Después de la Segunda Guerra Mundial las carreras de “stock cars” (coches de serie transformados) se hicieron muy populares en Estados Unidos y de esta forma surgió la NASCAR, una fórmula que tiene sus orígenes en los “coches trucados” que los contrabandistas utilizaron durante la Ley Seca para escapar de la policía. La primera carrera NASCAR se celebró en Daytona en febrero de 1948.
La National Association for Stock Car Auto Racing, más conocida por las siglas NASCAR, es una modalidad deportiva que reúne a los “stock cars” o coches de serie y que desde su nacimiento en Estados Unidos en 1948 se ha convertido en una de las competiciones más populares y famosas en Norteamérica y a nivel mundial.
La particularidad de las pruebas NASCAR es que la mayor parte de las carreras se celebran en circuitos ovales y que en ellas compiten (al menos en la actualidad) modelos de Chevrolet (Camaro y Silverado), Ford (Mustang, Fusion y F-150) y Toyota (Camry, Supra y Tundra), divididos en la NASCAR Cup Series, Xfinity Series y Camping World Truck Series.
Los orígenes de la NASCAR
Entre 1927 y 1935 Daytona Beach se convirtió en el lugar elegido para conseguir los mejores registros de velocidad sobre tierra y en el lugar de encuentro para los entusiastas de las carreras de automóviles, dando lugar con ello al Daytona Beach Road Course.
Cuando Bonneville Salt Flats sustituyó a Daytona Beach como principal ubicación para la consecución de nuestro récord de velocidad, muchos pilotos continuaron compitiendo con sus vehículos en el circuito de Daytona, que en aquel momento eran dos simples rectas conectadas por dos giros de 180º.
Por otro lado, durante la llamada Ley Seca que prohibía y castigaba la fabricación, venta y consumo de alcohol, los contrabandistas solían utilizar coches especialmente rápidos para escapar del acoso de la policía, lo que provocó el “trucaje” de automóviles de serie con el fin de aumentar sus prestaciones en potencia y velocidad.
NASCAR tras la II Guerra Mundial
Cuando en 1933 se derogó la Ley Seca las carreras de “coches trucados” se convirtieron en un pasatiempo muy popular en muchos lugares de Estados Unidos, pero hubo que esperar a la finalización de la Segunda Guerra Mundial para que la NASCAR se convirtiera en el espectáculo que es en la actualidad.
A partir de 1945 Estados Unidos se llenó de carreras de “stock cars”, pero el problema es que entre ellas no existía un nexo de unión. Fue Bill France, promotor y organizador de la carrera Daytona International Speedway, que se celebraba en el primer óvalo asfaltado, el que unió en la NASCAR a todos los promotores de carreras de “stock cars”.
La primera carrera de esta modalidad se disputó en Daytona el 15 de febrero de 1948, una prueba que en la actualidad se denomina 500 Millas de Daytona. Se trata de un circuito de 4 kilómetros de longitud y donde las curvas con un peralte de hasta 30º permiten alcanzar altas velocidades.
A partir de ese momento se han ido a la NASCAR distintas pruebas y circuitos, como el Charlotte Motor Speedway (aquí se celebran las 600 Millas desde 1963 y es la prueba de mayor duración), el Talladega Superspeedway (Alabama) que con 4,1 kilómetros es el óvalo de mayor longitud de la NASCAR, Indianápolis y sus 500 Millas, Thunder Valley en Bristol (Alabama) el óvalo con mayor peralte de la NASCAR o las 400 Millas de Brickland, un circuito cuya superficie estaba construida por ladrillos, algunos de los cuales aún se conservan en la línea de meta.
Además de celebrarse en pistas ovaladas, los participantes en la NASCAR también corren en circuitos de trazado mixto, como es el caso de Sonoma Raceway (California), Watkins Glen (Nueva York) o Charlotte Roval.
Los “fantasmas” de la NASCAR
Recientemente, unos aficionados a los coches clásicos descubrían un viejo granero repleto de viejas estrellas de la NASCAR de finales de la década de los sesenta. Entre los fantasmas regresados del olvido hay un Dodge Charger Daytona de 1969, algunos Plymouth Superbirds, además de un exclusivo Mercury Ciclone Spoiler y un espectacular Ford Torino Talladegas de 1969.
El valor de estos automóviles es incalculable. Para comenzar apuntar que en concreto del Mercury Ciclone Spoiler tan sólo se fabricaron 800 unidades a finales de 1969 y que a los mandos de un Ford Torino Talladegas ganó David Pearson la NASCAR de 1969, sumando con ello su tercer entorchado a los dos conseguidos en 1966 y 1968, en esa ocasión a los mandos de un Dodge Charger y un Ford Torino.
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