Siata Española fue una firma española que estuvo activa entre 1960 y 1973, cuando fue absorbida por Motor Ibérica. En ese periodo este “transformador” de Seat 600 con planta de producción en Tarragona, comercializó interesantes modelos de turismo y de vehículos comerciales, aunque hoy lo que descubrimos de Siata Española son tres curiosidades que casi nadie conoce.
A comienzos de los años sesenta la empresa Siata Española, creada en octubre de 1955 en Barcelona, decidió instalar su factoría en Tarragona. El plan inicial era que la planta de producción estuviera situada en Zona Franca (Barcelona), muy próxima a la de Seat, pero en el cambio de ubicación tuvo mucho que ver la estrecha relación personal que Enrique Sala, “alma mater” de Siata Española, tenía con el entonces alcalde de Tarragona, Rafael Sanromá.
La planta de Tarragona comenzó a funcionar en 1960 de forma muy artesanal, tanto que para la finalización de cada unidad se necesitaban hasta tres días de trabajo. Por otro lado, la presencia en España de Franco Ambrosini, hijo del fundador de Siata Italiana y con el que Enrique Sala había contactado previamente en el Salón de Turín de 1954, supuso la llegada a nuestro país del diseño automovilístico italiano.
Antes de su desembarco en el sector automovilístico, Enrique Sala era -además de un enamorado de los coches italianos- un empresario muy conocido en el sector hostelero y por esta razón en su viaje a Italia en 1954 se trajo consigo la licencia para distribuir las cafeteras Gaggia en nuestro país, lo que explica que una de las primeras unidades Siata Formichetta estuviera especialmente adaptada y carrozada para la promoción de estas cafeteras.
1. La pista de pruebas de la Laboral
Sobre la base del Seat 600 el primer modelo producido en Tarragona fue el Siata Turisa Spyder, un atractivo descapotable de dos plazas capaz de alcanzar los 120 km/h y que podía llegar a costar unas 145.000 pesetas, un desembolso que por supuesto no estaba al alcance de todos los bolsillos.
En aquel momento Siata Española carecía de pista de pruebas, pero el siempre presente ingenio español encontró una solución en la Universidad Laboral, cuya proximidad les proporcionó la posibilidad de tener a su disposición una recta larga y sin tráfico donde poder realizar las pruebas de aceleración y de frenada.
Tras los descapotables deportivos, que económicamente no resultaban muy rentables, y con el objetivo de poder competir en un segmento más popular y siempre sobre la base del Seat 600, Siata Española desarrolló con posterioridad sus turismos de cuatro plazas Ampurias y Tarraco, para a partir de 1964 comenzar con la producción de las furgonetas Siata Minivan destinadas al reparto urbano.
2. Un Siata Turisa en “El Mujeriego”
Después de tres años de vida comercial en 1963 las ventas del Siata Turisa Spyder se encontraban a la baja, pero por sorpresa una película estrenada ese mismo año ayudaría a “disparar” las visitas de clientes a los concesionarios.
Interpretada por el conocido actor y cómico tarraconense Casto Sendra “Cassen”, la película “El Mujeriego” cuenta las venturas y desventuras de Juan, un modesto vendedor de libros que consigue una quiniela de catorce gracias a acertar dos resultados imprevistos en aquella época: Elche 2- FC Barcelona 0 y Real Madrid 2- Español 3.
Lo primero que hace Juan con el dinero del premio es entrar en un concesionario para comprarse un Siata Turisa 750 Spyder. ¿Qué mejor publicidad para hacer subir las ventas de un coche?
3. El “misterioso” Siata de Salvador Dalí
Lo que pocos aficionados a los clásicos conocen es que Siata Española llegó a fabricar un coche para el mismísimo pintor gerundense Salvador Dalí, un “misterioso” prototipo mezcla de descapotable y furgoneta al que bautizaron con el nombre de “Patricia” en honor a Patricia Rato, hija de uno de los accionistas de Siata Española, Ramón Rato, y sobrina además de Rodrigo Rato.
Cuenta la historia que Salvador Dalí se enamoró del “Patricia” y que decidió comprarlo por el precio de 60.000 pesetas, aunque lamentablemente de este inusual modelo nunca más se ha vuelto a saber. Sin duda que si llegara a aparecer en cualquier subasta los coleccionistas ofrecerían auténticas fortunas por él.
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