¿Perros celosos? – Síntomas y cómo actuar

Referirnos a los perros como animales que pueden llegar a ser celosos no es del todo preciso. Si bien es común que atribuyamos sentimientos y emociones propias de humanos a estas mascotas, es probable que muestren síntomas similares o un comportamiento similar por motivos concretos relacionados con nuestra socialización o convivencia.

perros celosos

En los humanos, y de manera más clara en los niños, podemos identificar cuando una persona sufre celos por alguna razón en particular.

Pero… ¿podemos trasladar este sentimiento o emoción que padecemos a los perros?

Ya sea por la llegada de un nuevo miembro familiar, una mudanza y posterior cambio de vivienda o, en definitiva, convivir con una nueva situación cualquiera que requiera más atención de la habitual pueden ser causas que provoquen un cambio emocional en nuestro perro al que debemos estar atentos.

¿Puede un perro tener celos?

Pues lo cierto es que tampoco debemos expresarlo con exactitud de esa manera, puesto que no es del todo preciso.

Pero sí, un perro puede sufrir un cambio emocional similar al que nosotros padecemos cuando aparecen los celos por algún motivo.

Este cambio emocional que en los humanos puede manifestarse al sentir la amenaza de un tercero frente a una figura social que la persona considera importante.

En los perros, al igual que sucede en personas, la función adaptativa de esta emoción es fundamental.

Pero en especies en general, es un sentimiento tan complejo que requiere contar con elevadas capacidades cognitivas para comparar experiencias pasadas y razonar los motivos que justifican por qué se siente así.

Por ello se entiende que estos animales pueden llegar a sufrir un impacto emocional similar por varios cambios que notará en su día a día que pueden afectarle de esa manera.

Pero en todo caso es bueno recalcar que sus celos siempre serían hacia otras personas, nunca hacia objetos.

No obstante usar el término “celoso” para un perro sigue siendo algo controvertido que crea debate ante la inexistencia de suficientes estudios o investigaciones que confirmen que se trata de un sentimiento muy similar al de los humanos.

Y es que este tipo de comportamiento, si bien es parecido al que experimentan las personas o los niños cuando tienen celos, en los cánidos se debe a problemas de conducta que nosotros podríamos considerar como “celos” y que estén relacionados con la territorialidad, la protección de sus recursos, si se sienten más apartados, sufren soledad o simplemente están jugando.

Si no está castrado también pueden darse peleas entre machos por aparearse con una hembra.

También si ven en peligro el vínculo que mantienen con su dueño. Piensa que el animal tiene interiorizado el orden jerárquico en el grupo familiar, por lo que no entenderá un cambio de roles que se produzca de manera repentina cuando llega un nuevo individuo a la familia.

¿Cómo se comporta un perro celoso?

Entendiendo esta conducta como un comportamiento “celoso” en nuestro perro, podemos ver que intentará captar nuestra atención si siente ignorado interrumpiendo la interacción entre la persona que valora y el que ve como posible “rival social”.

Esta conducta puede deberse a la llegada de un nuevo cachorro al hogar si ve perdida la atención puesta anteriormente en él, si conviven varios animales en el mismo espacio, si la dueña o propietaria está embarazada y nota demasiado el cambio en su rutina y hábitos, la presencia reciente de un niño en la familia o incluso de la pareja de su mejor amigo humano si este ha puesto fin a su soltería recientemente.

¿Qué hacer si mi perro tiene celos?

Debemos prestar mucha atención al animal ante el atisbo de un problema en su conducta, sobre todo si hay niños o bebés de por medio.

Debemos evitar el posible contacto directo en un primer momento entre ambos, utilizar bozal sólo si es necesario durante no más de una hora, evitar el castigo e intentar controlar la situación mediante órdenes básicas de obediencia como un “sentado” o un “quieto”, premiándole en caso de que nos haga caso.

Ante situaciones de este tipo que además veamos que se prolongan en el tiempo, lo ideal es consultar con un profesional etólogo para recibir las pautas correctas y necesarias para modificar la conducta del can.

Actividades que seguramente se centrarán en utilizar rutinas y hábitos que refuercen el adiestramiento en positivo para cambiar ese comportamiento.

A modo de conclusión, es importante no olvidar las necesidades de nuestro perro más allá de su alimentación e higiene, ya que también pueden sufrir por cambios emocionales que afectarán a su comportamiento y repercutirán en su conducta.

Ante nuevos cambios, la mascota debe acostumbrarse poco a poco a la nueva situación y no sentirse desplazada para que así evite sentir que un nuevo miembro que no conoce está por encima en cuanto a atención y afecto.

Recuerda cuáles son los pasos a seguir para educar a un perro desde cachorro y cuáles son los errores más comunes de adiestramiento.

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Perfil del autor

Periodista | Comunicación corporativa y Marketing Digital en TERRÁNEA

Jesús Rengel Ortiz

Periodista | Comunicación corporativa y Marketing Digital en TERRÁNEA

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