Hay automóviles por los que pasa el tiempo pero que no envejecen nunca y uno de esos “viejos rockeros” es el Lamborghini Countach. Un modelo legendario que desde su presentación como prototipo en el Salón de Ginebra de 1971 -este año se cumple el medio siglo de aquel evento- se ha convertido en uno de los mayores éxitos de la marca de Sant Agata Bolognese.
¿Por qué el Countach? Sencillamente porque Lamborghini tenía la necesidad de recuperar la herencia del Miura y con ello recuperar el prestigio de marca en el territorio de los superdeportivos, donde Ferrari le hacia mucha sombra con el 365 GTB/4 Daytona, otro icono que en los primeros años de los setenta quedaría eclipsado por el poderío del Countach.
El proyecto LP500 de 1970
En 1970, cuatro años después de la presentación del Miura -1966- Lamborghini puso en marcha en proyecto Countach (todavía no se llamaba así el futuro nuevo modelo). El reto era enorme porque el Miura había “creado” en su momento la categoría de los superdeportivos y el objetivo de Lamborghini era dar un golpe en la mesa de los fabricantes con un nuevo vehículo vanguardista e innovador que rompiera moldes. Y sin duda que lo consiguió.
El proyecto fue desvelado inicialmente en el stand de Carrozzeria Bertone -responsable del diseño como en anteriores ocasiones- bajo la forma de un “concept car” y con la denominación en clave de LP500. En italiano “Longitudinale Posteriore (LP)” hacía referencia a la posición trasera longitudinal del motor V12 y la cifra “500” a la cilindrada: 5.0 litros.
Por otro lado, una vez más Lamborghini volvía a confiar el diseño de su nuevo modelo en el estudio de Bertone, esta vez dirigido por Marcello Gandini, consolidando con ello una colaboración que en el pasado ya había dado excelentes frutos (Miura, Espada, Jarama o Uracco).
El motor de este “concept car” era totalmente inédito en el catálogo de Lamborghini, ya que se trataba de un V12 de 4.971 cc que ofrecía una potencia máxima de 440 CV a 5.000 rpm. Este bloque estaba colocado en posición central entre el cambio y el diferencial.
El movimiento a las ruedas se transmitía mediante un árbol de reenvío que giraba dentro de un tubo equipado de rodamientos y que atravesaba el cárter, una solución costosa y compleja pero que se traducía en un mejor reparto de pesos y en un cambio mucho más directo.
Las suspensiones eran independientes en ambos ejes, con brazos oscilantes en trapecio, muelles helicoidales y barras estabilizadoras, pero lo que más llamaba la atención de este nuevo Lamborghini es que incorporaba dos depósitos laterales de combustible de 80 litros cada uno.
Por cierto, este primer “concept car” terminaría sus días convertido en chatarra después de un “crash test”, lo que obligó a fabricar una segunda unidad -LP400- que fue la presentada en el Salón de Ginebra y en el Salón de París de 1973.
La puesta a punto del Countach
Los dos años siguientes a su presentación en 1970 Lamborghini los empleó en la puesta a punto del nuevo modelo, una tarea en la que intervino el piloto neozelandés Bob Wallace, que fue el encargado de realizar las pruebas en carretera y de transmitir a los ingenieros sus experiencias.
Por cuestiones económicas y de fiabilidad el primer motor de cinco litros fue finalmente sustituido por una mecánica de cuatro litros y 375 CV, mientras que los problemas de refrigeración de la mecánica se solucionaron incorporando dos radiadores posteriores y adoptando tomas de aire en los laterales y en las aletas traseras.
Estas adaptaciones obligaron a modificar el diseño inicial del “concept car” y el otro gran cambio es el famoso “periscopio”. Inicialmente en el LP500 el retrovisor interior salía ligeramente del techo – a modo de periscopio- para incrementar el campo de visión, algo que no se conseguía en absoluto y que provocó que esta solución fuera abandonada siendo sustituida por los más prácticos retrovisores exteriores.
El chasis pasó a ser de aluminio y de estructura tubular y en el habitáculo Bob Wallace rechazó la instrumentación futurista en beneficio de los clásicos relojes analógicos, al tiempo que aconsejó incrementar el espacio destinado al acompañante reduciendo para ello el túnel central de transmisión. El Lamborghini Countach estaba listo para ver la luz.
La hora del bautizo
Cuando Bob Wallace y Lamborghini finalizaron el desarrollo el LP400 carecía de nombre y por lo tanto había que bautizar al nuevo modelo. La primera idea fue buscar un nombre relacionado con la tauromaquia, algo que tenía que ver con el signo del zodiaco de Feruccio Lamborghini, que era Tauro, aunque en esta ocasión se quería dar al nuevo vehículo otra connotación.
Y así fue cómo surgió el nombre de Countach, una expresión del Piamonte de origen francés que expresa asombro y admiración. Dicho y hecho. A Bertone y a Wallace el nombre les pareció adecuado y el LP400, bautizado como Lamborghini Countach, se convirtió en una auténtica revolución, en un superdeportivo icónico, rompedor y con un diseño único que no te deja indiferente.
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