidables, esta serie de 1990 es aún hoy tan fresca y divertida como en su estreno.

El personaje encarnado por Atkinson es casi un niño grande, un extraño y estrambótico personaje que apenas media palabra pero de gran expresividad gracias a las dotes mímicas e interpretativas del actor. Algo mezquino, pero a la vez inocente y lleno de ocurrencias absurdas, Mr.Bean se ve siempre envuelto en todo tipo de situaciones estrambóticas, casi siempre causadas por sus propias excentricidades. Y es ahí donde radica gran parte de su encanto, en la representación de la vida cotidiana, pero a través de los ojos y vivencias de un personaje insólito.

Y junto a su inolvidable traje, su atolondrado caminar y su gesto algo airado, otro de los puntos que acompañan a este icono televisivo es su coche: un antiguo Mini del año 1974 con un distintivo color verde y negro. Aunque hay que apuntar que Mr.Bean no siempre lució este mismo coche. En el primer episodio de la serie aparece al volante de Mini color rojo anaranjado. Que luego sería sustituido por el modelo definitivo, color verde lima y con el capó en negro.

Y si decimos que es una seña de identidad del personaje es precisamente porque algunos de los gags más divertidos del personaje contaban con el Mini de Mr.Bean como parte de la acción cómica. Le hemos visto conducir de forma temeraria, intentar escaparse de un parking sin pagar, vestirse y asearse en él sin dejar de conducir para no llegar tarde al dentista, o incluso conducirlo desde un sofá situado en su techo para realizar una mudanza. Sin olvidar su infalible sistema antirrobo: llevarse el volante con él…. Además de sus múltiples “enfrentamientos” contra un Reliant Regal Supervan III de tres ruedas color azul cielo, un coche de escaso tamaño que siempre sufría la conducción abusiva (y abusona) de Mr.Bean. Casi podríamos decir que era su “archienemigo” en la carretera.

Citroën DS de El Mentalista

El Citroën DS de la serie El Mentalista es sin duda alguna uno de los vehículos más llamativos vistos en una serie de televisión de los últimos años. Este precioso modelo de la marca francesa fue incluso galardonado con el premio al “Coche más bello de todos los tiempos”. Así lo rubricó el jurado reunido por la revista británica Classic & Sport Car, formado por los 20 mayores diseñadores de automóviles del planeta. En un certamen en el que superó a modelos de coches tan hermosos como Jaguar XK 120, el Aston Martin DB9 o el mítico Ferrari Dino. Además, la Automobile Magazine lo nombró en 2005 como el 5º coche más “cool” de la historia de la automoción.

citroen ds el tiburón en imagen promocional de El Mentalista

Si por algo llama la atención este vehículo es por su poderoso diseño y apariencia. Así lo hizo cuando fue fabricado por primera vez en el año 1955, presentándose en el Salón del Automóvil de París, y durante los 20 años siguientes, durante los que continuó fabricándose en las cadenas de montaje del fabricante francés Citroën. De hecho cuando fue presentado desató una auténtica fiebre, debido a su más que llamativa apariencia y a su novedosa ingeniería, que lograba exprimir al máximo el rendimiento de unos motores relativamente modestos. Llegando incluso a ganar el Rally de Montecarlo en sus ediciones de 1959 y 1966.

También apodado como el Citroën Tiburón o el Citroën Sapo, debido a su peculiar apariencia, hoy es considerado uno de los clásicos del motor más bellos y buscados por los coleccionistas de este sector. A su originalísimo diseño le acompañó todo el potencial promocional de la marca francesa, que lo lanzó al mercado en sus diferentes versiones siempre apoyado por campañas de publicidad también muy rompedoras y siempre en consonancia con la idea de transmitir la elegancia e innovación que hacían distintivo al Citroën DS que, allá por 2008, aparecería por primera vez en El Mentalista.

La serie de televisión de la CBS, que alcanzaría los 151 episodios en siete temporadas, ha sido una de las ficciones policiacas de mayor éxito en los últimos años. Gran parte del peso de la trama residía en su personaje principal, Patrick Jane. Un “mentalista” que actuaba como asesor de la Brigada de Investigación Criminal que dirige la policía Teresa Lisbon, en su intento de atrapar a “John El Rojo”, el asesino en serie que acabó con su familia. Sin duda podríamos decir que el propio Critroën DS era una marca distintiva del personaje. Ambos destacan por su peculiaridad y encanto, así como en cierto modo por su belleza estética. De ahí que, pese a que se trate de un coche que llame la atención -especialmente en EEUU, donde es una auténtica rareza-, no extrañase a nadie que fuese el coche del protagonista.  En este caso, el vehículo que aparecía en la serie era el modelo de 1971, un auténtico clásico que además estaba en perfectas condiciones.

El Porsche hecho polvo de Hank Moody en Californication

Y llegamos a otra serie de los años 2.000. Concretamente 2.007 era el año en que se estrenaba Californication. Una atípica serie de televisión llena de humor, desamor y dramas familiares en la desenfrenada Hollywood, donde un escritor independiente que alcanzó la fama con su primera novela vive una especie de caída a los infiernos por su bloqueo creativo y su incapacidad para comprometerse y comportarse como un adulto, habiendo perdido la confianza de su mujer y de su hija.

Como decíamos, la serie destaca ante todo por su humor y por las situaciones hilarantes que vive el protagonista, Hank Moody -interpretado por David Duchovny-, acompañado de su agente Charlie y del sinfín de personalidades estrambóticas que pueblan la ciudad de las estrellas. Ofreciendo un visión muy disparatada de la vida de actores, escritores y directores en Los Ángeles. Algo que además se acentúa gracias al punto de vista del propio protagonista, que vive como una estrella del rock en horas bajas, encadenando borracheras y relaciones de una noche con infinidad de mujeres de toda edad y estrato social. Siendo quizá este último punto, el de las relaciones sexuales abiertas, uno de los más polémicos y llamativos de la serie.

Pese a su en principio infame y ególatra comportamiento, Moody es una auténtico romántico. Y lo que parece una película de amor y sexo desenfrenado se convierte, poco a poco, en una especie de oda al amor verdadero y al apego a la familia. La serie combina el sentido del humor y las excentricidades de los personajes con momentos inspiradores y tiernos, construyendo de forma natural la evolución de un personaje que va madurando poco a poco gracias a su entorno y su experiencia.

 El coche que conduce Duchovny en Californication es nada más y nada menos que el Porsche 911 en su versión descapotable, color negro. Una auténtica preciosidad de cuatro ruedas que, desde que fuese sacado a la venta por la marca alemana en el lejano año 1964, ha sido el sueño húmedo de generaciones y generaciones de aficionados al motor. Su potencia y su diseño son, sin lugar a dudas, la marca distintiva del fabricante de este coche deportivo que se encuentra en todas las listas de coches más deseados y laureados. Llevar un Porsche 911 es casi una declaración de intenciones. Y, en el caso del personaje de la serie, ayuda a retratar al personaje.

Porsche 911 descapotable que conduce Duchovny como Hank Moody en la serie Californication

En la serie observamos cómo el coche, y su estado, guarda un cierto paralelismo con el personaje que lo conduce. Moody es exitoso, guapo y lleno de potencial. Al igual que el coche. Pero, del mismo modo, cuando el personaje está tocado -su mujer lo abandona y él es incapaz de avanzar ni de escribir una línea con sentido- el coche muestra también esos golpes. Con su faro roto, lleno de polvo y descuidado. El coche refleja cómo se encuentra Moody. Quien, tras un aspecto atractivo, se ha visto golpeado por sus propios actos -los que le llevan a tocar fondo y a lanzarse al alcohol y las drogas-, y luce un aspecto también desaliñado y descuidado. El mismo que le brinda a su coche. Que durante algunas tramas será lo único que le quede.

Caravana de Breaking Bad

autocaravana de BREAKING BAD con Walter White alias Heisenberg y Jesse Pinkman

Y acabamos nuestro artículo con una de las obras que han desatado esa fiebre por las series que nos ha contagiado a todos. Breaking Bad es una serie de auténtico culto, una ficción que logró no sólo el aplauso continuado de la crítica a lo largo de sus 5 temporadas y 62 episodios, sino que arrastró a toda una legión de fans que aún hoy hacen mucho ruido. La historia de cómo Walter White, un inocente profesor de química de instituto, con baja autoestima y diagnosticado de cáncer terminal, acaba convirtiéndose en un peligroso fabricante de metanfetamina que rompe todos los esquemas.

De ser temeroso y asustadizo, e iniciarse en la fabricación de drogas para ayudar a su familia, a convertirse en un siniestro personaje, capaz de decir algo como: “I’m not in danger. I am the danger” (No estoy en peligro. Yo soy el peligro). Un ser capaz de todo para lograr sus objetivos, protagonizado por un monumental Brian Cranston, que gracias a este papel se convirtió en uno de los actores más respetados de la televisión, tras un pasado marcado por la comedia en “Malcolm in the middle”

Sin lugar a dudas, el de Walter White es un auténtico viaje. El asombroso viaje que hace evolucionar a una persona y la acaba convirtiendo en otra totalmente diferente. Y en este viaje hay un vehículo que no sólo le transporta, sino que además es el lugar donde comienza su transformación. Y no es otro que la autocaravana Fleetwood Bounder. En cuyas entrañas comienza su andadura como fabricante de drogas.

Esta caravana es casi un protagonista más de la serie, y un icono de la misma, claramente reconocible para cualquier seguidor de Breaking Bad.  Apodada en ocasiones como “El barco de cristal” por su otro compañero de viaje, Jesse Pinkman (interpretado por Aaron Paul), el vehículo, que se sigue fabricando en la actualidad en Estados Unidos, tiene un precio de venta que parte de los 100.000 dólares. No apto para bolsillos modestos. Aunque lo cierto es que la que compra Pinkman en la serie es una autocaravana hecha polvo, por poco dinero, después de haberse gastado gran parte de lo que le había dado White en lo que no debía.

caravana de breaking bad

No os vamos a contar cómo acaba la caravana, pero os animamos a que veáis la serie y lo comprobéis por vosotros mismos…

¿Te ha parecido interesante el artículo? Se han quedado fuera otros coches legendarios de televisión, como el descapotable del Superagente 86el todoterreno de McGyverel cadillac de Tony Soprano, la furgoneta de Dharma en Perdidosy un largo etcétera… Por eso te animamos a que nos cuentes cuál es tu coche o vehículo favorito de serie. O cuál te marcó a ti y crees que deberíamos incluir en esta lista. Así que no te olvides de participar en los comentarios.

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Marketing Digital, Publicidad y Comunicación Corporativa en TERRÁNEA

Jorge Monroy Criado

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6 comentarios

  1. Excelente repaso a la historia de la tele, a la lista añadiría otra furgoneta: la de Ironside.

  2. ¡Pero qué bonito es el Gran Torino! Mi favorito sin ninguna duda. Y eso que el Citröen de El Mentalista es una pasada también. Muy divertido el post.

  3. Faltan los autos de la serie 2 AUDACES..Roger Moore y Tony Curtis..

  4. El Gran Torino de Starsky y Hutch ahora ha reaparecido en la serie The Good Doctor

  5. Estupendo artículo con los mejores coches de las series que más nos han marcado.
    ¡No sé con cuál quedarme! Aunque mis favoritos… la caravana de Heisenberg,el batmóvil de West, la furgo del Equipo A…. y por supuesto el mini de Mr Bean!!

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