Preparar una autocaravana o camper para el invierno: 3 consejos a seguir

Con la llegada del invierno hay usuarios que deciden poner fuera de servicio su vehículo de ocio hasta la llegada del buen tiempo, peso a que tanto las autocaravanas como los camper, son vehículo que han sido diseñados para seguir prestando servicio en condiciones climatológicas adversas.

Estos son algunas de las precauciones que debes tomar para que todos los elementos técnicos que componen tu vehículo, así como el mobiliario y las conducciones de agua y electricidad, “resuciten” después de tres o cuatro meses sin actividad.

Aunque lo ideal es que podamos dejar el vehículo bajo techado, si esto no es posible, debemos proteger la carrocería de los efectos del agua y especialmente del deterioro que esta producirá si llega a congelarse en aquellas zonas en las que son frecuentes las heladas.

 Para ello comenzaremos por lavar meticulosamente la carrocería y ya de paso retirar aquellas incrustaciones de color negro que suelen aparecer en las uniones y juntas por en algunos casos al aflorar los excesos en los pegamentos empleados.

1. Proteger al exterior

A continuación aplicaremos una capa de cera para que sirva como repelente para el agua. Si el vehículo queda aparcado a la intemperie, procuraremos que tenga una ligera inclinación para favorecer la evacuación del agua y que esta se quede depositada sobre el techo.

También protegeremos las gomas del limpiaparabrisas con alguna funda o directamente desmontaremos las escobillas para evitar que se cuarteen, a la vez que engrasamos todas las cerraduras exteriores a poder ser con un aceite específico o bien con uno con base de silicona, que tiene la ventaja de que no dejan residuos.

Este lubricante también nos servirá para hidratar todas las gomas que ajustan las ventanas y las claraboyas del techo.

Importante vaciar todos los depósitos de agua, tanto los de limpia, como el de grises, que dejaremos con el grifo o la guillotina de cierre ligeramente abierta.

Esta misma operación la realizaremos con el resto de los circuitos de agua, incluido el del boiler y el de la calefacción si es independiente, para evitar roturas por dilatación producidas por una helada.

2. Ojo con las heladas

En aquellas zonas en las que la bajada de temperatura sea frecuente, tampoco está demás proteger aquellos los grifos que tienen articulaciones, como suele ser el caso del de la cocina, mediante algún elemento aislante, que puede ser una prenda pequeña de abrigo inservible. Esto los protegerá una posible congelación de los restos de agua que puedan haber quedado en las juntas y que se romperán con facilidad si intentamos moverlo cuando está rígido.

 Daremos un repaso general a la limpieza, especialmente a la nevera, que se quedará con la puerta ligeramente entreabierta para que tenga ventilación. El mismo tratamiento dispensaremos a los armarios, retirando todo aquellos alimentos que pueden corromperse debido a la humedad del ambiente.

Para evitar los efectos de esta, debemos colocar algún recipiente con algún producto absorbente de los que se ofrecen en el mercado o como remedio casero unos platos con unos montoncillos de arroz.

Esto también ayudará a mantener un correcto grado de humedad en la madera del interior y en las tapicerías y las cortinas.

Respecto al sistema eléctrico, lo ideal será proceder a cargar las baterías y después desconectarlas de la instalación sin o vamos a acceder al vehículo en un tiempo prolongado. Una solución puede ser retirar los fusibles de salida de cada una de ellas para aislarlas, evitando de esta manera las pérdidas de energía que se producen por el consumo de algún elemento que no esté integrado en el interruptor general del vehículo, que también desconectaremos.

3. Baterías en buen estado

El mismo tratamiento aplicaremos a la batería de arranque del motor, siempre que ello no provoque la desprogramación de alguno de los elementos electrónicos que llevan ahora los modelos modernos. En este caso la solución será arrancar el motor cada 15 o 20 días o si disponemos de una toma de corriente doméstica, conectar manualmente o mediante un programador el vehículo a la red. Si optamos por esta solución, tampoco necesitaremos aislar las baterías auxiliares, que se cargarán de manera simultánea.

Aunque el circuito de gas no precisa un cuidado especial, si debemos proteger el regulador de la botella para evitar que una helada averíe los elementos internos y lo deje fuera de servicio. Lo ideal será recubrirlo con alguna prenda de abrigo, cerrar también todas las llaves de paso y si es posible, quitar las botellas de su alojamiento para restar peso al vehículo.

Respecto al depósito de combustible, lo ideal en aquellos vehículos que todavía llevan uno metálico, generalmente antiguos, pues los modernos ya montan tanques de plástico, será llenarlo hasta arriba para evitar el efecto de la corrosión.

En él caso de los otros líquidos del compartimento del motor, como el del limpiaparabrisas, bastará con que añadir un chorrito de alcohol o de alguno de los productos limpiadores para que no se congele. En el caso del anticongelante del motor, en aquellas zonas de frío muy extremo bastará con que reforcemos su eficacia añadiendo alguno concentrado.

Los neumáticos son otro de los elementos a tener en cuenta y para evitar que se deformen al mantener la misma posición durante mucho tiempo, si es posible levantaremos el vehículo mediante unos soportes y lo dejaremos con las ruedas suspendidas.

Esta misma solución también nos permitirá descargar a la suspensión del esfuerzo de soportar el peso del vehículo de manera permanente. Esto alargará la vida de las ballestas y del resto de los elementos elásticos que la integran.

Otra consideración a tener en cuenta en aquellos lugares donde las temperatura alcanzan valores extremos a la baja y siempre que lo permita la inclinación del lugar donde nuestro vehículo permanecerá durante este tiempo será la de dejar el freno de mano quitado. Para hacerlo con seguridad, previamente debemos calzar adecuadamente todas las ruedas y engranar la marcha que corresponda al contrario de la inclinación del terreno, ya sea la primera o la marcha atrás.

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