Hablar de Alfa Romeo es hablar de la historia de la automoción y de la competición automovilística, porque en sus 111 años de historia este fabricante italiano ha sumado victorias en todas las carreras, incluidos dos campeonatos de F-1, y porque muchos de sus superdeportivos y turismos de alta gama han marcado época a nivel europeo e internacional. Pero también la historia de Alfa Romeo, hasta su incorporación a Fiat Group, ha estado marcada por las diferentes crisis que ha sufrido.
El pasado 24 de junio de 2021 Alfa Romeo celebró su 111º aniversario desde la creación de la compañía en 1910. Entre las muchas celebraciones llevadas a cabo por la marca del “biscione” (serpiente), estuvo la entrega de las primeras unidades Giulia GTA y GTAm, dos superdeportivos equipados con el motor V6 Biturbo de 540 CV de los que tan sólo se van a producir 500 unidades numeradas.
El color rojo de Alfa Romeo será protagonista en estas exclusivas unidades, pero a estas alturas de la historia de la firma lombarda conviene hacer un poco de memoria y recordar por qué razón, como le sucede a Ferrari, tienen el rojo en su ADN, algo que viene desde 1950 cuando al comienzo de la F-1 a los bólidos italianos les correspondió el color rojo como distintivo.
Un color que Alfa Romeo no utilizaría al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando con todas sus plantas destruidas por los bombardeos aliados tuvo que solventar su supervivencia fabricando cocinas eléctricas y muebles metálicos.
Por cierto, pocos quizá recuerden que en 1958 Alfa Romeo firmó un contrato de colaboración con Renault para la fabricación de coches tan “normalitos” como el Dauphine o el R-4.
Alfa Romeo, de las crisis a Stellantis
Alfa Romeo celebra dos efemérides. La segunda tiene como fecha 1920, cuando se constituye como compañía tras la fusión de la Anonima Lombarda Fabbrica di Automobili (ALFA) y la Societá Nicola Romeo fundada en 1911, y la primera sería el 24 de junio de 1910 cuando un grupo de accionistas adquieren la filial italiana de Darracq al “cavaliere” Ugo Stella.
Tras esta operación empresarial, que incluía la compra de la fábrica de Porbello, se crea ALFA, una marca que en el futuro será reconocida por la calidad y diseño de sus turismos de alta gama y, fundamentalmente, por unos superdeportivos que le permitirán ganar los dos primeros campeonatos de F-1 en 1950 y 1951.
Pero a parte de sus éxitos deportivos y comerciales la historia de Alfa Romeo está plagada de crisis económicas, la primera en 1915 tras el final de la Primera Guerra Mundial, circunstancias que hicieron que entre 1932 y 1986 la firma lombarda estuviera gestionada por el Instituto por la Reconstruzione Industriale, una especie de INI italiano, hasta ser adquirida finalmente por la familia Agnelli e integrarse en la órbita de Fiat Group y desde este año en el consorcio Stellantis.
La serpiente de los Visconti
Desde su creación ALFA tomó como símbolo de marca el escudo de Milán, cruz roja sobre campo blanco, al que sumó el “biscione”, la serpiente azul símbolo de los Visconti, un escudo que se mantuvo a partir de 1920.
El primer vehículo de Alfa Romeo fue el 24HP de 1911, un diseño de Giuseppe Merosi al que siguieron el 12 HP, el 15 HP Corsa, el 15/20 HP y en 1913 el que los expertos consideran el primer deportivo de Alfa Romeo: el 40/60 HP. Este vehículo debutó en la carrera Parma-Berceto y de mismo se llegaron a fabricar 27 unidades.
La Primera Guerra Mundial supuso un duro golpe para Alfa Romeo, que al final de la contienda sufrió una primera crisis de la que consiguió salir gracias al Torpedo 20/30 HP y su derivado deportivo 20/30 ES.
Pero el gran salto cualitativo y cuantitativo de Alfa Romeo se produce en 1921 con el lanzamiento del P1, un elegante seis cilindros que dio paso al AR, del que se fabricaron 2.620 unidades, y al que le siguieron el RLT (61 CV) y el RLS (71 CV). A los mandos de este último modelo Campari alcanzó los 178 km/h en la Targa Florio de 1923.
Lamentablemente, el Alfa Romeo P1 era un vehículo muy inestable lo que provocó un accidente enel circuito de Monza que acabó con la vida de su piloto. Ello justificó el desarrollo del glorioso P2.
Buenos tiempos para Alfa Romeo
La llegada del P2 y posteriormente del AR1750 supuso para Alfa Romeo un periodo de gloria deportiva, porque prácticamente durante una década estos modelos y el Bugatti T35 dominaron a placer las competiciones automovilísticas.
En 1928 el AR1750 contribuiría, con un total de 2.575 unidades vendidas, a superar otra de las muchas crisis que Alfa Romeo ha sufrido a lo largo de su historia. En esta ocasión la mala situación de la marca supondría la salida de Nicola Romeo de la gestión y la llegada de Ugo Ojetti, director del prestigioso “Corriere della Sera”.
A comienzos de los años treinta Alfa Romeo iniciaría la fabricación de autobuses y camiones, primero (1931) con el bus Bussing 50 y después (1935) con el camión de gasógeno T85G, de los que Alfa Romeo vendió 2.000 unidades al ejército italiano que combatía en la campaña de Abisinia (actual Etiopía).
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial la principal actividad de la marca fue la producción de motores de aviación con tecnología “Duralfa”, que permitía la utilización de una aleación de aluminio en hélices, pistones y otros componentes.
En 1939 Alfa Romeo ya tenía listo un motor de aviación de 18 cilindros y 2.000 CV de potencia, en ese momento el más potente y ligero del panorama aeronáutico mundial. Precisamente para la construcción de motores de aviación se abrirá cerca de Nápoles la nueva planta de Pormigliano d´Arco.
Alfa Romeo contra el “imperio” alemán
Durante la década de los treinta, y a pesar de su proximidad y colaboración política, la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler serán grandes competidores en el sector de la automoción y la competición deportiva.
En este escenario Alfa Romeo y Maserati se enfrentarán a Mercedes-Benz y Auto-Unión de la mano de pilotos como Caracciola, Varzi, Borzacchini o el mítico Tazio Nuvolari, que en el GP de Alemania de 1935 se impuso a las “flechas plateadas” de MB y a los “peces plateados” de Auto-Unión.
Al final de la Segunda Guerra Mundial el futuro de Alfa Romeo se dibujaba muy negro, pero la firma del “biscione” conseguiría sacar adelante los proyectos 6C-2000 Sport y recuperar los “Alfettas” con los que Farina (1950) y Fangio (1951) se impondrían en los dos primeros campeonatos de F-1.
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