Historias curiosas de perros: Sucesos históricos y llamativos

El perro es conocido por ser el mejor amigo del hombre por muchos motivos. Uno de los principales es su compañía vital en muchos momentos y acontecimientos importantes que han sucedido a lo largo de la historia. Aquí repasamos hechos y sucesos curiosos. Historias curiosas de perros en los que estos animales tuvieron un papel protagonista o secundario que merece ser recordado.

Los perros que sobrevivieron al hundimiento del Titanic

La primera de las historias curiosas de perros a la que hacemos referencia tiene que ver con uno de los accidentes catastróficos más importantes de siempre. Cuando el trasatlántico RMS Titanic se hundió en la madrugada del 14 al 15 de abril de 1912 en el transcurso de su travesía inaugural entre Southampton y Nueva York, a bordo viajaban 2.223 personas, entre tripulantes y viajeros, de las cuales consiguieron sobrevivir 1.514.

El pasaje del Titanic estaba compuesto por una abigarrada mezcla de cientos de pobres emigrantes europeos en búsqueda del sueño americano y por unas decenas de las personas más ricas del mundo, ansiosas de vivir la experiencia de viajar en el que en ese momento era el trasatlántico más grande del mundo.

Perros del Titanic

Y eran precisamente esas personas ricas las que podían permitirse el lujo de viajar acompañadas de sus mascotas, puesto que el billete de un perro de cualquier tamaño costaba lo mismo que el pasaje de un niño, de ahí que este gasto extra tan sólo pudiera ser costeado por aquellos viajeros con mayor poder adquisitivo. Incluso en algunos casos los animales iban cubiertos por pólizas de seguros, dado que se trataba de ejemplares de concurso muy valiosos.

Por este motivo se sabe que en el momento de su hundimiento en el RMS Titanic viajaban once perros, de los cuales consiguieron salvarse tan sólo tres. La “perrera” se encontraba en la cubierta F situada en el costado de estribor y contaba con todo tipo de comodidades, desde amplias y confortables jaulas hasta un sistema de calefacción que evitaba que los animales pasaran frío durante la travesía.

El encargado de su cuidado era el carpintero del buque, John Hall, que a diario y con la ayuda de mayordomos y botones paseaba a los perros por la cubierta de popa, que era lógicamente la utilizada por los pasajeros de tercera clase que viajaban con los billetes más económicos.

El RMS Titanic, uno de los barcos más conocidos de la historia

Uno de los tres perros que se salvaron en la tragedia del Titanic fue el pomerania de Elizabeth Rothschild, que se subió con él en brazos en el bote número 6 hasta llegar al barco de socorro Carpathia. Otro pomerania que también sobrevivió al naufragio fue “Lady”, propiedad de la joven Margaret Hays, que como hiciera la señora Rothschild escondió a su mascota bajo su abrigo.

Finalmente, el tercer perro superviviente del Titanic fue “Sun Yat-Sen”, el pequinés del matrimonio formado por Henry y Myra Sleeper, que se alojaba con ellos en su camarote y que con ellos se subió al bote número 3.

Entre las victimas perrunas del Titanic citar a “Gamin de Pycombe”, un bulldog francés de exhibición que su propietario, el banquero Robert Williams, había comprado en Gran Bretaña por 150 libras de la época, unos 17.000 euros actuales. Tras la tragedia Robert Williams exigió por la muerte de su perro una indemnización de 750 dólares a la naviera White Star Line.

Los perros olvidados del Endurance

La Expedición Imperial Transantártica liderada por Ernest Shackleton fue uno de los viajes más impresionantes a los que se haya enfrentado el ser humano. Esta expedición, protagonizada por el buque Endurance, veintiocho tripulantes y 69 perros, no pudo alcanzar el Polo Sur al quedar el barco atrapado por el hielo. El Endurance acabó hundiéndose y tuvieron que pasar veintidós meses hasta que la tripulación fue rescatada. Lamentablemente los perros ya no estaban entre los supervivientes.

En 2022 el hallazgo de los restos del Endurance reavivó el interés por esta historia. El Endurance fue el barco rompehielos que en 1914, a las órdenes de Sir Ernest Shackleton, participó en la Expedición Imperial Transantártica cuyo objetivo era  alcanzar el Polo Sur.

perros en el Endurance

La misión tuvo que ser abandonada cuando el Endurance quedó atrapado en el hielo antártico durante casi un año. Finalmente el casco del buque no aguantó la presión del hielo y la tripulación tuvo que abandonarlo antes de hundirse y realizar un viaje en trineo hasta Isla Elefante. Desde allí seis de los expedicionarios navegaron hasta Georgia del Sur, donde consiguieron ayuda para rescatar a todos los tripulantes veintidós meses después.

Los veintiocho marineros que conformaban la tripulación del Endurance iban acompañados de 69 perros, que aunque inicialmente tenían una función de trabajo acabaron jugando un papel fundamental como compañía y consuelo de los náufragos durante toda su hazaña, convirtiéndose en los héroes olvidados.

Los perros del Endurance se habían seleccionado de entre un centenar de candidatos, todos ellos de razas con gran tolerancia al frío. Tal era el aprecio que la tripulación tenía a sus perros, que cuando una hembra de San Bernardo parió en el barco el oficial Tom Crean adoptó a los cachorros y les dió el nombre de Nelson, Nelly, Roger y Toby.

Cuando el Endurance comenzó a hundirse hombres y perros tuvieron que bajar a la banquisa, donde construyeron lo que ellos llamaron “Dogloos” (de dog -perro- e iglú), unas casetas construidas con hielo y nieve donde refugiaron a los perros. Posteriormente, los marineros copiaron esas construcciones para ellos mismos, ya que las tiendas con las que viajaban eran insuficientes para albergar a todos los expedicionarios.

Cada marinero estaba encargado de cuidar a un perro y entre todos ellos destacaba Shakespeare, el “sabueso sagrado”, al que consideraban el líder de los trineos y al que describieron como el perro más inteligente de la manada. Gracias a estos animales los tripulantes mantuvieron la moral alta y lograron sobrevivir.

Por desgracia tras meses sin comida más allá de lo que podían cazar el capitán se vio en la obligación de sacrificar a los animales. El encargado de esta penosa labor fue Frank Wild, un curtido explorador que declaró que “fue el peor encargo que me han hecho en la vida. He conocido a hombres a los que preferiría disparar antes que al peor de los perros”.

En el Endurance también viajaba un gato -Mrs.Chippy- perteneciente al carpintero de la expedición. Cuando el capitán ordenó su sacrificio su dueño llegó a enfrentarse a él, lo que hizo que no le concedieran la Medalla Polar como al resto de sus compañeros. Hoy sobre la tumba de aquel carpintero podemos ver la escultura de un gato.

Ortega, el perro que se enfrentó a los Miura en los Sanfermines de 1958

El encierro del 12 de julio de 1958 ha sido el más largo de la historia. Ese día los toros de Miura tardaron treinta minutos en entrar en corrales. Al llegar a la plaza uno de los morlacos decidió quedarse en el ruedo y al final fue un perro, Ortega, el encargado de hacerle entrar en razón. El “héroe de los Sanfermines” dio una vuelta al ruedo a hombros de los mozos y recibió la ovación de toda la plaza.

perro Ortega en los San Fermines

Después de dos años sin celebraciones de San Fermín este año Pamplona ha visto lanzar el chupinazo de nuevo y está viviendo desde ayer día 7 el regreso a sus calles de los famosos encierros.

Los toros necesitan apenas dos minutos y medios para cubrir los poco más de ochocientos metros que separan los corrales de Santo Domingo de la Plaza de Toros, pero en los Sanfermines de 1958 los toros de Miura se tomaron treinta minutos para entrar en los toriles.

Fue concretamente el 12 de julio de 1958 y el encierro de ese día ha pasado a la historia de Pamplona como el más largo y como el día en el que un perro desconocido hasta ese momento, Ortega, se convirtió en el héroe canino de los Sanfermines.

Los toros de Miura hicieron buena parte del recorrido divididos en dos grupos, llegando a la plaza cuatro por delante y dos por detrás. Fue uno de los toros rezagados el que decidió quedarse plantado en mitad del ruedo mostrando una actitud desafiante. ¿Quién lo metía en los toriles?

Historia del perro Ortega en San Fermín

En ese momento entraron en acción los toreros, pero al cabo de unos minutos el Miura seguía cada vez más altanero y sin dar su brazo a torcer. Por su parte, los mozos hostigaban al animal para obligarlo a tomar la decisión de retirarse a descansar a un lugar más tranquilo, mientras que los pastores guiaban hábilmente a los cabestros para que los mansos cumplieran con su labor. Pero aquel Miura se mostraba tozudo.

Al final fue un perro, Ortega era su nombre, el que conseguiría que el toro cogiera carrerilla y se retirara a los corrales. Ortega ladró al morlaco delante de los cuernos, moviéndose rápidamente de un lado a otro para evitar las embestidas, y mordiéndole en las patas traseras acabó consiguiendo que un asustado Miura se retirara de la plaza dando por finalizado el encierro de ese día.

Su valiente acción le valió que los mozos pamplonicas dieran a Ortega una vuelta al ruedo como sucede con las grandes figuras del toreo y que aquel perro, bautizado con el título del “héroe de los sanfermines”, recibiera una cerrada ovación.

La historia de los perros polares que se salvaron de la extinción

A comienzos del siglo XX el explorador polar Arthur Treadwell creó una nueva raza de perros: Chinook. Su objetivo era conseguir ejemplares con una extraordinaria fuerza y resistencia para arrastrar los trineos de sus expediciones. A la muerte de Treadwell en 1947 los Chinook quedaron huérfanos hasta que en los años ochenta algunos criadores rescataron una decena de ejemplares con el fin de salvar a los Chinook de su extinción.

Boeing bautizó con el nombre de “Chinook” a su helicóptero de transporte militar más famoso de todos los tiempos, pero Chinook (el viento cálido que soplan ocasiones en Alaska) es también una raza canina de trineo originaria de Estados Unidos y que milagrosamente se ha salvado de la extinción, aunque anualmente los nacimientos no suman más allá del centenar de ejemplares.

¿Por qué Chinook? Pues porque en 1917 ese era el nombre del primer ejemplar de esta raza, que desde su aparición destacó por su fuerza, inteligencia y capacidad de resistencia, una virtud esta última que era esencial durante la “fiebre del oro” en Alaska.

De la mano del hombre el Chinook surge a comienzos del siglo XX del cruce de mastines con perros esquimales de Groenlandia y fue el explorador polar Arthur Treadwell el “padre” de esta hibridación. Su objetivo no era otro que conseguir perros de trineo más fuertes y resistentes.

Arthur Treadwell muere en 1947 y a partir de ese momento nadie toma las riendas de la cría de Chinook, de forma que los ejemplares existentes van desapareciendo o cruzándose con otros perros y la raza se encamina durante unas décadas hacia su extinción.

El hecho de aparecer en el World Guinness Records como la raza canina más escasa y que el American Kennel Club la inscriba en el Top 10 de razas en peligro de extinción, son hechos que consiguen que a comienzos de los ochenta algunos criadores se interesen por el Chinook y que esta raza poco a poco consiga salvarse milagrosamente de su desaparición.

Físicamente, el Chinook es un perro poderoso que puede llegar a los 69 centímetros de altura y a los 40 kg de peso. Presenta un pelaje frondoso y espeso que le permite vivir en el exterior en climas fríos, con capa rojiza, café, leonada e incluso gris lobo.

Además de como perro de arrastre de trineos, el Chinook también puede cumplir labores de pastoreo, custodia, rescate, etc, sin olvidar que se trata de grandes nadadores, lo que en la actualidad ha motivado que sean utilizados en un gran número de modalidades deportivas.

Como sucede con todos los perros que tienen en su ADN la libertad o la semilibertad, el Chinook no es una buena alternativa como mascota para vivir en lugares cerrados, pero si lo es cuando se trata de habitar terrenos más abiertos, dado que es un perro enérgico pero al mismo tiempo muy paciente con los niños y también muy guardián del núcleo familiar en el que habita.

Por sus orígenes el Chinook no es un perro especialmente vulnerable desde el punto de vista de la salud, salvo por la displasia de cadera que afecta a todos los perros grandes, pero uno de sus problemas es el sobrepeso dado que estos perros tienen grabado a fuego el comer todo lo que se pueda y cuando se pueda, lo que obliga a dosificarles el alimento y obligarles a tener una adecuada actividad física que los mantenga en forma y dentro de un peso adecuado.

Los perros favoritos de los zares rusos

La familia Romanov sentía pasión por las mascotas y por esta razón en la historia de todos los zares rusos los perros siempre tuvieron un papel protagonista. Desde la pareja de lebreles “Señor y Señora Anderson” que acompañó a Catalina la Grande, a la perrita blanco y fuego del zar Alejandro III, pasando por el caniche “Húsar” de Nicolás I y por el setter “Milord” de Alejandro II.

Los zares rusos fueron conocidos en toda Europa por vivir rodeados de mascotas. Los Romanov vivían en una corte donde las mascotas eran apreciadas y respetadas y donde perros y gatos vivían como auténticos reyes.

perros de los zares en Rusia

Los primeros gatos de la familia Romanov llegaron al palacio de San Petersburgo en el siglo XVII para servir al zar Alexéi Mijáilovich, al que parece ser que los roedores no le hacían ninguna gracia, lo que motivó que más adelante Pedro I el Grande decidiera incrementar la “plantilla” felina al tiempo que aumentaba la presencia de roedores en el Palacio de Invierno.

Los perros eran una de las pasiones de Catalina II la Grande, hija de Pedro I el Grande, y en concreto una pareja de lebreles -Señor y Señora Anderson- regalo del médico inglés Thomas Dimmensdale. Con el paso del tiempo estos perros fueron los progenitores de un gran número de camadas que acabaron en manos de la aristocracia rusa más directamente emparentada con los Romanov.

Por otro lado, cuentan las leyendas que “Zemira”, una bisnieta del Señor y la Señora Anderson, dormía sobre los abrigos de marta cibelina de Catalina II, y que todos sus perros descansaban al morir cerca del Gran Lago de Tsárskoie Seló.

historias curiosas de perros de los zares

Por su parte, el zar Nicolás I pudo disfrutar de la inteligencia de “Húsar”, un caniche que era capaz de adivinar colores y que se dice que incluso jugaba a las cartas. “Húsar” fue un regalo del embajador ruso en Alemania.

En el caso del zar Alejandro II su relación con las mascotas se centró en “Milord”, un setter de capa negra con un “calcetín blanco” en su pata delantera izquierda y que tenía el Jardín de Verano como su residencia personal. “Milord” estaba muy apegado a su amo y por esta razón murió en 1867 durante uno de los viajes del zar.

Finalmente,  “Kamchatka Laika” fue la mascota favorita del zar Alejandro III, tanto que viajó con él durante la vuelta al mundo que realizó en el crucero Afrika. La vida de “Kamchatka Laika” llegó a su fin cuando el tren real descarriló en su viaje de regreso de Crimea a San Petersburgo. El zar hizo enterrar a su perra favorita en el jardín que todos los días podía ver a través de las ventanas de su estudio.

La perrita Laika fue el primer animal en orbitar alrededor de la Tierra, pero lo que desconocemos es que otra perrita, Kloka, fue uno de los dos tripulantes desaparecidos en la misión rusa Soyuz 2. A raíz de este fracaso el KGB borró todo rastro del astronauta Iván Istochnikov y de Kloka. Por otro lado, el gato Taters ha sido el protagonista del primer vídeo espacial enviado desde el espacio profundo.

El 25 de octubre de 1968, en plena Guerra Fría, la URSS y Estados Unidos pugnaban en su enloquecida carrera por ser los primeros en poner un pie en la Luna. Ese día la nave espacial rusa Soyuz 2 fue lanzada en secreto desde el cosmódromo siberiano de Baikonour.

A bordo de la misma tan sólo viajaban el cosmonauta Iván Istochnikov y la perrita Kloka, que como en el caso de su predecesora en asuntos espaciales, la perrita Laika, también había sido sacada de la calle al estimar las autoridades rusas que los perros mestizos eran más adecuados que los de razas puras para este tipo de aventuras.

historia perros Kloka

En el momento del ensamblaje con la nave Soyuz 3 todo apunta a que un meteorito impactó contra la cápsula Soyuz 2 produciendo graves daños en el habitáculo, la desaparición de Istochnikov y la posterior destrucción de la nave.

Aquel fracaso no sentó nada bien a los miembros del Politburó soviético, que para evitar la mala prensa y las bromas occidentales decidieron inventarse la historia de que la nave Soyuz 2 era un novedoso prototipo altamente sofisticado y por lo tanto de funcionamiento automatizado, que al ser manejado por control remoto no requería de la presencia de tripulación a bordo.

Como si se tratara de una película de ciencia-ficción a partir de ese momento el KGB recibió la orden de hacer desaparecer cualquier rastro que condujera a la memoria de Istochnikov y de la perrita Kloka, que por “razones de estado” nunca habrían existido a efectos oficiales.

El trabajo de los agentes soviéticos consistió en borrar con todo lujo de detalle el pasado del militar ruso para que nadie pudiera probar su existencia, lo que también incluyó la manipulación de las fotografías donde aparecía con otros camaradas y, por supuesto, el envío a Siberia de toda su familia.

En cuanto a la perrita Kloka, todas aquellas personas que habían tenido algún contacto con el animal durante su proceso de elección y preparación para el vuelo espacial del Soyuz 2 también desaparecieron misteriosamente rumbo a Siberia.

Fue con la llegada de la “perestroika” cuando los testigos supervivientes de aquella maquinación comenzaron a hablar de la aventura espacial fallida de Iván Istochnikov y de la perrita Kloka, lo que obligó a las autoridades rusas a devolverles a la vida y a premiar su heroísmo.

historias curiosas Kloka

Por su parte, Taters en un apacible gato de color anaranjado y blanco convertido en una de las figuras más relevantes en la historia reciente de la NASA.

La razón de su importancia espacial es que Taters ha sido el protagonista del primer vídeo de ultra alta definición transmitido por láser desde el espacio profundo.

Este vídeo, que tiene una duración de 15 segundos, fue enviado a una velocidad máxima de 267 megabytes/sg y tardó menos de dos segundos en llegar al Observatorio Monte Palomar en California, cubriendo en ese breve espacio de tiempo la increíble distancia de 31 millones de kilómetros, aproximadamente ochenta veces la distancia entre la Tierra y la Luna.

kloka traters

¿Por qué Taters fue la mascota elegida por la NASA para este proyecto? Al contrario que sucedió en los casos de Laika y de Kloka, que fueron elegidas y entrenadas como astronautas de cuatro patas, el mayor mérito de Taters es ser la mascota gatuna de uno de los especialistas de la NASA que lidera este novedoso proyecto cuyo objetivo es facilitar y asegurar las futuras comunicaciones con las misiones interplanetarias.

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