A simple vista es fácil observar que las extremidades de los caballos son las partes más expuestas a golpes y lesiones, de ahí que sea habitual utilizar protectores y vendas con el fin de protegerlas de posibles impactos. Habitualmente los protectores son los más utilizados en el trabajo diario, pero a nivel de competición hay jinetes que optan por las vendas por ser más estéticas.
Las extremidades de los caballos de competición o de disciplinas deportivas como el Salto o la Doma Clásica, siempre están expuestas a sufrir todo tipo de golpes, lesiones e incluso heridas, razón por la cual los jinetes utilizan vendas y protectores con la finalidad de amortiguar los posibles impactos y proteger los tendones.
Los protectores pueden ser de textura blanda y flexible, como los que suelen utilizarse en Doma Clásica, y también los hay de textura más rígida y que ofrecen una protección más sólida contra golpes y lesiones, que son los utilizados habitualmente en Salto.
En líneas generales los protectores pueden ser de varios tipos, de trabajo, de descanso y de transporte, dependiendo de cuál sea su finalidad, pero todos coinciden en aportar protección sin provocar sobrecalentamiento de las zonas protegidas al permitir una mejor aireación.
Por otro lado, desde un punto de vista estético las vendas quizá tengan una “mejor vista” que los protectores una vez llegados a la competición, aunque en el trabajo del día a día estos últimos son sin duda más prácticos y fáciles de utilizar.
¿Protectores o vendas?
Utilizar una u otra opción depende mucho de las preferencias de cada jinete, de las características y carácter de cada caballo y de la actividad que se vaya a realizar, siempre teniendo en cuenta que desde el punto de vista de la practicidad los protectores son como decíamos más rápidos y sencillos de colocar y se adaptan mejor a la anatomía de cada acaballo.
En este caso el único punto crítico puede ser la elección del tipo y talla adecuada de protector, siempre dependiendo de la extremidad, con el fin de que el ajuste sea el adecuado para prevenir incomodidades y no obstaculizar los movimientos del caballo.
Por su parte, las vendas exigen pericia y una “técnica” de colocación más depurada y que el caballo sea lo suficientemente tranquilo como para permitir una correcta colocación, porque una venda suelta puede provocar que el caballo se enrede y pueda tener una caída. Por el contrario, una venda demasiado ajustada puede ser motivo de lesiones por sobrecalentamiento.
Otra posibilidad de protección complementaria son las campanas para el cuidado de los cascos. Estos elementos protegen de lesiones en el “pulpejo”, una zona especialmente delicada y muy propensa a sufrir golpes. En el caso de las campanas hay que asegurarse de que el tamaño sea el adecuado, ni demasiado justas ni demasiado sueltas, con el fin de que se mantengan fijas pese a los movimientos del caballo.
Cómo colocar las vendas
El objetivo de las llamadas vendas polares o de trabajo es proteger de golpes las partes inferiores de las extremidades más expuestas, brindando al mismo tiempo soporte y sujeción a los tendones.
Antes de colocar las vendas exteriores hay que colocar los denominados “bajo vendas” y al hacerlo hay que conseguir un correcto equilibrio entre protección, sujeción y una correcta distribución de la presión. Los jinetes que prefieran ahorrarse los “bajo vendas” estarían incurriendo en un error, porque si queremos una protección completa estos elementos siempre son recomendables.
Avanzando desde adelante hacia atrás los “bajo vendas” deben cubrir el menudillo, donde podemos aplicar un refuerzo adicional si lo consideramos oportuno, sin llegar en ningún caso hasta la rodilla. Siempre es fundamental mantener una tensión adecuada y cuidando que la colocación del “bajo venda” no presente dobleces.
Posteriormente, en la colocación de las vendas exteriores seguiremos el mismo procedimiento ascendente de adelante hacia atrás haciendo hincapié en la tensión y comodidad de la protección. De nuevo en la zona del menudillo aplicaremos un refuerzo protector complementario.
Finalmente, también es importante no olvidarnos de las llamadas “vendas de descanso”. Estos elementos suelen utilizarse después de que el caballo haya realizado un gran esfuerzo, aunque los expertos aconsejan no abusar de las mismas porque su uso indiscriminado puede llegar a ser perjudicial.
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