En 1949 Carlo Abarth fundaba en Italia una de las marcas con más historia de la automoción europea. Muchos años después la firma del escorpión saldría victoriosa de todas las competiciones y los modelos de Abarth se convertirían en máquinas legendarias, incluso en España, donde Abarth llegó a dejar su huella deportiva en varios modelos de Seat.
Hace sesenta años -septiembre de 1963- Carlo Abarth presentaba el Fiat-Abarth 595, un modelo realizado sobre la base del Fiat 500D y que hoy es legendario. En su lateral derecho ese coche que ha pasado a la historia de la automoción europea lucía el texto de “Campeón del Mundo”, un título que hacía referencia a los numerosos récords y victorias conseguidos por las creaciones de la denominada Officine di Corso Marche.
El Fiat-Abarth 595 era un pequeño deportivo de altas prestaciones con un 30% más de potencia que su versión original, que tan sólo llegaba a los 27 CV, y una velocidad punta de 120 km/h. Presentado en el Salón de Turín de octubre de 1963, el enorme éxito del 595 propició que tras la finalización del evento se diera la orden de fabricar las primeras mil unidades de este modelo.
¿Quién era Carlo Abarth? El carrocero de Ferrari
Abarth se fundó el 31 de marzo de 1949 de la mano de sus dos accionistas, el ingeniero Carlo Albert Abarth y el piloto Guido Scagliarini, y hasta 1959 Abarth estuvo dedicada a suministrar carrocerías a Ferrari, en un momento en el que la firma italiana tan sólo desarrollaba chasis, motores y transmisiones, dejando el resto a diseñadores como Pininfarina, Zagato o Abarth.
Por su parte, el emprendedor Carlo Abarth también se dedicaba a preparar vehículos de competición, lo que le permitió granjearse la confianza de algunos pilotos gracias a los buenos resultados obtenidos con aquellas “preparaciones” e incluso a tener su propia escudería con pilotos como Hans Hermann y Teddy Pilette.
Aunque el mayor reto en el mundo de la competición lo protagonizaron Carlo Abarth y el piloto Johann Abt. El primero prometió al segundo que podría competir gratuitamente si ganaba todas las carreras en la que participara. Abt acabaría perdiendo la apuesta porque tan sólo consiguió ganar en 29 de las 30 pruebas en las que tomó la salida, quedando segundo en la última.
Colaboración con Fiat
Antes de fundar Abarth, Carlo había sido en su Austria natal un reputado constructor y piloto austriaco de motocicletas, famoso a nivel popular por haberse enfrentado al Orient Express, el famoso ferrocarril al que consiguió vencer en velocidad.
En 1939 un grave accidente retiró a Carlo Abarth del mundo de las motos y lo dirigió hacia la preparación de automóviles de competición en Cisitalia (Consorzio Industriales Sportivo Italia), a lo que sumó el proyecto de desarrollar junto a Rudolf Hruska un monoplaza de F1 para Porsche.
En 1946 se crea el equipo Cisitalia con Tazio Nuvolari y Pedro Dusio como pilotos, una estructura que en 1949 serviría de base para la creación de Abarth. Cuando la presencia propia de Abarth en el mundo de la competición decayó, comenzó a colaborar en diferentes “preparaciones” para fabricantes como Fiat, Porsche, Alfa Romeo y Simca, aunque finalmente sería Fiat quien en junio de 1971 integraría la marca Abarth en su consorcio automovilístico.
De esta forma Abarth pasó a convertirse en la división de competición de Fiat a las órdenes de Aurelio Lampredi, al tiempo que firmas hermanas como Lancia o Autobianchi también engordaron sus catálogos con acabados “made in Abarth”.
Curiosamente, los éxitos de la firma italiana llamaron la atención en Estados Unidos del hijo del presidente Franklyn Delano Roosvelt, que incluso viajó a Italia con la intención de firmar un contrato en exclusiva para la importación de coches Abarth a Estados Unidos.
¿Qué fue de los Seat Abarth?
En la época en que la española Seat tenía una estrecha colaboración con Fiat, desde Abarth se comercializaron diferentes “kits” que dieron lugar a los exclusivos y muy buscados modelos Seat 600 Abarth, 131 Abarth, 127 Abarth, Panda Abarth y Fura Crono Abarth.
Por otra parte, en nuestro país Abarth mantuvo una estrecha colaboración con el empresario catalán Jaume Juncosa, que incluso llegó a ser importador de la firma italiana para España.
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