Cómo conducir con poca luz o de noche en invierno

A la hora de conducir un vehículo los conductores recibimos a través de la vista el 90% de la información, lo que significa que durante las horas nocturnas nuestra capacidad y agudeza visual se reducen al 30%. Ello provoca que con la llegada de la noche el riesgo de accidente de tráfico se incremente un 30% en áreas urbanas y un 50% en carreteras interurbanas. 

Otoño e invierno se caracterizan, entre otras cosas, por ser estaciones climatológicas donde las horas de luz natural son inferiores a las existentes en primavera y verano, una circunstancia que se acrecienta con el cambio horario que tiene lugar a finales de octubre y que además de alterar nuestros biorritmos nos obliga a vivir más tiempo en horas de oscuridad. 

Esta falta de luz, unida a condiciones climáticas adversas (niebla, lluvia, etc), se convierte en un problema para los conductores, dado que mientras nos encontramos al volante de un vehículo está demostrado que el 90% de la información que recibimos nos llega a través de la vista.

Cómo conducir con hielo y nieve

El riesgo de conducir de noche 

No somos animales nocturnos y por esta razón en circunstancias de visión normales durante la noche nuestra capacidad visual se reduce al 30% y nuestra agudeza visual desciende en un porcentaje del 70%, con una pérdida importante del sentido de la profundidad y de la capacidad para medir distancias con cierta exactitud. 

conducir de noche

De forma generalizada la falta de luz hace que las pupilas se dilaten y que el ojo funcione más con la retina periférica, lo que genera en los conductores una miopía nocturna que con el paso de las horas se traduce en una fatiga visual que en situaciones de cansancio puede sumarse a episodios de somnolencia al volante. 

Por otro lado, al conducir de noche dependemos del correcto funcionamiento de los sistemas de iluminación de nuestros automóviles y de la propia señalización de las carreteras por las que circulamos, un escenario que es propicio para que se produzcan deslumbramientos.  

Por todo ello los expertos han calculado que durante la noche el riesgo de sufrir un accidente de tráfico se incrementa un 30% en áreas urbanas y un 50% en carreteras interurbanas. 

conducir con poca luz

Consejos para conducir con poca luz

  1. En esta época del año es más importante que nunca un adecuado mantenimiento de nuestros vehículos y por ello desde la DGT alertan que en otoño e invierno los sistemas de iluminación y los limpiaparabrisas, entre otros elementos, deben ser revisados con el fin de que su funcionamiento sea el correcto.
  2. En muchos países los vehículos están preparados para circular con las luces encendidas durante el día, dado que se trata de zonas donde la baja intensidad lumínica es algo habitual durante gran parte del año. En España esta medida no se encuentra tan generalizada, pero siempre es un comportamiento de seguridad que circulemos en otoño e invierno con las luces encendidas en todo momento con el fin de facilitar ver y que nos vean. 
  3. Ante una situación de deslumbramiento lo primero que debemos hacer es no mirar directamente a la fuente de luz y dirigir nuestra vista hacia una referencia que nos permita mantener inalterada la dirección del vehículo que conducimos. Lo aconsejable en estos casos es fijar la mirada en la línea que marca el carril o el arcén por el lado derecho. Si el deslumbramiento nos viene producido a través de los espejos lo que debemos hacer es modificar el ángulo de dichos espejos. Por otro lado, si circulamos con luces largas estaremos atentos a cortarlas al entrar en curvas, cambios de rasante, etc, con el fin de evitar deslumbramientos a los conductores que circulen de frente a nosotros por el carril contrario. 
  4. De noche se amplifica el llamado “efecto túnel”. Si con el vehículo parado nuestro campo de visión es de 120º, una vez en movimiento este campo va reduciéndose a medida que incrementamos la velocidad, siendo de 70º a 65 km/h y de tan sólo 30º a una velocidad de 130 km/h.
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