En la Feria de Barcelona de 1958 la firma catalana Huracán Motors presentó dos novedosas propuestas más allá de las dos y tres ruedas. La mini furgoneta F-127, de aspecto similar a la popular DKW, y el Minicar, un microcoche descapotable de diseño deportivo y con capacidad para dos plazas. El problema es que a igualdad de precio el Seat 600 ofrecía más volumen interior.
Si hoy hablamos de Huracán seguro que todos los buenos aficionados a los automóviles se irán de entrada al exclusivo y lujoso Lamborghini Huracán, el superdeportivo salido de las legendarias líneas de montaje de Sant´Agata Bolognese y que en los concesionarios de la firma italiana tiene un PVP a partir de 200.000 euros.
Pero si rebuscamos en la historia de la automoción española encontraremos que en la edición de la Feria de Muestras de Barcelona de 1958, anterior a que este evento fuera rebautizado con el más pomposo nombre de Salón Internacional, se presentó al público la firma española Huracán Motors, S.A. con sede en la propia Ciudad Condal.
Aquel año Huracán Motors hizo su estreno con dos interesantes propuestas. Una de ellas era un modelo de microcoche descapotable con dos plazas y un diseño un tanto deportivo. Como en aquel momento sucedía con otros modelos de similares características, el Minicar incorporaba bajo su capó un sencillo motor Hispano Villiers de 197 cc, un sólo cilindro y dos tiempos, el mismo bloque que montaban por aquella época algunos motocarros.
El negocio de las mini furgonetas Huracán
Por otra parte, la segunda de las propuestas de Huracán Motors era una mini furgoneta que se diferenciaba de los motocarros por montar cuatro ruedas en vez de las tres que eran habituales en los pequeños vehículos de carga.
Esta mini furgoneta, bautizada con el nombre de F-197, tenía una longitud de 3,1 metros y su diseño exterior recordaba bastante a las famosas DKW, aunque lo más destacable es que algunos de sus componentes fueron trasladados al prototipo Minicar.
En 1959 Huracán Motors desarrolló una nueva generación de mini furgonetas -F-323- donde lo que más llamaba la atención eran unas líneas futuristas, aunque finalmente este modelo no conseguiría pasar de la fase de prototipo.
Ya en 1959-1960 se presentarían un triciclo tractor equipado con un pequeño semirremolque apto para 750 kg y el motocarro M-202, modelo este último que tuvo una buena acogida en el mercado.
La historia de Huracán Motors
Esta firma catalana fundada por el empresario Josep Daría Durán comenzó sus actividades en 1956 como fabricante de motocicletas y motocarros, de ahí su experiencia en la utilización de motores Hispano Villiers de todas las cilindradas, mecánicas que eran la base motriz de los motocarros de la época.
Se calcula que hasta su desaparición en 1965 Huracán Motors llegó a fabricar más de 2.000 vehículos. La producción primero estuvo centralizada en la fábrica del barrio de Poblenou, de donde se trasladaría posteriormente a unas nuevas naves situadas en la calle Almogávares, 122.
Por otra parte, pocos conocen que el microcoche de Huracán Motors fue diseñado por el piloto de motociclismo Nilo Masó, que en aquel momento era el responsable de la fabricación de las motos Alpha.
Cómo el Seat 600 se comió a los microcoches
En la década de los cincuenta en Europa y España existieron varias marcas de microcoches, entre ellas la española Biscúter que creada en 1953 y con sede en Barcelona aguantó hasta principios de los años sesenta finalizando su existencia con una producción total de aproximadamente 12.000 unidades.
El problema para los microcoches es que en 1953 surge como vehículo utilitario el Seat 600, mientras que por otro lado las motos con sidecar eran también un importante competidor, dos circunstancia que redujeron mucho la clientela potencial de este tipo de vehículos.
Además, el precio del Minicar de Huracán Motors rondaba las 60.000 pesetas, un PVP nada económico y muy similar al que por entonces tenían los primeros ejemplares del Seat 600, que ofrecía hasta cuatro plazas frente a los dos únicos ocupantes del modelo de Huracán Motors.
Una peculiaridad técnica de los modelos de Huracán Motors es que en su publicidad vendían a bombo y platillo la presencia de cambios de seis marchas, un avance tecnológico inaudito para la época y que posiblemente se debía a un sistema de desmultiplicación que doblaba las habituales tres relaciones.
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