De los 57 perros que las autoridades soviéticas emplearon en el programa espacial de la URSS tan sólo Laika ha pasado a la historia, aunque fueron Dezik y Tsyan los primeros animales que en 1951 tripularon una nave que consiguió elevarse 110 kilómetros sobre la superficie de la Tierra.
En 1961 durante una de sus visitas a los Estados Unidos el líder soviético Nikita Jrushchov regaló un perro a Caroline Kennedy, hija del presidente norteamericano John Fiztgerald Kennedy. Pushinka, ese era el nombre de la mascota, era uno de los cachorros de Strelka, el perro que en agosto de 1960 haciendo pareja con Belka y junto a un conejo, 42 ratones, dos ratas y diversas plantas y hongos, pasó un día a bordo del Sputnik-5 consiguiendo sobrevivir a la azarosa entrada de la nave en la órbita terrestre.
A pesar de la “guerra fría” y de sus orígenes soviéticos a Pushinka no le fue tan mal durante su estancia como inquilina de la Casa Blanca, porque allí parece ser que hizo buenas migas con Charlie, el perro del presidente JFK, y tuvieron una camada de cuatro cachorros a los que John Kennedy llamaba familiarmente “pupniks”.
Entre las décadas de los cincuenta y sesenta en los distintos ensayos que formaron parte de los comienzos de su proyecto espacial la Unión Soviética empleó al menos 57 perros, aunque de todos ellos la perrita Laika sería la que conseguiría más fama. El objetivo de estos experimentos era comprobar que astronautas humanos podían orbitar con seguridad alrededor de la Tierra y después regresar sin problemas.
En esta fase experimental los elegidos eran perros callejeros de pequeño tamaño, hembras preferentemente, que previamente sufrían un riguroso entrenamiento que incluía simuladores, trajes espaciales y centrifugadoras que simulaban las condiciones extremas de aceleración y desaceleración que existen durante las complejas operaciones de lanzamiento y de aterrizaje. Además, para su adaptación a las circunstancias del vuelo los animales elegidos debían permanecer largos periodos de tiempo enclaustrados en pequeños habitáculos alimentándose de comida gelatinosa.
Dezik y Tsyan constan como los primeros “perros astronautas” soviéticos. En 1951 ambos fueron lanzados hasta alcanzar una altura máxima de 110 kilómetros, regresando a la Tierra sin contratiempos, una aventura en la que les seguiría la perrita Lisa que a su vuelta acabó siendo adoptada por el físico Anatoli Blagonravov. Anotar también que Kenika fue el primer perro que orbitó alrededor de nuestro planeta a bordo de la nave Sputnik-2.
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