La industria química viene empleando el bisfenol A desde los años 50 para la elaboración de envases de plástico, los famosos táper entre ellos. Está comprobado que el bisfenol A es peligroso para nuestra salud, principalmente cuando se trata de niños, y por esta razón las autoridades europeas han lanzado una alarma que alerta sobre el uso de estos envases.

Antes de que los “menús del día” se convirtieran en oferta habitual en bares y restaurantes, todos recordamos las famosas tarteras de metal en las que nuestros padres llevaban la comida a sus trabajos, tarteras o fiambreras que los fines de semana también servían para llevar al campo la comida de la familia.
Pero todo cambió con la llegada de los populares “tupperware”, recipientes de plástico que facilitaban la conservación de los alimentos y que desde Estados Unidos se extendieron rápidamente por todos los países. La patente del “tupperware” finalizó en 1984, pero estos recipientes aún mantienen su vigencia y uso en muchos hogares.
Pero la noticia es que los táper están en el punto de mira de las autoridades sanitarias de la Unión Europea. La razón es que desde Bruselas se considera probado que el bisfenol A, una de los componentes químicos utilizados en la elaboración de los táper de plástico, es un producto peligroso para la salud.
En España la utilización de bisfenol A en la elaboración de plásticos está prohibida desde el pasado mes de enero, pero esta medida no se ha extendido a todos los países de la Unión Europea, ni tampoco a los envases de plásticos que nos llegan desde China, por lo cual los consumidores deben tomar precauciones en su compra.
¿Son peligrosos los tupper?
Que el bisfenol A es perjudicial para la salud es algo que pocos discuten actualmente, aunque las agencias encargadas de su regulación manejan criterios diferentes a la hora de continuar permitiendo su utilización o por el contrario dictar la correspondiente orden de prohibición.

Son muchas las investigaciones que prueban que en los envases plásticos -como los táperes- el bisfenol A puede llegar a contaminar los alimentos conservados en los mismos y que estas trazas de bisfenol A una vez ingeridas pueden causar diferentes daños en nuestros organismos, principalmente en el caso de niños.
Por esta razón desde 2011 el bisfenol A está prohibido en plásticos utilizados en la elaboración de biberones y desde 2018 en cualquier producto dirigido a la alimentación infantil.
En este sentido la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) sostiene que niveles muy bajos de bisfenol A en los alimentos no son inseguros, mientras que por el contrario la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha lanzado una alerta, amparada en las conclusiones de 800 informes científicos, sobre el riesgo que el bisfenol A supone para la salud.
Por esta razón y en una primera medida la EFSA ha decidido reducir los niveles de bisfenol A que se consideran tolerables para nuestra salud, situando el listón de esta sustancia en 50 microgramos diarios por kilogramo de peso corporal.
Qué provoca el bisfenol A
En nuestro organismo el sistema inmunitario es el principal afectado por el bisfenol A, donde los estudios han detectado que esta sustancia provoca un incremento de los glóbulos blancos T-Helper. Este desequilibrio altera el correcto funcionamiento de nuestro sistema inmunológico, favoreciendo la aparición de trastornos autoinmunes.
Los trastornos asociados al bisfenol A son de tipo alérgico e inflamatorio, pudiendo desarrollar problemas cómo inflamación pulmonar alérgica, artritis, lupus, etc. Por otro lado, el bisfenol A también se asocia con problemas de presión arterial, diabetes tipo 2 trastornos de obesidad y de desarrollo neuronal en menores, enfermedades cardiovasculares, etc.
El bisfenol A también puede producir malformaciones y daños en el cerebro y en la próstata de fetos, bebés y niños, así como causar trastornos en el comportamiento de los menores.

Cómo podemos identificar la presencia de bisfenol A
Aunque el bisfenol A está prohibido en España desde el pasado mes de enero, todavía es posible encontrarlo en diferentes elementos de menaje, principalmente en los táper que nos sirven para la conservación de alimentos. ¿Cómo podemos detectar su presencia?
En el momento de la compra podemos leer las etiquetas donde el bisfenol A debe aparecer identificado con las siglas BPA y los números 1, 2, 3 ó 5.
En el caso de envases antiguos lo aconsejable es dejar de utilizarlos y en cualquier caso no someterlos a altas temperaturas, lo que sucede en el caso de los microondas o en el lavavajillas, porque es precisamente con el calor cuando el bisfenol A más puede transmitirse.
Si nos queremos asegurar de que el bisfenol A no está presente en nuestros alimentos lo mejor es emplear recipientes de cristal, porcelana o acero inoxidable y queson perfectos para la conservación.

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