Beatriz Ferrer-Salat es una de las mejores amazonas de la disciplina de Doma Clásica de nuestro país. Su impresionante palmarés, donde destacan una medalla de plata olímpica en Atenas 2004 y sus seis oros en el Campeonato de España de Doma Clásica, la han aupado a lo más alto de la equitación española. En enero de 2020 un accidente estuvo a punto de apartarla de la competición profesional, pero hoy Beatriz Ferrar-Salat continúa luchando por mantener sus sueños en su finca Villa Equus.
Nacida en Barcelona el 11 de marzo de 1966, Beatriz Ferrer-Salat no se introdujo de lleno en el mundo de la equitación hasta los 15 años, cuando comenzó a dar clases en el Real Club de Polo de su ciudad natal.
Hoy, a sus 55 años, forma parte de la élite de la equitación española y es la amazona de Doma Clásica con mejor palmarés. Beatriz Ferrer-Salat ha participado en cinco Juegos Olímpicos donde ha conseguido una medalla olímpica en Doma, por el momento es la única amazona española que lo ha logrado, además de seis medallas de oro consecutivas en el Campeonato de España de Doma Clásica.
Una carrera llena de triunfos
Hija del expresidente del Comité Olímpico Español, Carlos Ferrer-Salat, con 16 años descubre sus grandes aptitudes para la Doma Clásica y viaja a Alemania para comenzar a entrenar con George Theodorescu y Herbert Rehbein. A su vuelta a España seguirá su especialización de la mano de Jan Bemelmans y Beauvalais, el caballo con el que logrará sus primeros triunfos.
Su primera participación olímpica fue en Atlanta 1996, donde logró una séptima posición por equipos y ya en Sídney 2000 consiguió mejorar este resultado, quedando quinta por equipos y décima en individual.
En los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 consiguió uno de sus grandes éxitos deportivos al lograr una medalla de plata individual y una medalla de bronce por equipos. Tras la inesperada lesión de su caballo Fabergé, Beatriz Ferrer-Salat no pudo participar en Pekín 2008 y por esta razón tuvo que esperar hasta Rio de Janeiro 2016, donde alcanzó un séptimo puesto por equipos y una décima plaza en individual. Su quinta cita olímpica ha sido el pasado verano en Tokio 2020-2021.
Pero su palmarés no termina aquí. Beatriz Ferrer-Salat ha sumado victorias en numerosos campeonatos nacionales e internacionales. Entre otros en los Juegos Ecuestres Mundiales de 2002 en Jerez de la Frontera se alzó con la plata individual y el bronce por equipos. En el campeonato europeo de Hickstead de 2003 logró una plata por equipos y un bronce individual, volviendo a conseguir medalla (ambas de bronce) en 2005 en Hagen y en 2015 en Aquisgran.
Además de sus victorias cabe destacar su participación en pruebas de gran relevancia en el panorama hípico internacional, como los Campeonatos Mundiales de La Haya 1994 y Tryon 2018, que la posicionaron como una de las amazonas más experimentadas.
Un accidente casi acaba con su carrera
En enero de 2020 Beatriz Ferrer-Salat sufrió un accidente que a punto estuvo de provocar su retirada de la competición de alto nivel. Durante un paseo con un caballo joven el animal se asustó y la amazona cayó al suelo fracturándose el pubis y el coxis.
Tras ser operada y después de varias semanas de rehabilitación consiguió caminar de nuevo, aunque tardó casi medio año en volver a montar. Finalmente, tras meses de duro entrenamiento Beatriz Ferrer-Salat pudo recuperar el gran nivel competitivo que ha demostrado en Tokio 2020-2021.
Villa Equus, una filosofía de vida
Cuando era pequeña el sueño de Beatriz siempre fue tener un caballo al que cuidar. El primero fue Vendaval, un regalo de su padre, y después llegaron otros ejemplares con los que ha obtenido y sigue obteniendo grandes éxitos deportivos.
Su preocupación por darles el mejor de los cuidados la llevó a crear hace quince años el complejo ecuestre Villa Equus, donde tanto los animales como los deportistas disfrutan de unas modernas instalaciones.
En Villa Equus los animales disponen de nutricionista, osteópata, odontólogo, equipo veterinario, pero también de terapeutas y sesiones de masaje y spa para cuidar no sólo de su estado físico sino también de su estado mental, algo que la deportista considera imprescindible para que su rendimiento sea máximo. Allí entrena durante todo el día con varios ejemplares con los que compite actualmente y con futuras promesas en formación.
Beatriz Ferrer-Salat es vegana desde hace unos diez años, algo que considera una filosofía de vida y no sólo una forma de alimentarse. Además, convive con varios perros y dos cerdas vietnamitas adoptadas y es una activista que colabora con numerosas asociaciones protectoras de los animales.
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