En el cine nunca han faltado películas con el mar como protagonista en las que ‘salen a flote’ aventuras, misterios, sucesos trágicos… y barcos. La gran pantalla nos ha brindado algunos navíos que nunca olvidaremos.
¿Cuántas veces hemos escuchado aquellas expresiones tales como “¡Al abordaje!” o “¡Todo a estribor!”? Seguramente muchas y en incontables películas.
En el cine, los barcos nunca han sobrado y los amantes del séptimo arte hemos podido disfrutar desde nuestras butacas y sofás de todo tipo de navíos que han surcado los mares para vivir conocidas aventuras, misterios sin resolver e incluso sucesos trágicos. Un cúmulo de films que nos han hecho sentir de lo lindo.
Algunos de ellos, por la historia que les rodea y lo que suponen para nosotros cuando los vemos en pantalla una y otra vez, merecen ser recordados como los barcos inolvidables del cine.
En Terránea somos amantes del arte, y como ya hicimos con los canes (en los artículos Los 11 perros más famosos de la televisión y Los 9 perros más famosos y queridos del cómic), y los caballos (Los caballos más famosos de la historia), queremos llevarte directamente a través de esta lista rumbo al horizonte con los navíos más recordados del universo cinematográfico.
Mickey, a los mandos de Willie en Steamboat Willie
Cómo no empezar por el barco protagonista de uno de los primeros cortos animados del genio Walt Disney. Siete minutos de historia cinematográfica en blanco y negro que significaron el debut de los dos ratones más famosos de la industria, Mickey y Minnie, pese a que ambos ya habían aparecido unos meses antes en el cortometraje Plane Crazy.
Aunque Steamboat Willie (1928) fue la tercera película con Mickey como protagonista que se producía por aquella época, resultó ser la primera distribuida por Walt Disney, teniendo su estreno en el Broadway Theatre de Nueva York.
En ella, Mickey pilota a Willie, un barco de vapor en el que discurre toda la acción y donde no faltan vacas, cabras, pájaros… y Pete. La némesis de Mickey también tiene su papel como antagonista del héroe.
El corto es tan recordado que la icónica imagen de Mickey pilotando el timón del Willie ha sido utilizada como ‘intro’ en innumerables cintas sucesivas de la distribuidora. Steamboat Willie es considerado ni más ni menos como el primer trabajo de animación con sonido sincronizado de la historia del cine.
A la caza de Tiburón en el Orca
“¡Necesitaremos un barco más grande!”. La cita del Jefe de Policía Brody es la que mejor se identifica con el Orca, el pequeño buque con cubierta y hélice de metal que tiene por nombre el mismo que el de las ballenas asesinas de tiburones. En él, el propio Brody, el capitán Quint y el oceanógrafo Hooper intentan cazar precisamente al tiburón más famoso del cine – y por el que quedaría maltrecho -.
La película dirigida por Steven Spielberg supuso una auténtica revolución para la industria en una época en la que Hollywood comenzó su inmortal matrimonio con las superproducciones o blockbusters en verano gracias al éxito de una cinta (Con Tiburón y Star Wars arrancó una nueva era) que incluso se llegó a prever que sería un fracaso.
En cambio, Tiburón (1975), con esa mezcla de aventuras, terror y suspense, conquistó a críticos y audiencia. Fue un taquillazo y ganó tres premios de la Academia (Montaje, Música y Sonido) y recibió una nominación a Mejor Película. Entre otros galardones importantes, destaca su inclusión en 2008 por la revista Empire entre las cinco mejores películas de todos los tiempos. La Biblioteca del Congreso de Estados Unidos votó para declararla “culturalmente significativa” y para conservarla en el Registro Nacional de Películas.
Más de 40 años después, imposible no recordar la campaña de marketing empleada en su estreno, que supuso un antes y un después para los sucesivos blockbusters de cada verano.
Una gran película que no se libró de variopintos problemas en el rodaje, siendo uno de ellos el que se produjo con el Orca mientras se filmaba el instante en el que el tiburón pasa por debajo de la quilla del barco. El mecanismo subacuático de arrastre encalló, lo que generó una rotura en el casco que ocasionó su hundimiento. Hubo que construir a toda prisa un segundo Orca, una réplica de fibra de vidrio que acabaría de la misma forma – lo último que vemos es su mástil hundiéndose -, pero esta vez por exigencias del guión.
Momentos inolvidables del cine. Patrocinado por #StevenSpielberg.
“Necesitará un barco mas grande”#Jaws #Tiburón pic.twitter.com/qLheOS9vWI— Sr. Chupasangue (@SrChupasangue) 1 de abril de 2018
La Reina de África, un barco a medida para Bogart y Hepburn
El lanchón denominado La Reina de África no podía faltar en nuestra lista. Simple a primera vista, se convirtió en uno de los barcos más míticos por ser testigo de la ruta fluvial que llevaron a cabo dos de los actores más importantes de todos los tiempos entre territorios coloniales, tras estallar la Primera Guerra Mundial. Todo ello con el objetivo de escapar de las garras del ejército alemán que dominaba la parte oriental africana.
Humphrey Bogart y Katharine Hepburn nos embarcan en una historia de aventuras con carácter romántico que deleitó en aquellos años 50. El actor consiguió su único Óscar y la película, dirigida por John Huston, logró otras tres nominaciones más por parte de la Academia (director, actriz principal y guión).
40 años más tarde, sería considerada una obra “cultural, histórica y estéticamente significativa” por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.
Por su parte, el barco que da nombre a la cinta ha vivido una historia única que daría para otra película. Fue construido en 1912 en un astillero inglés bajo el nombre de S/L Livingstone y enviado hacia el Lago Alberto, en la frontera entre el Congo belga y Uganda. Desde entonces, sirvió para transportar misioneros y carga hasta que, a comienzos de los 50, John Huston lo alquilara para rodar su película, hecho que sirvió para rebautizarlo.
Ambos actores pasaron semanas de rodaje navegando sobre él con la anécdota de que era demasiado pequeño para transportar las cámaras, por lo que se tuvo que construir una réplica de algunas de sus partes y grabar en tierra firme los planos cortos de los protagonistas.
Tras el estreno, el barco vivió múltiples cambios de lugar y pasó de mano en mano hasta incluso quedar en el olvido, siendo rescatado en los 80 para volver a estar operativo para visitas turísticas. Incluso viajó como “pieza de exhibición” a varias ciudades y eventos destacados.
A comienzos del siglo XX, su motor se rompió y quedó anclado en Cayo Hueso como reclamo turístico hasta hace unos años, cuando se firmó un acuerdo para su restauración y la implantación de un nuevo motor para prestar servicio a turistas que deseen realizar cortos cruceros para conocer los alrededores de Cayo Largo. Una historia, sin duda, especial y digna para un navío memorable.
Poseidón y su famosa aventura
Estamos de acuerdo en que las catástrofes en el mar están presentes en muchas de las películas en las que los barcos tienen protagonismo.
La aventura del Poseidón (1972), dirigida por Ronald Neame y protagonizada por Gene Hackman, nos deleitó con una historia que, adaptada del best seller de Paul Gallico y sin estar basada en hechos reales – tranquilidad, ya llegará la que estás pensando – triunfó en las taquillas mostrando el fin de un lujoso trasatlántico que volcó en el océano por culpa del impacto de una ola gigante de 30 metros.
Hasta tres versiones (secuelas y remake) se hicieron más tarde de la cinta que consiguió el Óscar a la Mejor Canción y otras siete nominaciones.
Muchas de las escenas de la película fueron rodadas en el famoso barco Queen Mary, uno de los más grandes de la historia, muy similar a aquel de cuyo nombre todos sabemos que se estrelló con un iceberg. Con unas dimensiones espectaculares, el Queen Mary fue construido en unos astilleros de Glasgow y sintió por primera vez el mar en 1936.
En su interior podía acoger hasta 2.000 pasajeros gracias a sus diez cubiertas, lo que no le impedía superar los 32 nudos de velocidad. Durante un tiempo, tuvo el honor de llevar consigo la banda azul, un reconocimiento que por aquel entonces se otorgaba a los grandes barcos que cruzaban a mayor velocidad la travesía atlántica desde Europa a América.
Durante la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en un buque militar, lo que provocó que se sustituyeran espacios interiores para dar cabida a grandes camarotes y cañones, por lo que su imagen cambió por completo. Su capacidad aumentó considerablemente para transportar miles de pasajeros durante la contienda.
Tras la victoria de los Aliados, el barco fue devuelto a sus propietarios para iniciar de nuevo las travesías por el Atlántico hasta 1967, cuando realizó su último viaje junto con el Queen Elizabeth. Uno partió de Europa y el otro de América, encontrándose ambos en mitad del camino y siendo despedidos con un emotivo homenaje.
Utilizado en el rodaje de la cinta, el Queen Mary ya era un hotel-museo en el que los turistas disfrutan de uno de los barcos más emblemáticos de siempre.
El barco pirata de Willy El Tuerto
“¡Holy Shit!”. La expresión en inglés de un jovencísimo Josh Brolin cuando presenció por primera vez el barco pirata de Willy El Tuerto durante el rodaje de Los Goonies (1985) lo dice todo.
Richard Donner y su equipo técnico mantuvieron en secreto el enorme navío para tenerlo fuera del alcance de los niños durante toda la filmación hasta que llegara su escena, para de esta forma rodar con el mayor realismo posible la cara de sorpresa de todos ellos al verlo por primera vez. Y cuando por fin lo hicieron, la toma tuvo que repetirse ante la reacción del por entonces pequeño Brolin para no incluir palabrotas en la película.
La nave pirata de El Tuerto fue construida a escala real. Los productores de la cinta buscaron que se pareciera al de la película de El halcón del mar (1940), y utilizaron también elementos del barco de la atracción de Piratas del Caribe ubicada en Disneyland, de la que años más tarde nacería la saga que Gore Verbinski llevaría a las pantallas con el mismo nombre.
Pese a ser ofrecido a quien le pudiera interesar, el barco tuvo que ser desmontado tristemente al finalizar el rodaje al no aparecer ningún comprador.
La historia de aventuras creada por Steven Spielberg deleitó en las pantallas tras su estreno y más de 30 años después es considerada como una cinta de culto inolvidable.
Jenny, el barco pesquero de Forrest Gump
Otro de los barcos famosos es sin duda aquel pesquero al que Forrest Gump bautiza con el mismo nombre que su eterno amor, la bella Jenny (Robin Wright). Entre las múltiples vivencias en las que nuestro querido Forrest es protagonista, cómo no hacer referencia a su adquisición del pequeño barco, que compra con el dinero ganado con sus triunfos en el tenis de mesa para cumplir la promesa que le hizo a su amigo Bubba, fallecido en Vietnam.
Junto al Teniente Dan, ambos se embarcan en el negocio de la pesca de gambas, sin suerte al comienzo. Pero debido a los devastadores efectos del huracán Carmen, la flota pesquera competidora del barco de ambos queda destruida y la Bubba Gump Shirm Company obtiene grandes beneficios. Tras la marcha de Forrest, el negocio pesquero se quedaría en manos de Dan, que acabaría invirtiendo las ganancias en acciones de Apple, convirtiendo a ambos protagonistas en millonarios.
Tanto Tom Hanks como Gary Sinise nos brindan actuaciones memorables que quedarán para siempre en el recuerdo.
La cinta de Robert Zemeckis obtuvo 13 nominaciones al Óscar, de las que consiguió 6 (película, director, actor, guión adaptado, montaje y mejores efectos visuales), recibiendo alabanzas de la crítica y siendo la segunda película más taquillera de 1994, año de su estreno, sólo por detrás de El Rey León. También fue seleccionada por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos para ser preservada en el National Film Registry al considerarla “cultural, histórica y estéticamente significante”.
Piratas, Mar Caribe… y la Perla Negra
Si hablamos de un velero bergantín de tres palos que con 32 cañones por banda no corta el mar sino vuela, imposible no saber a cuál nos referimos, ¿no?
La Perla Negra, el barco más rápido de todo el mar Caribe, a los mandos del pirata más famoso de la industria en los últimos años.
El capitán Jack Sparrow (Johnny Depp), que se disputa con Héctor Barbossa (Geoffrey Rush) el liderazgo de la nave, tiene el honor de ser uno de los pocos personajes con más peso que el propio barco en la historia de Piratas del Caribe.
En ella somos testigos de las aventuras de Sparrow para recuperar a su ansiada Perla, un navío que estuvo originalmente destinado como barco negrero, pero que Jack rescató para usarlo para la piratería. Después pasaría a formar parte de la tripulación maldita de Barbossa hasta que Sparrow volvió a recuperarlo tras romper la maldición del oro azteca, en los sucesos ocurridos en la primera película de la saga.
En las sucesivas secuelas destacó su lucha de poder a poder con otro de los barcos de la historia, El Holandés Errante y se vio sometida al yugo tanto de Davy Jones en el fin del mundo como de Barbanegra, al quedar atrapada en una botella. Como somos buenos y no queremos haceros un spoiler, os animamos a que veáis vosotros mismos el destino de la Perla en Piratas del Caribe: La Venganza de Salazar (2017), la quinta y última película hasta el momento, estrenada a finales de mayo.
La Perla Negra ya estaba incluida en el título de la primera entrega, lo que ya avanzaba su importante papel en la saga nacida de una atracción de Disneyland.
Piratas del Caribe: La Maldición de la Perla Negra (2003) fue todo un éxito en taquilla y recibió apoyo por parte de la crítica, que dio el visto bueno a un nuevo blockbuster que reunía aventuras, acción y comedia, y que resucitaba el cine de piratas. Todo ello le valió incluso 5 nominaciones al Óscar, entre las que incluía la de Mejor Actor (Depp) y la de Mejores Efectos Visuales.
Tras el éxito de la primera cinta, se llevaron a cabo dos secuelas más que parecieron cerrar el círculo, pero Disney continuó la historia con otras dos entregas más que resultaron ser más independientes, sin Gore Verbinski en la dirección y con ausencias de actores destacados, como Orlando Bloom en el papel de Will Turner y Keira Knightley como Elizabeth Swann. Como todos sabemos, ambos regresan con un papel menor en la quinta parte.
Master and Commander, al otro lado del mundo con el HMS Surprise
La fragata de su majestad Surprise, un quinta clase de 28 cañones que lidera con firmeza el capitán inglés Jack Aubrey (Russell Crowe), conocido como “el afortunado Jack”, es el barco protagonista de la película Master and Commander: Al otro lado del mundo (2003), que dirigió Peter Weir y que obtuvo el reconocimiento de la Academia a través de dos galardones (Mejor Edición de Sonido y Mejor Fotografía), y 11 nominaciones en total.
La cinta está basada en las populares novelas de Patrick O’Brian y Aubrey está inspirado en la vida y las hazañas de Thomas Cochrane, un marino escocés que luchó en las Guerras Napoleónicas del siglo XIX.
El HMS Surprise (1796) fue un navío de línea de sexta clase que servía como corbeta de la clase Unité, hasta que fue capturado por la Royal Navy, a la que pasó a pertenecer como uno de sus barcos. Esta embarcación consiguió mayor fama al recuperar en 1799 el HMS Hermione, cuando su tripulación se había amotinado y había entregado el barco a los españoles.
En la ficción, es el buque elegido por O’Brian en la mayor parte de su serie de novelas Aubrey-Maturin siendo un elemento principal en la trama, por lo que causó un gran impacto emocional en los lectores de éstas.
En el film de Peter Weir, la réplica del HMS Rose, adquirida por el estudio, está presente como la HMS Surprise que persigue al buque de guerra francés Acheron rumbo a las Islas Galápagos. Una persecución en la que se entrecruzan los ideales de Aubrey con los de su cirujano jefe y amigo Maturin, un hombre pacífico, contrario a la violencia y aficionado a las ciencias naturales, interpretado por Paul Bettany.
Como curiosidad a destacar, el HMS Rose fue renombrado como HMS Surprise en honor a su papel en la película por el éxito que obtuvo ésta. Actualmente se puede visitar en el Museo Marítimo de San Diego.
Titanic, la historia y James Cameron
El mérito del reconocido director de Hollywood reside en que es casi imposible no ligar la obra que filmó y escribió a la dolorosa historia de uno de los barcos más famosos que han existido.
Tres horas y cuarto de película que, amasen unos y quizás no tanto otros, probablemente los espectadores podrán olvidar jamás. James Cameron tiene ganado un lugar en la memoria de aquel suceso histórico que impactó al mundo aquella trágica noche de abril de 1912, cuando el trasatlántico RMS Titanic, el mayor barco de pasajeros del mundo cuando finalizó su construcción, se hundiera al chocar con un iceberg durante su viaje inaugural de Southampton a Nueva York.
Con 882 metros de eslora y capacidad para casi 2.500 pasajeros, sus propietarios llegaron a afirmar del buque de la compañía británica White Star que era “insumergible”. La enorme tragedia, en la que fallecieron más de 1.500 personas de las 2.223 que viajaban a bordo, supuso uno de los mayores naufragios de la historia.
Cameron completó lo que está considerado como un clásico del cine moderno al saber plasmar a la perfección el horror de la catástrofe, con efectos especiales destacados y una banda sonora que ayudó a encumbrar el film. Todo ello lo unió con una historia de amor convirtiendo a la cinta en una epopeya romántica en la que los personajes ficticios Jack Dawson (Leonardo DiCaprio) y Rose DeWitt Bukater (Kate Winslet), ambos de diferentes clases sociales, se enamoran durante el fatídico viaje.
Fox invirtió cerca de 60 millones de dólares tan solo en la adquisición de parte de la costa sur de Playas de Rosarito, Baja California, en México, donde se construyó el Fox Baja Studios diseñado para el rodaje, en el que se edificó el barco a escala completa.
Por el coste y la dificultad de su filmación, muchos analistas vaticinaron un fracaso que nunca llegó. Al éxito en taquilla, que le convirtió en la película más taquillera de la historia hasta hace unos años (Avatar, también de Cameron, le dio el relevo en 2009), le siguieron los innumerables galardones, como los 11 premios Óscar – entre ellos, los de Mejor Película y Director – que consiguió de nada menos que de 14 nominaciones. Ninguna otra cinta ha conseguido hasta ahora ni más estatuillas ni más nominaciones que Titanic (1997).
Otros barcos del cine que merecen ser recordados
Como comentamos al comienzo de este ‘viaje’, la relación de los barcos con el cine ha sido tan fructífera como longeva desde tiempo atrás hasta nuestros días. Esto provoca que sea casi imposible mencionar todos los navíos que han tenido su protagonismo en la gran pantalla. Es posible entonces que al leer esta lista, te falte alguno que no hayamos escogido.
Por tanto, no queremos finalizar nuestro post sin mencionar algunos de otros de los barcos o embarcaciones que el cine nos ha brindado. Belafonte (Life Acuatic); Nautilus (20.000 leguas de viaje submarino); Pequod (Moby Dick); Octubre Rojo (La Caza del Octubre Rojo) o Potemkin (El acorazado Potemkin) podrían estar perfectamente incluidos en nuestro índice náutico.
…y hasta aquí nuestro catálogo de barcos más famosos del cine.
¿Qué te ha parecido? ¿Crees que nos hemos dejado algún otro barco importante? ¿Cuál es tu navío de película favorito? Nos encantaría saber tu opinión, puedes expresarla en los comentarios…
Periodista | Comunicación corporativa y Marketing Digital en TERRÁNEA
Algunos de estos barcos los tenéis en maqueta. Por lo demás un articulo muy interesante y con curiosidades. Buen trabajo!!!!
Hay una banda sonora de una pelicula de aventuras con barco que no encuentro…me gustaria que me ayudarais…es muy conocida