El hallazgo tras el perro más antiguo de América

El estudio de los huesos del perro más longevo de la historia de América desvela novedades sobre la llegada del ser humano al continente, apoyando la teoría de que estos animales podrían haber migrado junto a los primeros pobladores a lo largo de la costa del Pacífico.

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Según el análisis de ADN, esta raza es la más antigua y primitiva que existe (Foto: NGHWDF).

El hallazgo en Alaska de los restos más antiguos que se conocen de un perro doméstico en América permite la posibilidad de rastrear hasta dónde se remonta su historia en el continente y cuál pudo ser la ruta que emplearon los perros para entrar en el mismo con los primeros humanos que lo poblaron.

La Universidad de Búfalo (Estados Unidos) ha liderado el estudio mediante el que se ha analizado un fragmento de hueso, en concreto un trozo de fémur, encontrado en el sureste de Alaska que pertenece a un perro que habitó en la región hace unos 10.150 años.

Charlotte Lindqvist, autora principal del proyecto, aseguró a SINC que “como es un fragmento de hueso tan pequeño, al principio sólo sabíamos que era de un mamífero y sospechábamos que podía ser de un oso, porque en esta cueva se habían encontrado muchos huesos de este animal. Sin embargo, al analizar su ADN, descubrimos que era un pariente cercano de los perros americanos preeuropeos”.

Una vez analizado el genoma mitocondrial del animal, los investigadores concluyeron que pertenecía a un linaje de perros cuya historia evolutiva divergió de la de los siberianos hace 16.700 años. El momento de la separación coincide en un periodo en el que los humanos podrían haber migrado a Norteamérica por una ruta costera, que incluía el sureste de Alaska.

Sobre esto, Lindqvist señala que “si podemos ensamblar el genoma nuclear de este antiguo perro, podríamos buscar firmas genéticas de ciertos rasgos que conocemos de los perros modernos. Por ejemplo, podríamos buscar variantes genéticas que se conocen de los perros de trineo y que se cree que están relacionadas con la adaptación dietética y fisiología a la vida en entornos árticos”.

Los resultados de la investigación, publicados en la revista Proceedings of the Royal Society B, se lograron tras secuenciar parte del ADN de una colección de cientos de huesos excavados años antes en el sureste de Alaska. Un trabajo de campo en el que participó Timothy Heaton, profesor de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Dakota del Sur, que envió el hueso a un laboratorio de dicho centro donde lo dataron por radiocarbono en 2004, según indica Lindqvist.

El perro como indicador de la ocupación humana en América

Las conclusiones ayudan a establecer no sólo el momento, sino también la ubicación de la entrada de perros y personajes en América. De hecho, la autora del proyecto remarca que “nuestro estudio apoya la teoría de que esta migración se produjo justo cuando los glaciares costeros se retiraron durante la última Edad de Hielo“.

Para Flavio Augusto da Silva Coelho, de la Universidad de Búfalo y coautor del artículo, “nuestro perro primitivo del sureste de Alaska apoya la hipótesis de que la primera migración canina y humana se produjo a través de la ruta costera del noroeste del Pacífico en lugar del corredor continental central, que se cree que sólo fue viable hace unos 13.000 años”.

Los primeros huesos de perros americanos antiguos de los que se había secuenciado el ADN pertenecían a un yacimiento del Medio Oeste de Estados Unidos. Este hallazgo provocó que los científicos compararan el genoma mitocondrial del hueso con los de otros perros antiguos y modernos. Dicho análisis confirmó que el perro del sureste de Alaska compartía un ancestro común con los americanos de su especie que habitaban antes de la llegada de los colonizadores europeos.

El análisis de los isótopos de carbono del fragmento de hueso hace prever que su dieta era marina, consumiendo alimentos tales como pescado, focas y ballenas. Lindqvist reconoce finalmente la probabilidad de que estos perros se utilizaran para el transporte como perros de trineo, tal y como se utilizan hoy en día en las regiones árticas, para la caza y como guardianes para advertir y proteger de los animales salvajes y de otros peligros. Y quizá incluso como fuente de pieles y alimentos”.

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Perfil del autor

Periodista | Comunicación corporativa y Marketing Digital en TERRÁNEA

Jesús Rengel Ortiz

Periodista | Comunicación corporativa y Marketing Digital en TERRÁNEA

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