Desde que el hombre domesticó al caballo hace 5.500 años lo ha utilizado para numerosos trabajos, entre ellos la guerra. La aparición de sillas, arneses y estribos facilitó el uso de estos animales como herramienta en el combate, aportando una rapidez y fuerza desconocidos hasta la llegada de este animal.
Desde la domesticación del caballo, el ser humano ha empleado su fuerza y rapidez como arma de guerra. La posibilidad de avanzar a gran velocidad por el campo de batalla y aprovechar el empuje de su carrera para arrollar al enemigo ha supuesto desde hace siglos la diferencia entre la victoria o la derrota en muchos conflictos. Esta nueva forma de hacer la guerra fue posible gracias a la aparición de sillas, arneses y estribos, herramientas que facilitaron enormemente la doma y el uso de estos animales en batalla.
Muchas de las fronteras actuales se han labrado a base del esfuerzo de estos animales, siendo vitales para distintas tareas. Las labores de exploración, de combate o de logística y apoyo en la guerra han sido una función típica de los caballos de guerra, pero ¿qué características debían reunir estos animales?
El inicio del caballo de guerra
La domesticación del caballo se remonta 5.500 años, en las tierras de la actual Kazajistán por la cultura Bosai. Sin embargo, se necesitaron siglos para emplear por primera vez el caballo en la batalla. En el 2000 a.C. los territorios de Rusia y Kazajistán fueron testigos de los primeros enfrentamientos a caballo. El primer testimonio de caballos en un combate es el sitio de Salatiwara, durante el siglo XVIII a.C. en el que se emplearon 40 yuntas de caballos.
Existen civilizaciones desde la antigüedad que han empleado la fuerza del caballo para sus enfrentamientos, como es el caso de los Hititas en sus conflictos con los Egipcios. Los romanos, por ejemplo, también incluyeron al caballo en las tropas auxiliares, cumpliendo funciones de flanqueo y acoso al enemigo en los lugares más débiles.
Su bagaje ha sido largo, pasando por todo tipo de conflictos y épocas de la historia. Las cruzadas no podrían entenderse sin la presencia de caballos para desplazarse por los desiertos, y la ofensiva de Hitler en la segunda guerra mundial necesitaba del apoyo de los caballos para el transporte de piezas de artillería y las labores de exploración.
¿Cómo debe ser un caballo de guerra?
Las características de un caballo de guerra son muy específicas, debiendo ser un animal fuerte, ágil e inteligente, que sea capaz de mantenerse tranquilo en situaciones de ruido y caos. Dependiendo de su función en el campo de batalla, el animal debía reunir unas condiciones. Un caballo de exploración debía tener un trote ligero además de una resistencia importante.
Sin embargo, si la función del caballo era combatir en primera línea se buscaban características específicas como puede ser la agresividad o la fuerza, sin que sean tan importantes la rapidez o la inteligencia.
- Caballería ligera: Un caballo perteneciente a la caballería ligera debe ser ágil, rápido y resistente, siendo en muchas ocasiones un caballo de baja talla. La altura a la cruz no suele ser mayor de 1,50 metros y con un peso de unos 450 kilogramos. Las funciones que solían cumplir dentro del campo de batalla solían ser la de exploración o el acoso a los grupos pequeños de tropas. Incluso algunos eran empleados como montura para arqueros a caballo función que desempeñaban con maestría los mongoles o los japoneses.
- Caballo de tiro: Los caballos se han empleado tradicionalmente para tirar de arados y carros. La utilización de este tipo de caballos con finalidad bélica se remonta a la edad de hierro, donde se empleaban caballos para el arrastre de carros de guerra o triunfales además de vagones de suministro. Estos animales tenían una alzada de entre 1,47 y 1,73 metros, con pesos de hasta 750 kilogramos. Las razas más empleadas son el frisón, el suffolk, el destrier o el draught irlandés.
- Caballo pesado: Durante la edad media estos caballos pesados fueron el terror de los campos de batalla. Las cargas pesadas de caballerías como la inglesa o los caballeros franceses eran temidas por los infantes. Con un peso de entre 750 y 1000 kilogramos, el temor a ser aplastado por los cascos de estos caballos era mayor que a las armas enemigas debido a la increíble capacidad muscular de estos animales.
Dentro de los animales empleados en la guerra están también los burros y los híbridos con el caballo (mulas). Animales mucho más pacíficos y adaptados a las tareas de carga y transporte que se desplazan mejor por terreno accidentado y que facilitan la logística en la guerra.
El uso del caballo en la actualidad
El caballo de guerra actualmente ha desaparecido. La aparición de vehículos a motor con más rapidez y autonomía ha desplazado a este animal de los campos de batalla. Los desfiles, las recreaciones históricas y el desarrollo de competiciones deportivas son los principales cometidos del caballo dentro del ejército actualmente por lo que la mayoría de los países del mundo mantienen una cuadra selecta de caballos purasangre.
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