En 1953 Paco Bultó, Carlos Carrera y Medardo Biolino (BCB) diseñaron y crearon el Trirrodio, un microcoche de dos plazas, tres ruedas y motor Montesa de 8 CV. El plan de negocio contemplaba la producción de al menos 6.000 unidades del Trirrodio, pero el proyecto se vino al traste cuando Autonacional presentó el Biscúter dejando si territorio comercial al «invento» de BCB.
Quienes decidan visitar el Museo de la Motocicleta de Alcalá de Henares (Madrid), podrán admirar en la exposición uno de los prototipos de microcoche más alucinantes que se puedan imaginar.
Su nombre es B.C.B Trirrodio y en 1953 fue concebido por Francisco (Paco) Bultó, cofundador de Montesa y fundador de Bultaco, con la ayuda del ingeniero Carlos Carrera, que en ese momento trabajaba en el CETA de ENASA, y del diseñador italiano Medardo Biolino, autor del Pegaso Z-102 BBy que había llegado a ENASA de la mano del mismísimo Wilfredo Ricart.
El proyecto empresarial contemplaba que Montesa aportaría el 25% del capital, las mecánicas y que se encargaría de la distribución y venta del Trirrodio a través de su red comercial.
Cómo nace el Trirrodio
A comienzos de los cincuenta el trío Bultó-Carrera-Biolino estaba convencido de que los microcoches serían el futuro de la automoción española y con este objetivo a partir de 1952 comenzaron a proyectar microtaxis, microfurgones e incluso microdeportivos.
Sus planes no estaban construidos sobre sueños, porque tras la Segunda aGuerra Mundial el ingeniero francés y diseñador de aviones Gabriel Voisin ya había comenzado con el desarrollo del microcoche Bi-scooter.
Finalmente, en 1953 el trío BCB decide poner todos sus esfuerzos en el desarrollo del Trirrodio y a partir de ese momento construyen un prototipo biplaza de tres ruedas, con tracción trasera y equipado con un motor Montesa Brio de un cilindro, 125 cc y 8 CV de potencia a 6.000 rpm.
La carrocería del «invento» se confió a FRAPE (Fabricación de Radiadores Auto y Piezas de Estampación) y el ensamblaje del prototipo se realizó en las propias instalaciones de Montesa.
Una joya de la técnica
Uno de los aspectos técnicos que más llamaron la atención en el Trirrodio es que la dirección estaba accionada por cables de origen aeronáutico y que la fabricación de todos y cada uno de los componentes era totalmente artesanal, incluidos los neumáticos.
En un primer momento sus artífices bautizaron al Trirrodio con el nombre de Bi-Chi-Bi, que es cómo se pronuncian en italiano las siglas B.C.B, y tan convencidos estaban de las posibilidades y acierto del modelo que en el plan de negocio estimaron una producción de 6.000 unidades.
Con una distancia entre ejes de 1.700 mm, una transmisión de tres velocidades, una tara de 190 kg y una capacidad de peso máximo de 450 kg, el Trirrodio estaba preparado para alcanzar los 80 km/h.
El Trirrodio se salva del desguace
El problema del Trirrodio fue que en 1953 Autonacional compró la idea y la licencia de Voisin anticipándose a los planes de BCB con la presentación del Biscúter, ocupando con ello un espacio comercial que provocó que el proyecto Trirrodio no llegara a llevarse a cabo y que el prototipo fuera abandonado en los almacenes de Montesa, primero, y más tarde en los de Bultaco, de donde acabaría siendo trasladado a la finca familiar de San Antonio.
La restauración del Trirrodio dio comienzo en 2008 con su traslado a Madrid, finalizando en 2011 de la mano de José Antonio Eguía y Manuel García, que hicieron un gran trabajo de restauración.
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