Quien tiene un coche clásico, tiene un auténtico tesoro en sus manos. Lo que nos obliga conservar nuestra joya en perfecto estado de funcionamiento y de conservación si queremos presumir de ella. Por esta razón debemos ser muy rigurosos con las pautas de mantenimiento y seguir siempre los consejos de los especialistas.
Dónde y cómo guardar un coche clásico
Es importante que un coche clásico duerma en un garaje, o que tengamos la posibilidad de tener sitio disponible en una nave u otro espacio donde pueda estar a cubierto de las inclemencias del tiempo, porque es precisamente la climatología el factor que más puede dañar la carrocería y los elementos externos más expuestos.
Si no tenemos otra opción que mantenerlo al aire libre, procuraremos situarlo bajo una marquesina o lo mantendremos “enfundado” con una cubierta adecuada y que proteja de los rayos solares. Importante que esta funda esté bien amarrada para que no se mueva con el viento.
En el tiempo de uso, sobre todo en verano, es fundamental disponer de un parasol de buena calidad para el parabrisas y para el cristal trasero, además de cortinillas para las ventanillas laterales.
El objetivo es doble, por un lado impedir que se produzcan altas temperaturas en el interior del habitáculo y, segundo, evitar que los rayos del sol puedan incidir directamente sobre la tapicería, salpicadero, etc.
Atención con el lavado
A la hora del lavado siempre es aconsejable realizarlo a mano, nada de acudir a las máquinas de autolavado. Esta operación de limpieza se realizará con jabones que no dañen la carrocería y utilizando esponjas, paños, etc, que no produzcan ralladuras.
Antes de proceder al lavado comprobemos que no existen daños de corrosión en la pintura o en los elementos metálicos del vehículo, que las gomas y juntas de los cristales están en perfecto estado y que en general no hay nada de lo que debamos preocuparnos.
Cuando se tenga oportunidad también es aconsejable revisar los bajos del vehículo, sobre todo si permanece aparcado a la intemperie, con el fin de detectar posibles puntos de corrosión. Advertir este tipo de daños de forma prematura nos ayudará a solucionarlos por poco dinero.
Mantenimiento: Cuidado con el lubricante
Como es natural un coche clásico no suele admitir lubricantes sintéticos de última generación, dado que su motor no está preparado para nada que suene a moderno, así que siempre deberemos cuidar, salvo excepciones, que el lubricante que utilicemos sea mineral.
Por regla general los cambios de aceite en este tipo de automóviles suelen realizarse cada 5.000 kilómetros y siempre utilizaremos en la reposición lubricantes de alta calidad. En este caso no debemos fiarnos de las ofertas, salvo que cuenten con el “visto bueno” de un especialista de confianza que, por otro lado, van a contar con todas las herramientas necesarias para llevar a cabo la operación de cambio de aceite.
Atención al repostar
Tan importante como emplear lubricantes específicos es prestar atención a la hora de repostar, porque no todos los automóviles clásicos admiten gasolina sin plomo. Este tipo de combustible tiene un alto contenido de etanol, sustancia que puede causar problemas de corrosión.
Para evitar esta circunstancia a la gasolina sin plomo deberemos añadirle un aditivo protector que se adquiere en estaciones de servicio y comercios especializados. Si es nuestro caso el mejor consejo es que nunca deberemos salir con nuestro clásico sin estar provistos de este aditivo para evitarnos situaciones indeseadas.
Triángulo de seguridad
En cualquier automóvil el llamado “triángulo de seguridad” está conformado por suspensiones, frenos y neumáticos, y ni que decir tiene que en un coche clásico estos tres elementos también es fundamental que se encuentren en todo momento en perfecto estado de mantenimiento.
De ahí que sea importante que protejamos los neumáticos. Si el vehículo va a permanecer mucho tiempo parado sería conveniente mantenerlo elevado para evitar que las ruedas sufran con el peso, o al menos moverlo con cierta frecuencia para evitar aplastamientos de la zona en contacto directo con el suelo.
Por otro lado, si el vehículo está en exterior es muy conveniente proteger los neumáticos de las inclemencias del tiempo, del calor, de la humedad, etc, factores que afectarán negativamente a las propiedades de la goma y que reducirán la vida útil de los neumáticos.
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