En verano la radiación solar es más que nunca un peligro para nuestra piel. Primero por la intensidad de los rayos ultravioleta y segundo por la gran cantidad de horas diurnas. De forma natural nuestro cuerpo se defiende del sol mediante la acción de la melanina, sustancia que produce el bronceado, existiendo alimentos que contienen una gran cantidad de beracarotenos, elementos que promueven la producción de melanina.
Todos sabemos que los rayos del sol, tomados de forma razonable, tienen la propiedad de broncear nuestra piel, pero también debemos conocer que existen determinados alimentos que pueden contribuir a acelerar este bronceado y al mismo tiempo conseguir que dure más tiempo.
Por otro lado, una dieta equilibrada y con un alto contenido de alimentos frescos con un alto valor nutricional, favorece que nuestro cuerpo y nuestra piel se encuentren mejor protegidos de la radiación solar, lo que en ningún caso debe evitar la utilización de protectores solares y que nos expongamos a los rayos del sol en las horas de menor intensidad y durante periodos de tiempo adecuados.
Cuando el objetivo es obtener un bronceado natural los alimentos más adecuados, entre ellos zanahorias, tomates o espinacas, son todos los ricos en betacarotenos, sustancias que favorecen la producción de melanina, un componente de la piel que tiene la función de colorear la piel, protegerla del sol y prevenir su envejecimiento.
Por qué nos ponemos morenos
Nuestra piel contiene una sustancia natural que se llama melanina y que es la responsable del color de nuestra epidermis, de nuestros ojos y de nuestro pelo. De ahí que una de las causas del albinismo sea la ausencia de melanina, circunstancia que convierte a estas personas en especialmente sensibles a la radiación solar.
La función de la melanina no es otra que defender y proteger las células de la piel de los efectos nocivos que puede tener sobre ellas los rayos ultravioleta. De esta forma cuando nos exponemos a la acción del sol es cuando entran en actividad los melanocitos, encargados de producir melanina, de ahí que la exposición deba ser gradual.
Por otro lado, la melanina puede ser de todos tipos, Eumelaninas y Feomelaninas. Las primeras contienen azufre y facilitan pigmentaciones más oscuras, siendo las más comunes entre los seres humanos, mientras que las segundas producen las tonalidades de piel más claras.
Cuando los rayos UVA (ultravioleta) entran en contacto con la piel la melanina se oxida produciéndose entonces un proceso de oscurecimiento (bronceado) que es poco duradero. De esta forma el sol no produce daños inmediatos en la piel, lo cual no quiere decir que este tipo de radiación sea inocua para nuestra piel, ya que a la larga provoca envejecimiento prematuro y pérdida de elasticidad.
Por otro lado, los rayos UVB también consiguen activar la melanina produciendo, al contrario que los UVA, una coloración más tardía y al mismo tiempo más duradera.
¿Cuándo se producen las quemaduras y las famosas y playerasa “pieles rojizas”? Pues cuando nos sobreexponemos al sol y la melanina es incapaz de absorber toda esa cantidad de radiación solar.
Betacarotenos contra el sol
Los betaracotenos son elementos que facilitan la producción de melanina y que, entre otras cosas, además de ser productores de vitamina A son responsables de que determinados alimentos tengan una coloración amarilla, anaranjada o roja, por lo tanto su ingesta y su presencia en nuestro organismo es beneficiosa en la mayor parte de las ocasiones.
Esto significa que para conseguir un bronceado natural, duradero y para proteger mejor nuestro cuerpo de las radiaciones solares, es aconsejable ingerir durante el verano una buena cantidad de nutrientes que contengan betacaroteno y que además, puesto que muchos de ellos son frutas, verduras y hortalizas, mantendrán nuestra piel correctamente hidratada.
En este sentido uno de los mejores alimentos durante el verano, además de las zanahorias, son los tomates, con un 94% de agua, vitaminas A, B y C y muy ricos en licopeno, uno de los mejores antienvejecimientos naturales.
También son muy interesantes en verano los pescados azules por su alto contenido en betacaroteno y en ácidos grasos Omega 3.
La radiación solar es dañina todo el año
Erróneamente pensamos que es durante el verano cuando debemos utilizar protección solar, cuando en realidad la radiación solar es perjudicial en cualquier época del año, porque el núcleo de las células de la epidermis no conocen de primavera, verano, otoño o invierno, de forma que siempre están expuestos a los efectos negativos del sol. Lo que si es cierto es que en verano es cuando los rayos ultravioleta muestran una mayor intensidad, sobre todo entre las 12 y las 16 horas, de ahí que el tiempo y el grado de protección tenga que ser mayor, lo que entre otras cosas exige reaplicar la protección solar cada 2-3 horas con el fin de no perder capacidad protectora.
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