Frío en caballos: ¿Cómo abrigar a un caballo?

Las bajas temperaturas nos afectan a todos, y también a nuestros animales. La condición de sangre caliente que caracteriza a los caballos no les exime de sufrir el frío y posibles heladas muy habituales en los meses invernales. Seguir una serie de pautas resultará fundamental para ayudarles a sobrevivir al frío invernal.

Con la llegada de las temperaturas invernales, conviene cuidarnos como es debido para evitar posibles contratiempos que afecten a nuestra salud. En lo que respecta a los animales, la situación no es diferente y también necesitan los pertinentes cuidados necesarios para esta época del año.

Esto mismo sucede con los caballos, animales que destacan por su excelente adaptación a las diferentes condiciones climáticas, que si bien ello no les basta para ser totalmente ajenos al frío invernal, tan habitual en estos meses del año.

Para determinar si un caballo tiene frío, se pueden observar varios signos y comportamientos. Los caballos, al igual que otros animales, tienen maneras de comunicar su incomodidad debido a las bajas temperaturas. Aquí hay algunos indicadores clave:

  1. Temblor: Al igual que los humanos, los caballos tiemblan cuando tienen frío. El temblor es un mecanismo natural para generar calor a través del movimiento muscular.
  2. Cambios en la postura: Un caballo que tiene frío puede encogerse y mantener su cabeza baja. También podrían pararse con las patas más juntas de lo normal para reducir la exposición al frío.
  3. Cambios en el comportamiento: Los caballos pueden buscar refugio contra el viento, la lluvia o la nieve. Si no tienen acceso a un refugio, podrían verse inquietos o incómodos.
  4. Condición del pelaje: Un pelaje erizado puede ser un signo de que el caballo está intentando atrapar aire para aislar su cuerpo y mantenerse caliente.
  5. Respuesta al tacto: Las orejas, las patas y el hocico fríos pueden ser un indicador de que el caballo no está manteniendo adecuadamente su temperatura corporal.
  6. Estado de salud general: Los caballos que están enfermos o en malas condiciones físicas pueden tener más dificultades para mantenerse calientes.

Es importante recordar que los caballos son bastante resistentes al frío gracias a su pelaje grueso y su capacidad para generar calor a través de la fermentación en su intestino grueso. Sin embargo, es crucial proporcionarles un refugio adecuado, acceso a suficiente forraje (que les ayuda a mantenerse calientes desde dentro hacia fuera) y agua fresca que no esté congelada. En algunos casos, especialmente para caballos ancianos, enfermos o con pelaje fino, podría ser necesario el uso de mantas para caballos.

Cuando un caballo tiene frío, muestra varios comportamientos y signos físicos como respuesta a las bajas temperaturas. Estos incluyen:

  1. Temblor: Este es uno de los signos más evidentes. Los caballos tiemblan para generar calor a través del movimiento muscular.
  2. Buscar refugio: Los caballos instintivamente buscarán protegerse del frío, el viento, la lluvia o la nieve. Esto puede incluir pararse bajo árboles, junto a muros o edificaciones, o entrar en un establo o cobertizo si tienen acceso a uno.
  3. Cambios en la postura: Un caballo que tiene frío puede encogerse, manteniendo su cabeza y cola bajas. También pueden pararse con las patas más juntas de lo normal para conservar calor.
  4. Erizar el pelaje: Al igual que en otros animales, el pelaje de un caballo se eriza para atrapar más aire, lo que actúa como aislante y ayuda a mantener el calor corporal.
  5. Cambios en el comportamiento alimenticio: Los caballos pueden aumentar su consumo de forraje en los días fríos, ya que el proceso de digestión ayuda a generar calor interno.
  6. Menor actividad: Pueden mostrar menos ganas de moverse o jugar, prefiriendo permanecer en un lugar donde se sientan protegidos del frío.
  7. Extremidades frías: Al igual que en los humanos, las orejas, las patas y el hocico del caballo pueden sentirse más fríos al tacto.

eterminar una temperatura específica exacta hasta la cual todos los caballos pueden soportar el frío es desafiante, ya que depende de una variedad de factores individuales y ambientales. Sin embargo, se puede proporcionar una orientación general.

Los caballos son capaces de tolerar temperaturas mucho más bajas de lo que muchas personas pueden suponer. En general, los caballos sanos con un buen pelaje invernal pueden estar cómodos en temperaturas que descienden hasta -15°C o incluso más bajas, especialmente si están aclimatados, tienen un buen estado de salud, y acceso a suficiente forraje y un refugio del viento.

Para ayudar a nuestro equino a combatir el descenso de las temperaturas, será importante llevar a cabo una serie de medidas con las que le protegeremos de padecer posibles enfermedades y le ayudaremos a sobrellevar de la forma más llevadera posible la llegada del intenso frío. Un refugio ideal acompañado de una alimentación adecuada y un ejercicio necesario serán aspectos imprescindibles para que nuestro caballo haga frente al invierno. Con estos útiles consejos, el descenso de las temperaturas no será problema ni para ti ni para tu compañero equino.

Usa mantas que abriguen al caballo

Si de algo hacemos uso cuando llegan las bajas temperaturas es de aquellas prendas que nos abriguen y nos aporten calor. En los caballos sucede de forma similar, por lo que el empleo de mantas que cubran el cuerpo de nuestro equino nos será muy útil, ya que en invierno la abundancia de pelaje en estos animales es menor.

Caballos abrigados con mantas.

Éstas deberán colocarse de forma ajustada al animal, para que ni quede larga ni corta y de esta forma proteja toda su estructura, además de que así conseguiremos evitar a nuestro equino posibles enganches y rozaduras. La exposición al viento o la lluvia en invierno es prácticamente sinónimo de enfriamiento y para ello conviene abrigar a nuestros caballos como es debido.

Acondiciona su establo contra el frío

El lugar de descanso de nuestro equino también posee un gran peso a la hora de proteger a tu caballo del frío en invierno. Lo más recomendable es que nuestro compañero equino posea un establo acondicionado en el que estar protegido de heladas, lluvias u otras inclemencias meteorológicas, por lo que conviene disponer de un recinto cubierto para estos meses del año. Eso sí, no hay que olvidar que la situación de los jóvenes caballos no es la misma que la de aquellos equinos de edad avanzada, más necesitados si cabe de un lugar de descanso idóneo.

Un caballo descansa en su establo.

Será fundamental también, claro está, que dicho lugar se encuentre en las mejores condiciones higiénicas posibles para evitar la aparición de bacterias u hongos que puedan afectar a nuestro equino. Por ello, la limpieza y ventilación del recinto deben realizarse de forma regular, además de cambiar ,-al menos una vez en semana- el material de su cama de paja.

Durante el día, debemos prestar atención al estado en el que se encuentra el caballo. Si le notamos temblores, debemos ofrecerle el resguardo que necesita, ya sea en el establo o zona de descanso. Una vez dentro, podremos abrigarlo con mantas si lo consideramos necesario.

Qué debe comer un caballo en invierno

No pienses que los alimentos que ingiere nuestro animal no afectarán a nuestro objetivo de proteger a un caballo del frío en invierno. La comida que le proporcionemos a nuestro equino será también un aspecto a tener en cuenta para sobrellevar el descenso de temperaturas.

El forraje o el heno son los alimentos más recomendados para los caballos en invierno.

Una dieta equilibrada que contenga forraje, una hierba muy nutritiva, y heno de buena calidad resultará idónea para que se mantenga en las mejores condiciones físicas y saludables. Además, conviene que el animal disponga de agua para hidratarse, que si bien necesitan grandes cantidades de líquido al día, siempre debemos controlar que no se exceda demasiado. También debemos controlar que ésta se encuentre sobre todo limpia, para lo que los recipientes deben estar pulcros para evitar que el líquido de su interior pueda congelarse. El agua fría no es nada aconsejable puesto que puede provocar que el animal no ingiera las cantidades de líquido adecuadas e incluso pueda deshidratarse.

Hay que tener en cuenta también que la alimentación dependerá de varios factores, como el tamaño o el peso del equino, además de su raza, edad o la actividad física que el animal realice habitualmente. Sí que se recomienda aumentar dicha dieta durante el periodo invernal o incluso unos meses antes, y así ir acumulando reservas de energía que serán necesarias más tarde.

Cuánto ejercicio debe hacer un caballo en invierno

El ejercicio es algo indispensable en la rutina de un caballo. En los meses en los que dura el invierno, la actividad física que nuestro equino realice será fundamental para contrarrestar las heladas propias de esta época del año.

Si bien la temperatura corporal de este animal es elevada, -puede rozar casi los 40ºC-, esto no implica que los caballos no pasen frío. Es cierto que soportan el descenso de temperaturas, pero para mantener el calor en su cuerpo consumen demasiada energía.

Jinete monta a caballo en invierno.

De hecho, es durante estos meses invernales cuando el jinete puede tender a montar a caballo con menos regularidad. Conviene por tanto que nuestros caballos no abandonen por completo la actividad física para mantener la forma y así combatir el frío.

Realizar paseos o recorrer pequeños trayectos pueden ser algunas opciones a tener en cuenta en invierno, aunque en general el ejercicio y la actividad física siempre les aportará beneficios físicos y saludables, manteniendo su musculatura en forma y su temperatura corporal alta. Pero eso sí, sólo cuando la climatología lo permita, evitando los cambios bruscos de temperatura y sin olvidar que debemos calentar la musculatura del animal antes de realizar ejercicio, y enfriarla una vez terminado el mismo.

La higiene del caballo en invierno

Ya sea en invierno o en cualquier otra estación, debemos mantener a nuestro equino en las mejores condiciones higiénicas para su comodidad y confort. Aunque la temperatura ambiente haya sufrido un descenso notable, no podemos dejar de duchar al animal, aunque sí que podremos optar por una menor regularidad en cuanto a su aseo. Un proceso que además requiere cautela y minuciosidad por nuestra parte, y tras el que se recomienda utilizar siempre una manta para el secado que elimine cualquier tipo de humedad.

Mantener en buen estado el pelaje de nuestro equino y sus cascos será otra tarea a tener en cuenta también en invierno, al tratarse de zonas sensibles y frágiles que necesitan cuidados específicos en cualquier época del año. Para consultar todo lo que debes saber sobre los cascos de los caballos, te recomendamos la lectura de este artículo.

Caballo pasa frío en invierno.

Estamos de acuerdo en que el bienestar de nuestro equino es lo más importante, por lo que siempre debemos tener en cuenta la opinión de un veterinario especialista, que nos resolverá las dudas  y nos aportará las mejores recomendaciones acerca de la salud del animal. Y ni el frío ni las bajas temperaturas serán impedimento alguno para disfrutar del invierno con nuestro caballo.

Durante el invierno muchos caballos sufren los rigores de un clima demasiado frío. Aunque son animales adaptados, requieren una serie de cuidados para mantener su manto y su piel en perfecto estado, siendo necesaria una revisión diaria de ciertos aspectos como su pelaje, ojos, zonas expuestas y cascos. De esta manera lograremos que nuestro animal sobrelleve mucho mejor las bajas temperaturas de estos meses. 

Aunque cada año llega más tarde, el frío parece estar ya bien asentado y tenemos por delante varios meses de temperaturas bajas que hacen que muchos propietarios de caballos deban cambiar por completo los hábitos de higiene de sus animales para evitar el riesgo de que el frío les pase factura. Un mal cuidado en estas fechas puede desembocar en graves problemas de salud. 

El frío es uno de los principales factores que causan inmunodepresión, es decir, bajan las defensas de nuestros caballos, dejándoles más expuestos y haciéndoles más vulnerables a distintas enfermedades, como infecciones respiratorias o cólicos. Por tanto, adecuar los cuidados durante esta estación es fundamental para asegurar la salud de nuestro compañero. 

El cuidado del pelaje 

Los caballos están adaptados de forma natural para soportar los cambios de temperatura que se dan a lo largo del año. Por esta razón, durante las épocas más calurosas su pelo se vuelve fino y su piel se oscurece para protegerlo del sol mientras que en las épocas frías, el pelo se vuelve denso y largo, lo que le permite albergar una capa de aire caliente junto a la piel que le aísla del frío exterior. 

higiene de los caballos en invierno

Es durante esta época cuando hay que tener especial cuidado con el manto, ya que es la primera barrera que tienen los caballos frente al frío y la humedad. Así, conocer bien qué hacer y qué evitar en esta estación es de vital importancia y prácticamente una obligación para cualquier propietario responsable de equinos. 

De esta manera, surge la primera de las preguntas: ¿se puede bañar a un caballo en invierno? Realmente no hay una respuesta definitiva ya que depende de muchos factores. Cuando bañamos a un caballo con pelaje de invierno la humedad entra hasta la piel eliminando la capa de aire aislante. Además, pueden pasar horas hasta que el denso manto se seque, por lo que si el animal se encuentra en exterior pasará frío y puede enfermar. 

En caso de que el baño sea totalmente necesario, algunas de las opciones que tenemos son utilizar luces infrarrojas para el secado o, en su defecto, mantas de secado y mantener al animal en el interior protegido de temperaturas muy bajas y corrientes de aire. Sin embargo, muchos caballos pueden ser reacios a mojarse en invierno. Algunos propietarios optan por utilizar agua caliente, pero es importante saber que no se debe usar este método en animales que van a salir al exterior después, ya que el choque térmico -la diferencia de temperatura- es muy alto y puede dar problemas. 

Si el caballo vive en el interior algunos dueños deciden esquilarles para acelerar el secado, aunque en este caso debemos usar mantas térmicas para ayudarles a regular su temperatura corporal. La mejor opción, especialmente en caballos en semilibertad, es evitar las duchas y optar por cepillados diarios de cuerpo, crin y cola para eliminar la suciedad. Además, se deben colocar refugios para evitar que la lluvia o nieve les caiga encima o utilizar mantas finas que eviten que se mojen en exceso. 

El cuidado más allá del pelo 

Aunque el manto suele ser el centro de atención a la hora de las rutinas de higiene, hay que tener en cuenta que el frío afecta a todas las partes del animal. Por tanto, debemos prestar atención a otras áreas vulnerables.  

Todo lo que debes saber sobre cómo proteger a un caballo del frío.

La piel y los ojos son dos claros ejemplos. Al igual que ocurre con el sol, los caballos pueden quemarse con el frío, especialmente los que viven en exterior en épocas de nevadas. Las zonas más sensibles son las que tienen la piel sin pelo como el hocico, las ingles o la zona genital y anal. Es importante revisar el cuerpo del caballo para detectar lesiones de forma temprana. 

Con el aire frío y la nieve los ojos de los caballos tienden a producir más lágrimas para mantenerlos hidratados. Aunque a priori esto no supone un problema, si debemos extremar la higiene para evitar un cúmulo excesivo que pueda derivar en conjuntivitis o dermatitis alrededor de los ojos. Para ello usaremos un paño limpio o una gasa, siempre cambiándola entre un ojo y otro. 

Finalmente, con el frío los cascos también pueden resecarse más y llegar a cuartearse. La limpieza diaria para retirar restos de barro y suciedad, tanto de la parte externa como de la suela, y la hidratación con grasas o productos específicos es algo indispensable para prevenir este tipo de problemas y asegurar un buen estado de manos y pies. Además, esta rutina permite detectar lesiones o heridas de forma precoz, evitando que se compliquen.

De forma natural los caballos están preparados para soportar la lluvia y otras inclemencias climatológicas, pero si queremos asegurar la salud y el bienestar de nuestro caballo lo aconsejable es que durante el invierno los animales se encuentren a salvo de un exceso de humedad. Con ello evitaremos la aparición de problemas en la piel y las pezuñas.

Antes de su domesticación los caballos eran animales que vivían de forma salvaje en todo tipo de territorios y circunstancias, lo que explica que gracias a una evolución natural estén preparados para soportar sin problemas los rigores de la climatología invernal.

humedad lluvia caballos

Pero esto no significa que convivir con frío, lluvia o nieve, no pueda llegar a causar inconvenientes de salud en aquellos caballos que viven de forma permanente en semilibertad.

En concreto un exceso de lluvia puede ser el origen de infecciones por hongos en la piel, mientras que la humedad y el barro son elementos que fácilmente pueden favorecer la aparición de enfermedades en las pezuñas.

Por esta razón lo aconsejable para su salud y bienestar es que durante la temporada invernal los caballos dispongan en los prados de cobertizos de fácil acceso donde puedan protegerse de las inclemencias climatológicas, aunque lo mejor será trasladarlos a lugares más protegidos.

La piel de los caballos tiene una capa aceitosa que los protege de la lluvia. De esta forma el animal puede parecer mojado por su capa más exterior, pero por el contrario sí acariciamos la piel a contrapelo comprobaremos que el interior en contacto con el cuerpo se encuentra completamente seco.

A pesar de esta capacidad protectora de la piel, nunca está de más el uso de mantas cobertoras durante el invierno, porque con ello estaremos consiguiendo que gracias a este aislamiento suplementario los caballos puedan mantener más fácilmente su temperatura corporal.

Por otro lado, el mantenimiento de esta propiedad lubricante que tiene de forma natural la piel de los caballos, exige que nunca se utilicen jabones o champús que contengan sustancias agresivas para esta capa aceitosa.

caballos lluvia

La tiña o dermatofitosis es una patología que afecta a la piel de los caballos y que puede verse favorecida en ambientes lluviosos y húmedos. Si el animal se encuentra sano lo normal es que su sistema inmunitario pueda solucionar el problema, pero lo aconsejable en estos casos es prevenir y reducir los riesgos de micosis protegiendo a los animales de los rigores del clima.

La presencia de hongos en la piel de un caballo es fácilmente detectable, puesto que el contagio provoca lesiones epidérmicas externas que nos obligarán a consultar con nuestro veterinario para su tratamiento con fármacos adecuados.

Hay que tener en cuenta que una vez que aparecen estas lesiones no sanan con rapidez, puesto que en primer lugar es necesario poner fin a la presencia de los hongos y posteriormente la piel necesitará de un periodo de tiempo más o menos largo para su total recuperación.

Además, este tipo de infecciones obliga al aislamiento de los animales afectados para evitar su propagación y a utilizar fungicidas en el proceso de limpieza de las instalaciones y de todos los elementos utilizados durante la monta.

caballo lluvia

Además de los problemas que la lluvia puede causar en la piel de los caballos, el barro y los terrenos encharcados tampoco son un lugar ideal para la salud de las pezuñas, que pueden verse afectadas por candidiasis.

Esta patología viene causada por una bacteria que destruye y descompone los tejidos de los cascos, provocando la pudrición de los mismos. En este caso los veterinarios aconsejan un trabajo preventivo manteniendo a los caballos en terrenos secos o con un bajo grado de humedad.

Por otra parte, aunque no exista infección bacteriana está demostrado que algunas partes de las pezuñas corren un mayor riesgo de sufrir deterioros por la acción del barro y la humedad.

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