El té verde es una de las bebidas más de moda en la actualidad por sus propiedades antioxidantes y por ser un buen aliado en la batalla contra los kilos de más, pero sin embargo su consumo abusivo puede conllevar una serie de riesgos.
El té verde se obtiene se obtiene de un arbusto llamado Camellia Sinensis. Para este tipo de té las hojas se recogen frescas, se secan, se prensan, se enrollan, se trituran y, finalmente, se vuelve a secar. A diferencia del té negro, por ejemplo, el té verde no sufre ninguna oxidación durante su procesado.
Dado su origen natural el té verde ha ganado adeptos en los últimos años y ha llegado a convertirse en la segunda bebida más consumida después del agua. Esta popularidad viene dada por los beneficios para el organismo que gran parte de la población le atribuye, entre otros la pérdida de peso, la protección vascular o el control de la tensión arterial.
Estos efectos positivos del té verde derivan de unas sustancias bioactivas polifenólicas, las catequinas, presentes en las hojas de esta planta, aunque según el Panel de Nutrición, Nuevos Alimentos y Alérgenos Alimentarios (NDA) de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) estos beneficios no pueden ser atribuidos a dichas catequinas.
Los peligros del consumo abusivo de té verde
Si se consume en la medida adecuada el té verde puede tener beneficios para la salud pero si se abusa de él puede llegar a ser mortal. Los nutricionistas alertan de que el consumo excesivo de té verde o los preparados concentrados de esta sustancia presentan una alta hepatotoxidad debido al elevado contenido en catequina y EGCG, sustancias que pueden llegar a producir efectos adversos en el hígado al afectar a las respuestas biológicas y las reacciones metabólicas.
Además de la hepatotoxidad, el consumo excesivo de té verde puede producir otra serie de efectos negativos para nuestro organismo. El primero de ellos es la alteración del pulso dada la gran cantidad de teína presente en este tipo de bebida. Esta alteración puede suponer un grave peligro para aquellas personas que sufran de hipertensión o enfermedades del corazón.
El té verde también dificulta la digestión. De hecho, si se toma justo después de comer impedirá la correcta absorción del hierro de los alimentos ingeridos. Por ello, la recomendación es tomarlo entre horas y beber otro tipo de infusiones después de las comidas. Además, también dificulta la absorción del ácido fólico por lo que las mujeres embarazadas deberían abstenerse de consumirlo.
Otro de los efectos que se le achaca al té verde es el aumento del estrés. Al tratarse de una sustancia estimulante puede generar problemas de salud en personas con enfermedades cardiacas, insomnio o epilepsia, por lo que es mejor que quien padece estas enfermedades evite el té verde.
Además, desde el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos señalan que los riesgos del consumo de té verde pueden verse incrementados si se combinan con medicamentos como antibióticos, píldoras anticonceptivas, fármacos contra el cáncer, anticoagulantes o estimulantes.
¿Son seguras las infusiones?
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ha analizado los riesgos que podría suponer el consumo de infusiones de té verde, llegando a la conclusión de que en una cantidad moderada no entrañan ningún peligro para la salud del consumidor. Por el contrario, si alertan de los peligros de tomar una dosis mayor de 800mg/día de EGCG en suplementos a base de concentrado de té verde.
La dosis adecuada de té verde es de una o dos tazas al día, cantidad que si puede llegar a generar beneficios para nuestra salud, porque aunque el té verde no es un alimento milagroso si puede ser una alternativa si se toma entre horas acompañado de fruta o frutos secos.
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