El calor ya está aquí y con él, el consumo de aire acondicionado se dispara para sobrellevar el clima veraniego. Para conseguirlo sin que nos entren otros ‘calores’ al ver facturas, te damos todas las claves.

Es la gran pregunta que muchos nos hacemos en estas fechas. El verano ha decidido – como casi siempre – entrar por la puerta grande en la mayor parte de nuestro país y las elevadas temperaturas nos obligan a actuar en consecuencia para soportarlas en nuestro día a día.
Si bien es cierto que no es la única medida y que siempre podemos optar por otras vías de consumo, como los ricos helados, la insuficiente sombra, el ventilador de la tienda más cercana o la incansable botella de agua congelada, experta en ser compañera de viaje a todos aquellos lugares a los que vamos. Pero debemos reconocer que no podemos evitar echar mano del aire acondicionado en nuestros hogares.
Lo gracioso es que, cuando llega esta época, muchos pensamos que al disfrutar de mayor cantidad de horas de luz nos será más sencillo reducir nuestro consumo de electricidad, algo que no termina de cumplirse debido al uso inadecuado o ineficiente del aire acondicionado, que además puede acarrearnos resfriados u otros problemas de salud.
Según los resultados del último informe de Fintonic, los españoles gastamos una cifra cercana a los 100 euros de media el pasado verano en los suministros del hogar como agua, gas o electricidad. Debemos dejar claro que no estamos queriendo decir que cuando los termómetros superen los 30 grados, debemos aguantarnos cual calamar y no activar el aire acondicionado. Al contrario. Se trata de una herramienta para disfrutar y evitar consecuencias negativas del calor a través de la tecnología.
Es evidente que un acorde empleo de éste reduciría nuestras facturas y evitaría la aparición de otros ‘calores’, de tipo económico, y más sofocantes si cabe.
Para ello, te ofrecemos todas las claves para que este verano puedas usar el aire acondicionado y reducir tu consumo para que ni tú ni tu cartera sufráis ‘quemaduras’ nada agradables. Sigue leyendo y las conocerás:
1. Hazte con un equipo de garantías adaptado a tu hogar
Los electrodomésticos cuentan con una etiqueta identificadora a la que es conveniente prestar atención para conocer el grado de eficiencia que tiene. La letra A, el signo “+” y el color verde indicarán que contamos con un equipo de garantías energéticamente.
Hay que tener claro que adquirir el aparato más potente o el más barato no se traduce en ahorro. Es más sencillo de lo que se cree. Lo principal es poner atención a la etiqueta enérgica para evitar emplear un equipo que consuma mayor cantidad de electricidad para el mismo nivel de prestación.

Un modelo con termostato y lectura numérica es el ideal, ya que hay que recordar que IDAE asegura que cada grado de diferencia supondrá un 8% de energía más de consumo, y puede llegar a permitirnos ahorrar hasta un 60% más que uno más convencional.
2. Elige la temperatura media más acorde
Regular la temperatura de forma efectiva resulta vital. Se debe marcar una temperatura media que debe rondar entre los 24 ó 26 grados, según fuentes como el Ministerio de Industria o el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE).
Muchos optan por poner temperaturas más bajas y eso provoca un aumento del consumo eléctrico. La diferencia máxima entre el clima del exterior y del interior debe rondar los 12 grados. Instalar el modo Eco permitirá ahorrar energía sin que el equipo deje de ser eficiente, lo que disminuye el consumo un 30%.
Cuando enciendas el equipo, no servirá de nada que pongas una temperatura muy inferior a la media, ya que aunque creas que lo necesites por unos minutos, no lograrás enfriar más rápido la casa y además se disparará el consumo.
3. Coloca el aparato de aire acondicionado en la ubicación ideal
La importancia de elegir correctamente el equipo se relaciona con la de analizar adecuadamente los factores de nuestro hogar. Es recomendable instalar el aparato lo más alejado del sol que sea posible, tanto para no dañar el sistema como para que su funcionamiento no registre daños. Recuerda considerar el clima de la ciudad en la que vives, las dimensiones y orientación de tu casa y las personas que habitáis en ella. Todo influye.

Evita colocarlo en zonas con corrientes o cercanas a puertas donde pueda correr el aire externo, ya que necesitan ventilación. Aleja el aparato de fuentes de calor, como hornos, bombillas o televisores, que al igual que las corrientes desvirtuarán la medición de temperatura.
Contar con más de un equipo con aire acondicionado dependerá del tamaño y de los metros cuadrados con los que la casa cuente. A mayor número de aparatos, se tendrá un mejor control de la temperatura siempre y cuando se haga un uso efectivo de ellos, lo que afectará de igual forma al consumo. No es lo mismo refrigerar un espacio pequeño que una habitación donde da el sol de lleno. Para cada caso podrás elegir el equipo según te convenga para lograr una mayor eficiencia.
4. Prepara a conciencia tu hogar y sigue los hábitos adecuados
Aunque suene raro, si aíslas de forma correcta tu casa puedes lograr mantener la temperatura interior una vez que el aire acondicionado lleve ya unos minutos enfriando el lugar.
Una vez que llegue la noche, lo más recomendable es abrir ventanas para que entre el aire una vez que ya no haya sol, mientras que por la mañana, cuando ya haya amanecido, conviene bajar las persianas para evitar que se caliente la casa.

Ventilar la casa tanto por la noche como por la mañana alrededor de diez minutos te ayudará a refrescar el ambiente, al igual que mantener la penumbra durante las horas de más calor, como al mediodía o las primeras horas posteriores al almuerzo.
Siempre que el aire acondicionado se encuentre conectado, ten cerradas todas las puertas y ventanas. Cualquier posible salida al exterior evitará que se alcance la temperatura deseada. Cuando vayas a salir a la calle, apaga el aire un rato antes para evitar consumir en balde.
5. Cuida y usa con criterio el aparato de aire acondicionado
Mantener limpio y en buen estado el equipo es fundamental para conseguir un funcionamiento idóneo. Es obligatorio dedicar tiempo a la limpieza de éste (explicada habitualmente en su manual), ya que si los filtros de aire se encuentran sucios, obligarán al aparato a consumir mayor cantidad de energía de la habitual para así poder refrigerar.
Si el frío que desprende el aparato no se corresponde a la temperatura que hemos marcado, puede que el problema esté relacionado con el fluido refrigerante. Si éste fuera el caso, debemos llamar a un técnico para que se encargue de restablecer el funcionamiento adecuado (recuerda que hay seguros de hogar que cubren este tipo de averías o mantenimientos).
6. Ten presente otras posibilidades para hacer frente al calor
Siempre hay otras opciones, incluso más económicas, a las que agarrarse para actuar contra el calor.
Si no dispones en casa de aire acondicionado, puedes optar por ventilar en las horas más frescas del día y echar mano de toldos, persianas y abanicos en las que el sol hace de las suyas con más fuerza. Precisamente en esas horas es donde no debemos usar los electrodomésticos que producen más calor, como la plancha, el tostador o el horno.
Y aunque te parezca mentira, no es mal sustituto del aparato acondicionador el típico ventilador, ya sea de techo, pared o portátil. Más asequible económicamente y con el que puedes ahorrar un porcentaje bastante curioso en consumo eléctrico.
Y quien dice ventilador, dice también aquella ‘mini-piscina’ – que sabes que es sólo apta para ti – en la que relajarte como nadie.

Este verano, recuerda que tienes diferentes posibilidades para combatir el calor, y para cuando la playa o la piscina te queden lejos, ten presente que si optas por el aire acondicionado en casa puedes seguir estas instrucciones – y si tú empleas alguna más, nos encantaría saberla – para ahorrar energía y evitar que se dispare tu economía de manera innecesaria.

Periodista | Comunicación corporativa y Marketing Digital en TERRÁNEA
No sabía que la instalación también marcaba una diferencia en la factura y que podría ser un método de ahorro. Muy interesante
Buen artículo para prepararnos de cara al verano.
Los inviernos son cada vez menos fríos y los veranos más calurosos, por lo que para poder soportar las altas temperaturas, un aire acondicionado se convierte en nuestro mejor aliado.