En plena pandemia el Grupo Renault anunciaba que su equipo de F-1 cambiaba de nombre, para pasar a llamarse Alpine F-1 Team y fichar a Fernando Alonso como su piloto estrella. Creada en 1955 Alpine se hizo una marca de culto con su modelo A110, pero desde 1973 la firma francesa consiguió sobrevivir gracias a Renault, que finalmente acabó por incluirla en su órbita industrial.
Diez años después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, Jean Rédélé trabajaba como jefe de taller en la ciudad francesa de Dieppe y su secreta afición eran los coches de carreras.
En 1955 Rédélé construyó un ingenioso vehículo de competición sobre la base estructural de un Renault 4CV, obteniendo muy buenos resultados en las carreras alpinas con aquel engendro surgido de un “4 latas”.
A la hora de bautizar aquel primer modelo Jean Rédelé optó por las siglas A106, tres cifras precedidas de una letra inicial que hacía referencia a la marca que él mismo acababa de crear: Alpine.
La carrocería de fibra de vidrio de aquel primer A106 estaba diseñada por Giovanni Michelotti y el motor tenía una potencia de 43 CV, lo que le permitía alcanzar una increíble velocidad de 153 km/h gracias a que su peso era de tan sólo 530 kg.
Comienza la producción en serie
Cuando Alpine comenzó a producir unidades en serie del A106 los clientes podían optar por motores de 21 y 30 CV y más tarde por los “poderosos” motores de 59 CV, grupos con los que el Alpine A106 finalizó en 1960 su vida comercial. Estas mecánicas se complementaban con cambios manuales de tres relaciones, procedentes del Renault 4CV, y opcionalmente de cinco marchas.
Fue en el Salón del Automóvil de París de 1957 donde Alpine presentó la versión descapotable del A106, junto al nuevo modelo A108 basado en el Renault Dauphine y equipado con motores de 30, 50 y 60 CV.
Ese mismo año Alpine trasladó parte de la fabricación de sus vehículos a FASA Renault en Valladolid, manteniendo por otro lado la fabricación en Dieppe. En aquella época un A108 producido en España costaba la friolera de 225.000 pesetas.
El legendario Alpine A110
En 1965 surgiría uno de los modelos más emblemáticos de Alpine, el A110, que básicamente se fabricó en Valladolid y también en Brasil con el nombre de Willis Interlagos. Los motores del Alpine A110 estaban basados en las mecánicas del popular Renault 8.
El Alpine A110 tan sólo pesaba 544 kg y medía poco menos de cuatro metros, lo que le convertía en un deportivo muy compacto, con muy buena estabilidad y que ofrecía unas excelentes prestaciones.
En el mundo de la competición el mejor año para el Alpine A110 fue 1971. Esa temporada Ove Andersson y Jean Todt ganaron el Rally de Montecarlo, un éxito que dos años más tarde repetiría Jean-Claude Andruet. Curiosamente, el último Alpine A110 se fabricó en Valladolid en 1977.
La “protección” de Renault
Alpine siempre fue una marca de culto, por lo que a nadie extraña que el exitoso A110 tan sólo consiguiera producir en Europa 6.892 unidades. Precisamente esa exclusividad era su fortaleza y su debilidad al mismo tiempo, porque la supervivencia de cualquier marca automovilística estaba en dificultades con tan escasos volúmenes de ventas.
Por esta razón desde el año 1973 Alpine consiguió mantenerse con vida gracias a la “protección” de Renault, funcionando económicamente como si se tratara de una filial más o de una empresa asociada.
Tras desaparecer oficialmente en 1995 con los A610, la firma fundada por Jean Rédélé volvió a las carreteras en 2016 esta vez dentro de la órbita del Grupo Renault y con una versión moderna del Alpine A110 fabricada en la histórica planta de Dieppe.
Finalmente, en septiembre de 2020 el Grupo Renault anunció que su equipo de F-1 cambiaba su nombre por el de Alpine F1 Team, en un intento de ampliar la influencia y alcance de la marca Alpine, con Fernando Alonso como su principal piloto. El idilio duraría poco, en favor de Aston Martin. Pero eso ya es, de nuevo, historia de la automoción…
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