El “Doomscrolling” es un consumo excesivo de información negativa que acaba por convertirse en un problema psicológico. En estos momentos de crisis sanitaria por la pandemia la abundancia de malas noticias y mensajes negativos en medios de comunicación y en redes sociales, provocan que algunas personas poco a poco entren en un mundo de apatía y depresión del que cuesta salir si no reconocemos el problema.
Llevamos más de un año en situación de pandemia y los expertos alertan sobre la aparición de determinados efectos psicológicos asociados a esta realidad. La reducción del tiempo de actividad y el mayor tiempo que pasamos en casa nos han llevado a desarrollar ciertos comportamientos o actitudes que pueden derivar en consecuencias negativas para nuestra salud mental, una de ellas es el conocido en psicología como “Doomscrolling”.
Qué es el “Doomscrolling”
Durante la pandemia el consumo desmedido de información negativa -en anglosajón “Doomscrolling”- ha desencadenado en muchas personas una actitud de apatía o depresión que les lleva a vivir la vida diaria con tristeza y desánimo.
Permanecer atentos al aluvión de información que a diario los medios de comunicación nos ofrecen sobre la pandemia, asistir a largos debates sobre los efectos secundarios de las vacunas o incluso ser víctimas de la desinformación y “fake news” que pululan por la red, son circunstancia que contribuyen a crear la imagen de un futuro incierto que nos puede hacer caer en un estado anímico de miedo y negatividad.
La droga de estar informado
Curiosamente, en tiempos de crisis el consumo de información de manera compulsiva lo que involuntariamente pretende es hallar mensajes de seguridad sobre nuestro futuro, porque lo que nos motiva es la esperanza de encontrar un rayo de luz que nos permita ver el fin de la pesadilla.
El mundo de la psicología describe este comportamiento compulsivo como una sensación de bienestar al percibir desde la tranquilidad de nuestro hogar las malas noticias que se desarrollan por el mundo. Para Dean McKay, profesor de Psicología de la Universidad de Fordham especializado en ansiedad y conductas compulsivas, “el terror, cuando se observa desde la comodidad del hogar, tiene un efecto potencialmente calmante”.
En este sentido el “Doomscrolling” sería la necesidad compulsiva de obtener respuestas a todas nuestras incertidumbres con el objetivo de calmar nuestros propios miedos. Esta actitud nos lleva a analizar continuamente la información con el objetivo de descubrir potenciales amenazas.
Una adaptación evolutiva
Los estados emocionales de los seres humanos responden a una adaptación evolutiva. Sentir emociones frente a determinados mensajes o reaccionar con furia o desesperación nos ayuda a afrontar las circunstancias negativas. De esta manera el miedo nos incita a mantenernos alertas, lo que es útil frente a situaciones de peligro.
El problema del “Doomscrolling” es que tiende a generar síntomas de depresión y ansiedad, ya que la intensidad, frecuencia, duración y diversidad de las informaciones que recibimos nos provocan un estado de tensión permanente.
Junto a este exceso de información mediática tenemos el problema de nuestros teléfonos móviles que siempre viajan con nosotros y que nos ofrecen todo tipo de informaciones relacionadas con los temas que nos preocupan.
Qué podemos hacer
El primer paso es reconocer que tenemos un problema de “Doomscrolling”. Ser conscientes de que estamos expuestos a un excesivo consumo de informaciónsobre un tema concreto nos ayudará a gestionarlo con más éxito y un paso positivo que podemos dar para salir del “Doomscrolling” es fijarnos un límite de tiempo para mirar noticias, contenidos y redes sociales.
Además, pasar una mayor cantidad de tiempo fuera de casa puede ser muy positivo para terminar con el excesivo consumo de información. Dar paseos o realizar actividad física también nos permitirá olvidar la rutina y liberar endorfinas que contribuirán a disfrutar de una sensación de bienestar.
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