Una leyenda viva como el Chevrolet Corvette no ha perdido ni un gramo de fama y prestigio en 7 décadas. El Corvette sigue igual de joven y espectacular que durante su presentación en 1953, cuando el público neoyorquino que asistió al Motorama Parade of Progress quedó prendado de un deportivo legendario.
En la historia de la automoción norteamericana y mundial el Chevrolet Corvette es una auténtica leyenda, que a día de hoy continúa en activo y sin haber perdido ni un solo gramo de su peso como mito viviente.
Se calcula que desde 1953 Chevrolet ha producido 1,9 millones de unidades Corvette, siendo las más populares la segunda generación (1963-1967) y la tercera (1968-1982), aunque la auténtica joya es la Nº 1.
El primer Corvette de serie -blanco y con la tapicería en rojo- abandonó las líneas de producción de la planta de Flint (Michigan) el 30 de junio de 1953. Con tan sólo 300 unidades fabricadas con la misma configuración de colores, una carrocería de fibra de vidrio, un peso de 1.310 kg, un motor de 150 CV y una transmisión de tres velocidades, este primer Corvette es sin duda el modelo más deseado por los coleccionistas de todo el mundo.
Un deportivo de leyenda
Tras la Segunda Guerra Mundial y al hilo de la recuperación económica General Motors -propietaria de la marca Chevrolet- comenzó a madurar la idea de desarrollar un deportivo de alta gama. De este primer planteamiento surgirá el prototipo Corvette EX-122.
En 1953 General Motors organiza en Nueva York el Motorama Parade of Progress, un evento “made in GM” donde el grupo presentó en sociedad distintos modelos como el Oldsmobile Starfire, el Buick Wildcat y el Chevrolet Corvette. El objetivo de este prototipo era comprobar su viabilidad comercial.
El resultado fueron largas colas en las afueras del Motorama para poder ver de cerca al nuevo Corvette, lo que motivó que GM diera luz verde a su producción. En 1955 GM decide incorporar los motores V8 de 4,3 litros y 195 CV, aunque se mantiene el suministro de Corvette con motores V6, combinándose los cambios automáticos con los manuales, aunque estos últimos en un número reducido.
Será en las versiones de 1958 cuando las prestaciones motrices del Corvette se disparen hasta los 290 CV, un caballaje que en 1963 se incrementará hasta los 360 y 465 CV del Corvette Sting Ray, que finalizará su vida comercial alcanzando el listón de los 500 CV.
Sting Ray: Una joya con ruedas
Con el éxito asegurado la segunda generación Corvette estuvo en producción entre 1963 y 1967 y rápidamente fue bautizada con el apelativo de “Sting Ray”. El responsable de su diseño fue Bill Mitchell, diseñador-jefe de GM, que dicen que se inspiró en el “concept car” Mako Shark II.
Este icónico Corvette incorporaba por primera vez un esquema de suspensión trasera independiente, además de un motor V8 de 435 CV que ha pasado a la historia como uno de los motores más potentes de este modelo.
La fama antes y ahora del “Sting Ray” viene justificada por unos faros ocultos que emergen a voluntad del conductor y por el “split window”, un detalle exclusivo que tan sólo estuvo presente en los Corvette fabricados y comercializados en 1963 y que se eliminó por cuestiones de visibilidad.
El insulto del Corvette 2+2
Para cualquier aficionado a los biplazas deportivos una de sus peores pesadillas tiene que ver con la “terrible” visión de ponerse al volante de un deportivo de cuatro plazas. ¿Quién imagina algo así? Pues esa pesadilla se hizo realidad en Estados Unidos a comienzos de los años 60.
En aquel momento y contra todo pronóstico el Ford Thunderbird de cuatro asientos estaba siendo un éxito comercial, así que a los responsables de Chevrolet les pareció una buena idea poner a trabajar a sus diseñadores con la meta de un objetivo similar.
En 1962 el diseñador de aquel Corvette 2+2 fue Larry Shinoda y según cuentan las crónicas el proyecto se abandonó cuando los directivos de GM decidieron probar la comodidad de las plazas traseras.
Un Corvette muy especial en España
A España los Chevrolet Corvette regresaron en 2011 tras unos años de ausencia, aunque su presencia en Europa tuvo un momento culminante a comienzos de los años 90, cuando los Corvette ganaron seis títulos en las 24 Horas de Le Mans.
En la edición de 1990 el Corvette ZR-1 destrozó en el circuito francés tres récords de resistencia y velocidad, consiguiendo una media de 280 km/h con paradas en boxes incluidas.
Para los coleccionistas de automóviles clásicos una de las piezas más exóticas y raras de ver es un Corvette de 1955 con matrícula española, un vehículo que tiene un valor de 100.000 euros.
Por otro lado, su anaranjado color “Corvette Copper” rompe con los colores tradicionales utilizados por Chevrolet, estimándose que tan solo una quincena de unidades salió de fábrica con este color.
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