En 1948 Franco compró tres Rolls Royce Phantom IV, un modelo exclusivo del que tan sólo se fabricaron 18 unidades y que la firma británica tenía reservados para reyes y jefes de gobierno. En la actualidad estas unidades, que llegaron a España a lo largo de 1952, pertenecen a Patrimonio Nacional y prestan servicio a la familia real en aquellos eventos y ceremonias más importantes.
La dos últimas veces que hemos podido ver en activo a los Rolls Royce Phantom IV que duermen en las cocheras que Patrimonio Nacional tiene en el Palacio del Pardo, fue durante el desfile y la posterior recepción de gala que tuvo lugar en el Palacio Real el pasado 12 de octubre, con motivo de la celebración de nuestra Fiesta Nacional, y durante la posterior jura de la Constitución por parte de la Princesa de Asturias al cumplir sus 18 años.
De este elitista modelo, pensado y equipado con todo tipo de lujos para prestar servicio exclusivo a reyes y jefes de estado, Rolls Royce tan sólo fabricó 18 unidades de las cuáles tres llegaron a España a lo largo de 1952. El precio de las mismas nunca llegó a desvelarse, pero lo cierto es que ningún comprador le regatea a RR.
Según cuentan las crónicas el primer Phantom IV fue conducido por el Duque de Edimburgo, el marido de la Princesa de Gales y futura reina Isabel II, que de esta forma pudo probar las posibilidades de su motor de ocho cilindros en línea con 5,7 litros de cubicaje y 160 CV de potencia, bloque que en las últimas unidades de este modelo pasaría a tener una cilindrada de 6,5 litros.
Se dice que Rolls Royce (RR) no tenía intención de fabricar más unidades del “Gato Escaldado”, cariñoso nombre que recibió este modelo a tenor de sus prestaciones, y que de alguna forma era un digno sucesor del Silver Wraith, el primer Rolls Royce de posguerra, aunque en su caso había un incremento de la distancia entre ejes (3.683 mm) y de la longitud (5.766 mm).
El coche de los reyes
Pero una vez que Rolls Royce consiguió “colocar” aquel primer Phantom IV en las cocheras reales y teniendo en cuenta la pugna existente entre la industria automovilística británica y alemana tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, los responsables de RR decidieron que había llegado el momento de presentar en sociedad al sucesor del mítico Phantom III.
Anotar cómo curiosidad que cuando la reina Isabel II subió al trono en 1952 aquel primer Phantom IV fue cambiado de color, abandonando el verde original y adoptando los colores reales negro y burdeos.
El segundo Phantom IV fabricado por RR se quedó en manos de la marca y hasta 1955 se entregaron, además de las unidades compradas por Franco, ejemplares al Sha de Irán, al emir de Kuwait, a la Duquesa de Kent, al Aga Khan, al rey Faisal II de Arabia Saudí, al príncipe regente de Irak y dos más a la Reina Isabel II.
Curiosamente, sobre su imponente radiador todos los Phantom IV lucen la estatuilla símbolo de Rolls Royce, pero en este caso la figura se encuentra de rodillas y ligeramente inclinada hacia adelante, y no de pie como es habitual, como muestra de respeto a los ilustres pasajeros de este exclusivo modelo.
Los Phantom IV de Franco
De las 18 unidades Rolls Royce Phantom IV que se fabricaron tres llegaron a España en 1952, cuatro años después de su adquisición en 1948. Una de ellas es un vehículo descapotable que destaca por ser un ejemplar único. Su precio actual en el mercado de automóviles clásicos podría alcanzar fácilmente los 750.000 dólares.
Teniendo en cuenta que Franco era un enamorado de los Cadillac, se desconoce por qué razón el gobierno español compró tres Rolls Royce Phantom IV, un automóvil de lujo cuyo coste era demasiado elevado para una España cuya economía se mantenía en un nivel bajo tras la Guerra Civil.
Lo que sí se sabe es que los tres Rolls Royce Phantom IV que hoy forman parte de las colecciones reales de automóviles del Estado, fueron carrozados por la firma británica H.J. Mulliner. El primero en llegar -marzo de 1952- fue el descapotable para cinco pasajeros con tapicería en cuero verde y con una parte trasera blindada. La segunda entrega fue una limusina para cinco pasajeros entregada en junio de 1952 y también con la parte trasera blindada, mientras que el último Phantom IV, una limusina para siete pasajeros con igual blindaje que los anteriores, llegaría en julio de 1952.
Actualmente, estos históricos Rolls Royce pertenecen a Patrimonio Nacional y prestan servicio para la familia real en todas aquellas ceremonias de mayor importancia. En concreto, el Phantom IV descapotable fue el utilizado durante la boda de los actuales reyes, aunque en aquella ocasión fue necesario instalar en el vehículo un techo acristalado blindado y un sistema de refrigeración.
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Los Rolls Royce Phantom IV de Franco reflejan el lujo y la exclusividad de una era. Estos vehículos, destinados a líderes y figuras importantes, simbolizan poder y distinción histórica.