En 1954 Ava Gardner llegó a Madrid para el rodaje de “La condesa descalza” y de la mano del torero Luís Miguel Dominguín entró en contacto con la élite social de nuestro país y con el mundo del toro y de los caballos españoles. Fue en la finca de la familia Peralta donde Ava aprendería a montar a lomos de caballos cartujanos y donde un incidente ecuestre acabaría alejándola de los caballos.
La primera vez que Ava Gardner pisó nuestro país fue para participar en el rodaje en la Costa Brava del film “Pandora y el holandés errante”. Corría el año de 1951 cuando la estrella de Hollywood, que entonces tenía 28 años, se instalaría durante unas semanas en la localidad gerundense de Tossa de Mar.
Y precisamente fue en el rodaje de esta película de Albert Lewin, que en sus primeras escenas combina un tablao flamenco con las típicas escenas de pescadores locales conversando en catalán, donde Ava Gardner entabló amistad con uno de los actores del reparto, Mario Cabré, y donde la estrella de Hollywood comenzó a cogerle el gustillo a vivir en nuestro país.
Toros y caballos
En 1954 Ava Gardner regresaría de nuevo a España, esta vez a Madrid, para el rodaje de “La condesa descalza” de Joseph L. Mankiewicz. Será gracias a esta película como la “superstar” entrará por primera vez en contacto con los caballos españoles de la mano del torero Luis Miguel Dominguín, que además de en el mundo de los toros la introducirá en los más selectos ambientes sociales de nuestro país.
A través de su icónica presencia en este mundo del caballo y del toro Ava Gardner hará amistad con el famoso rejoneador y ganadero Ángel Peralta, que fue la persona que de alguna forma le traspasó su amor por los caballos y que encendió la pasión de la actriz por unos animales que hasta ese momento tan sólo había visto en los western de Hollywood.
A su llegada a nuestro país la prensa española había bautizado a Ava Gardner como “el animal más bello del mundo”, aunque en las entrevistas la actriz siempre sostuvo que se trataba de un error, porque en su opinión los animales más bellos eran los caballos de Peralta.
Una superstar a caballo
Cuentan las biografías que fue su amigo Ernest Hemingway quien le recomendó visitar la finca de la familia Peralta en las marismas de Puebla del Río (Sevilla), y no fue hasta 1957 que Ava Gardner pasaría unas semanas en el famoso “Rancho El Rocío” situado a orillas del Guadalquivir, un lugar donde los Peralta criaban caballos cartujanos y toros bravos y donde Ava Gardner aprendería a montar.
Fue aquí dónde en una noche de “vino y rosas” Ava decidió que quería protagonizar la película “El centauro de las marismas”, sobre un guión escrito por el mismo Ángel Peralta. Finalmente, una inesperada caída del caballo acabaría impidiendo que Ava Gardner rodara esta película.
Este incidente, que causó algunas lesiones en el rostro de la actriz, se produjo cuando Ava quiso intentar rejonear una vaquilla a lomos de Mexicana, una de las yeguas favoritas de Ángel Peralta. Por esta razón el proyecto tuvo que ser cancelado, Ava volvió a Estados Unidos y no regresaría a España hasta 1963 para el rodaje de “55 días en Pekín”, película que se filmó en buena parte en la localidad madrileña de Las Rozas.
En esta ocasión Ava no visitaría la finca sevillana de los Peralta, dado que su amistad quedó un tanto truncada tras el incidente. Según cuentan los relatores de la vida de la actriz, Ava no volvería a montar a caballo tras su mala experiencia en España, asustada porque otra caída le pudiera provocar nuevas lesiones en un rostro que fue uno de los más bellos de Hollywood.
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