Dice la Biblia que quien esté libre de pecado tire la primera piedra y en el mundo de la automoción Chevrolet no tendría derecho a tirar ninguna piedra. En 1962 la firma norteamericana cometió pecado diseñando un Corvette 2+2 para competir con el Ford Thunderbird. Este “deportivo” de cuatro plazas fue entendido como un sacrilegio por buena parte de los fans de este modelo, lo que provocó que el Corvette 2+2 no superara la fase de prototipo.

¿Quién en su sano juicio se atrevería a diseñar un deportivo de cuatro plazas? Pues a Chevrolet se le ocurrió cometer ese grave pecado en 1962, aunque afortunadamente la penitencia para la firma norteamericana fue que el “engendro” no logró superar la fase de prototipo y finalmente Chevrolet acabó destruyendo las pruebas de su pecado.
Aunque en su defensa debemos argumentar que Chevrolet tenía sus buenas razones comerciales para pensar en un deportivo de cuatro plazas. ¿Cuáles eran esas importantes razones? Pues que en esa misma época el Ford Thunderbird de cuatro plazas lo estaba “petando” en ventas y matriculaciones.
Alarma en Chevrolet
A la vista del éxito de la competencia el patrón de Chevrolet, Ed Cole, lanzó la voz de alarma y dio la orden a sus «súbditos» de que algo había qué hacer para impedir que Ford siguiera colgándose medallas.

A partir de ese momento los ingenieros y diseñadores de Chevrolet -aunque no todos- se pusieron manos a la obra. El resultado de cientos de horas de trabajo sería un “pecaminoso” Corvette de cuatro plazas. El sacrilegio había sido cometido.
El responsable del diseño fue Larry Shinoda, que para poder duplicar el número de plazas no tuvo más remedio que incrementar las dimensiones del bastidor que en ese momento utilizaban los Corvette de dos asientos. Eso significaba más tara.
Por esta razón Shinoda aumentó la proporción de fibra de carbono en la carrocería con el objetivo de limitar el peso muerto de un deportivo sospechoso de serlo. Se hacía necesario ahorrar peso para no castigar el nivel de prestaciones que un automóvil deportivo debe ofrecer si quiere ser digno de ostentar dicho título.

De esta forma la batalla del prototipo Corvette 2+2 creció hasta los 2.641 mm, aproximadamente 152 mm más que los modelos convencionales. Por otro lado, para que los “okupas” pudieran acceder a las plazas traseras también se hizo necesario ampliar las dimensiones de las puertas, lo que a su vez provocó que Shinoda se viera obligado a modificar la estética de la línea de techo.
Corvette 2+2: Un prototipo a la chatarra
Cuando le presentaron el prototipo a Ed Cole el “boss” de Chevrolet comenzó a mostrar dudas sobre la conveniencia de poner en el mercado un Corvette 2+2. Puede que ello fuera entendido como un “bajonazo” por los muchos fans de este deportivo, que ya de entrada consideraban un sacrilegio las cuatro plazas.
Puede que también tuviera mucho que ver en la decisión de Ed Cole las opiniones del Diseñador Jefe, Chuck Jordan, que encabezaba en Chevrolet el batallón de los enemigos del Corvette 2+2 y que por esta razón se negó a dirigir su diseño, dejándolo en manos de su subalterno Larry Shinoda.

Por otro lado, cuentan las leyendas automovilísticas que fue el propio Ed Cole el que acabó firmando la “pena de muerte” del Corvette 2+2 tras subirse en una de las plazas traseras y no poder bajar al quedarse encajado el asiento delantero.
Dicen las crónicas que el “boss” de Chevrolet tuvo que esperar en el interior del vehículo todo el tiempo que los mecánicos necesitaron para desmontar el asiento y que cuando salió la decisión estaba tomada.
Tanto fue el enfado, que el Corvette 2+2 pasó sin juicio directamente al desguace y a la chatarra, aunque antes alguien se encargó de hacerle “sin permiso” algunas fotos para la posteridad, imágenes que General Motors Design acaba de publicar en Instagram con el objetivo de probar que el Corvette 2+2 existió, al menos como prototipo.

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