La displasia de cadera es una enfermedad común en los perros, especialmente en las razas más grandes. Hemos reunido 10 datos sobre esta afección que deberías conocer si tienes mascota…
Muchos dueños de perros no se dan cuenta de que los perros pueden desarrollar trastornos musculoesqueléticos, al igual que nosotros. La displasia de cadera, un mal funcionamiento en la articulación de la cadera, es la afección de este tipo más común en los perros. El riesgo de esta afección está determinado por diversos factores genéticos y ambientales y parece afectar a algunas razas más que a otras.
Para darte una idea clara sobre esta enfermad, aquí tienes 10 datos clave sobre ella y sobre cómo puede afectar a tu amigo de cuatro patas…
Qué es la displasia de cadera
La displasia de cadera es una afección ósea hereditaria, que se transmite de padres a hijos. Esta enfermedad afecta la articulación de la cadera producida por una malformación de la articulación coxofemoral (la unión de la pelvis con la cabeza femoral). Es decir, el punto en que la pata trasera se conecta al cuerpo. La cabeza del fémur tiene la forma de una bola que encaja en la cavidad de la articulación de la cadera, ubicada en la pelvis.
En un perro sano, la bola y la cavidad tienen una forma perfecta para que coincidan entre sí y un ligamento fuerte mantiene los dos huesos juntos. Sin embargo, en casos de displasia de cadera, la articulación puede estar anormalmente estructurada y / o los músculos y ligamentos pueden estar subdesarrollados. Esto hace que los dos huesos pierdan contacto y se separen en un proceso denominado subluxación. En esencia, la cabeza del fémur no descansa correctamente dentro de la cavidad de la cadera y, en algunos casos, puede sobresalir.
Es más común en razas grandes
Aunque la displasia de cadera no parece afectar a un género más que al otro, es más común en razas grandes y gigantes que en perros más pequeños. Y el riesgo es aún mayor para los cachorros de razas grandes y gigantes que crecen demasiado rápido: el crecimiento rápido puede ejercer una tensión excesiva en los huesos y en las articulaciones, lo que aumenta el riesgo de que el animal tenga problemas de cadera en la edad adulta.
Ciertas razas tienen una predisposición genética
Como decíamos, las razas grandes y gigantes tienen más probabilidades de desarrollar displasia de cadera que las razas más pequeñas, pero también hay razas específicas que tienen una mayor tasa de esta herencia genética: el Gran Danés, el Pastor Alemán, el San Bernardo, y los Golden y Labrador Retrievers.
Se presenta mientras el perro aún es joven
Es común que la displasia de cadera en perros tenga un comienzo temprano en el animal: generalmente comienza durante la fase de crecimiento, entre los 6 y los 18 meses. Aunque casos de inicio más tardío, principalmente cuando se desarrolla displasia de cadera debido a la osteoartritis (una forma de artritis o inflamación articular caracterizada por el deterioro de la articulación).
Los cachorros con displasia no muestran dolor
La displasia de cadera a menudo hace que la cabeza femoral (la cabeza del fémur) se salga de su lugar en la articulación de la cadera. La mayoría de los perros únicamente experimentan dolor cuando el hueso está realmente fuera de lugar, por lo que es raro que los cachorros se quejen o lloren de dolor con esta afección.
La comida de tu perro influye
Las investigaciones de los últimos años han logrado descubrir que existe un vínculo entre el consumo excesivo de proteínas y calcio y la displasia de cadera. La comida comercial para perros, en ocasiones, puede provocar que las razas grandes y gigantes crezcan demasiado rápido, lo que los predispone a problemas esqueléticos como la displasia de cadera. Por eso es importante comprar alimentos para perros específicos para cada raza y edad.
Se diagnostica con radiografías y examen físico
A veces, diagnosticar la displasia de cadera puede ser complicado porque los perros pueden no presentar síntomas, excepto cuando el hueso está realmente fuera de su lugar y provoca dolor. Con el tiempo, sin embargo, la luxación repetida puede provocar inflamación y artritis en la articulación. El diagnóstico generalmente comienza con un examen físico, una revisión de los síntomas del animal, y radiografías para confirmar que, efectivamente, se ha producido el daño articular.
Nadar es bueno para combatirla
Si se da el caso de que tu mascota no necesita cirugía pero sufre displasia, existen diferentes ejercicios y terapias que pueden potenciar su recuperación, frenando el agravamiento de esta enfermedad degenerativa. Entre ellos destaca la natación, que no sólo les ayuda a fortalecer la musculatura de la articulación, sino que además está recomendada por su bajo impacto, no dañando ni produciendo dolor al animal al practicarla durante la rehabilitación.
Los perros mayores pueden mostrar debilidad en las patas traseras
En los casos en que la displasia de cadera no se presenta cuando el perro es joven, puede progresar a una osteoartritis (una alteración articular que se caracteriza por la destrucción del cartílago articular, esclerosis ósea subcondral y producción de osteofitos marginales) que luego puede producir síntomas como debilidad en la parte posterior. Esto es particularmente común en perros con sobrepeso u obesidad.
Cuando no requiere cirugía, puede tratarse de forma ambulatoria
Si tu perro requerirá o no cirugía dependerá de su edad, tamaño y el avance de la enfermedad. En caso de requerir cirugía (o que el veterinario no la recomiende por otra circunstancia), la fisioterapia ambulatoria puede ayudar a mejorar el uso de la articulación por parte de tu perro, ayudándole a disminuir la rigidez de la cadera y a mantener la fuerza muscular.
Si sospechas que tu amigo de cuatro patas podría sufrir displasia de cadera debes comunicárselo inmediatamente a tu veterinario, para que le realice las pruebas necesarias cuanto antes y busque la mejor manera de ayudar a tu perro a combatirla en caso de sufrirla.
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