Los objetivos de la Eurocámara son más ambiciosos que los planteados inicialmente por la Comisión Europea. Con respecto a los niveles de emisiones de 2019 los parlamentarios europeos proponen una reducción del 25% para 2025 y del 35% para 2030.
A los fabricantes europeos de camiones les llueven las malas noticias. Por un lado este mes probablemente se producirá en España la primera sentencia en relación con el “cártel” de fabricantes, una decisión judicial que de ser favorable a los transportistas demandantes podría sentar base jurídica para el aluvión de denuncias planteadas en nuestro país por este motivo.
Por otro lado, los parlamentarios europeos han votado a favor de ampliar la reducción de las emisiones contaminantes de los camiones de nueva generación con respecto a los límites propuestos por la Comisión Europea (CE) y que deberán entrar en vigor el próximo año. Lo que alarma a la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA) es que la propuesta del Parlamento Europeo sea mucho más ambiciosa que la pretendida por la CE y que con respecto a 2019 supondría aceptar un 25% de reducción de dióxido de carbono (CO2) para 2025 y un 35% para 2030.
Los cálculos de las autoridades comunitarias es que en 2016 el transporte de mercancías en camiones pesados fue responsable de un 27% de las emisiones de dióxido de carbono del sector carretera y de al menos un 5% de los gases de efecto invernadero que se produjeron en el ámbito de la Unión Europea.
Además, la Eurocámara también ha solicitado a la Comisión Europea que para el horizonte de 2020 desarrolle un protocolo que contemple una reducción de las emisiones de dióxido de carbono en aquellas empresas que utilicen camiones propulsados por gas natural vehicular renovable, de forma que a la huella de CO2 emitida por los vehículos diésel pueda restarse un coeficiente reductor por el número de vehículos pesados propulsados por biogás. Las autoridades europeas consideran que el aprovechamiento del gas metano de origen orgánico permitirá una reducción del 182% en los cómputos de emisiones contaminantes.
Finalmente, según un estudio publicado recientemente por NGVA Europe al combinar gas natural vehicular con un 20% de gas renovable las emisiones de gases de efecto invernadero se reducen en un 40% en comparación con los combustibles derivados del petróleo, e incluso si se utiliza un 80% de gas renovable se producen un efecto de “neutralización” de las emisiones.
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