Hasta los Juegos Olímpicos sede Helsinki 1952 las pruebas de hípica estaban reservadas a militares. Ese año y contra todo pronóstico la amazona danesa Lis Hartel conseguiría la medalla de plata en doma clásica, la primera que obtenía una mujer en una disciplina de hípica. Pero con 23 años Lis Hartel sufrió de polio, una enfermedad que le paralizó las piernas y que a punto estuvo de truncar su carrera deportiva.
No se sabe muy bien por qué razón, pero lo cierto es que hasta los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952 las pruebas hípicas estaban reservadas a los militares, quizá porque en ese momento la proximidad del fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945 todavía tenía su peso en esta especialidad deportiva.
La primera disciplina que se abrió a los “jinetes civiles” fue la Doma Clásica y gracias a ello la danesa Lis Hartel pudo convertirse en la primera mujer en conseguir una medalla olímpica en una disciplina hípica.
Pero hasta conseguir subirse a uno de los podios de los Juegos Olímpicos de Helsinki la historia de Lis Hartel puede considerarse una de esas historias de superación que sirve de enseñanza a personas que se encuentren en sus mismas circunstancias.
Una historia de superación
Después de comenzar a ser entrenada por su madre, con 20 años el futuro deportivo de Lis Hartel era muy esperanzador de la mano de su entrenador Gunnar Andersen, ya en su palmarés estaban los campeonatos daneses de de doma clásica de 1943 y 1944.
Pero con 23 años Lis Hartel contrae una enfermedad tan terrible como era la polio. En ese momento ya era madre de un niño de dos años y estaba embarazada de su segundo hijo. La poliomielitis es una enfermedad vírica que en el 5% de los contagiados afecta a la médula espinal, provocando en un 1% de los casos debilidad muscular y parálisis.
En la actualidad se trata de una enfermedad que se considera erradicada en los países desarrollados, dado que su vacuna se encuentra incluida en los programas oficiales de vacunación, pero en plena Segunda Guerra Mundial las cosas de la sanidad eran de otro modo.
Lis Hartel necesitó de tratamientos especiales con el fin de recuperar parte de la movilidad en sus piernas, de las rodillas para abajo nunca recuperó la movilidad, y todo apuntaba a que su futuro deportivo como amazona había terminado. Pero no fue así.
Lis Hartel aprende a controlar a su caballo Jubilée con el peso de su cuerpo, ya que no podía hacerlo con las piernas, y de esa forma en 1947 retornó a la competición en Dinamarca con tan buenos resultados que se clasificó para los Juegos Olímpicos de Helsinki.
Una amazona en Helsinki
En 1952 y con 31 años Lis Hartel consigue su primera medalla de plata olímpica en la modalidad de Doma Clásica montando a Jubilée. Cuatro años más tarde, en los Juegos Olímpicos de Estocolmo (Suecia), volvería a competir y a repetir resultado.
La participación de una “civil” como Lis Hartel en los Juegos Olímpicos de Helsinki fue toda una sorpresa, dado que recordemos que las disciplinas hípicas estaban reservadas a participantes del estamento militar.
Pero más sorpresa todavía cuando la amazona necesito de la ayuda de dos asistentes para subirse a su caballo, dado que las secuelas de la poliomielitis le impedían poder hacerlo por ella misma.
En la prueba de Doma Clásica el ganador fue el jinete sueco Henri Saint Gyr, que una vez finalizada la prueba la ayudó a bajar de Jubilée yendo juntos hasta el podio.
Fundación Lis Hartel
Tras las Olimpiadas de Helsinki el palmarés de Lis Hartel siguió creciendo con los campeonatos daneses de doma clásica de 1953, 1954 y 1956, una competición que ganó por última vez en 1959 con Limelight.
Al final de su vida deportiva Lis Hartel creó una fundación con su nombre dedicada a la ayuda y mejora terapéutica con caballos para personas con discapacidad.
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