En 1967 Santana Motor comenzó a fabricaren su planta de Linares (Jaén) el camión todoterreno Land Rover Santana 1300. Se trataba de un vehículo de 1,3 toneladas de carga útil pensado para trabajar en entornos rurales y que gracias a su cabina avanzada situada sobre el eje delantero acabó siendo bautizado con el sobrenombre del “Chato de Linares”.
Entre 1967 y 1978 la planta de Santana Motor en Linares (Jaén) mantuvo en producción su modelo Land Rover Santana 1300, un espartano vehículo muy similar al Jeep-Viasa SV donde cabina y elementos mecánicos se veían desplazados hacia la parte delantera con el objetivo de permitir por detrás el mayor espacio de carga posible.
Desarrollado sobre la base del Santana Serie IIA y heredando el espíritu del Land Rover 101 Howard Control utilizado por el ejército británico, el Land Rover Santana 1300 era un pequeño camión ligero todoterreno, generalmente de plataforma abierta, y 1,3 toneladas de capacidad de carga, que por su peculiar diseño de cabina avanzada situada sobre el eje delantero fue bautizado popularmente como el “Chato de Linares”.
Motores gasolina y diésel
En cuanto a dimensiones el Land Rover Santana 1300 presentaba una longitud de 4,84 metros, una distancia entre ejes de 2.778 mm y una altura que en la zona de la cabina alcanzaba un máximo de 2.190 mm, con una anchura que superaba los 1,6 metros. Ni que decir tiene que los niveles de equipamiento y confort respondían a conceptos muy básicos.
La tara de este vehículo era de 1.760 kg en los modelos equipados con motores de gasolina y de 1.840 kg en las versiones con mecánicas diésel. En ambos casos los grupos motrices presentaban una arquitectura de cuatro cilindros en línea y tenían cilindradas parejas de 2.286 cc.
Los motores de gasolina eran de ciclo Otto y entregaban una potencia máxima de 81 CV, mientras que en el caso de los grupos diésel los motores ofrecían 62 CV, prestaciones más que suficientes para poder moverse con soltura por todo tipo de terrenos.
En total Santana Motor fabricó unas 4.000 unidades del Land Rover Santana 1300, que a partir de 1978 sería sustituido por el más moderno y equipado Santana 2000.
La Administración el principal cliente
A finales de los sesenta los fabricantes nacionales de vehículos industriales solían tener en los ministerios y en los diferentes departamentos de la Administración del Estado a sus principales clientes y en el caso del Land Rover Santana 1300 la realidad no fue muy diferente.
A pesar de ello muchas de las 4.000 unidades producidas del “Chato de Linares” también se dejaron ver por los entornos rurales de nuestro país, donde ejerció como un colaborador solvente en tareas agrícolas e industriales de todo tipo, ya fuera en variante de plataforma abierta de carga o equipado con carrocerías específicamente adaptadas a los trabajos a realizar.
Fueron las muchas posibilidades todoterreno del “Chato de Linares”, junto a su facilidad de mantenimiento, las virtudes que convirtieron al Land Rover Santana 1300 en un vehículo de carga muy fiable a la hora de enfrentarse a tareas agrícolas y ganaderas, sobre todo cuando los clientes tenían que moverse habitualmente por caminos carentes de asfalto y por terrenos donde cualquier otro vehículo hubiera tenido muy comprometida su capacidad de tracción.
Precisamente fue esta capacidad 4×4, unida a su polivalencia a la hora del carrozado, la que motivó que Bomberos y Guardia Civil fueran los cuerpos que encontraron en el “Chato de Linares” un mejor aliado a la hora de contar con un vehículo que facilitara su trabajo en los siempre difíciles y comprometidos territorios off-road.
Los “Chatos” de la Guardia Civil
En este escenario de “proteccionismo” en 1969 Santana Motor presentó a la Guardia Civil un primer minibús realizado sobre bastidor 1300, pero el problema de aquel prototipo era que su altura interior era tan baja que ocupantes de 1,80 metros de altura tocaban con la cabeza en el techo. Había que buscar una solución al problema o poner un límite a la altura de los agentes.
La solución adoptada fue que los ingenieros de Santana Motor consiguieron reducir la altura del vehículo al suelo en unos 20 centímetros, lo que posibilitó ofrecer una altura interior mayor y que finalmente Santana Motor firmara un acuerdo de suministro con la Guardia Civil.
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