155 años después de la instalación en Londres del primer semáforo de la historia, el avance de la conducción autónoma hace pensar a los expertos que los semáforos del futuro tendrán cuatro luces: roja, verde, ámbar y blanca. La “fase blanca” servirá para que los vehículos autónomos puedan tomar la decisión de continuar su marcha, “arrastrando” tras ellos a los coches con conductor.
Hace 155 años que se instaló en Londres el primer semáforo de la historia. Fue diseñado por el ingeniero ferroviario John Peake Knight, que para su desarrollo utilizó como referencia las señales que habitualmente se empleaban -y continúan empleándose- en el tráfico de trenes.
La instalación de aquel primer semáforo se realizó en diciembre de 1868, el lugar elegido fue el exterior del parlamento británico de Westminster y su diseño consistía en simplemente dos brazos verticales equipados con lámparas de gas.
De día cuando el brazo estaba en posición vertical indicaba “seguir” y cuando estaba en posición horizontal indicaba “parar”. Durante la noche los colores verde y rojo de las lámparas de gas, que debían ser accionadas por un policía de forma manual, servían para regular el tráfico.
Fue en el siglo XX cuando la invención de la luz por parte de Thomas Alva Edison, propició que en 1914 la ciudad norteamericana de Cleveland fuera la primera metrópoli en disponer en sus calles de semáforos eléctricos, un invento que llegaría a Europa la friolera de diez años después -en 1924- y concretamente a la ciudad alemana de Berlín.
En España fue la empresa SICE (Sociedad Ibérica de Construcciones Eléctricas), vinculada al holding norteamericano General Electric que por aquel entonces era propietario de la patente de los semáforos, la que en 1926 instaló en España el primer semáforo de funcionamiento eléctrico.
La ciudad elegida fue Madrid y su ubicación en el cruce de las calles de Alcalá y Gran Vía, una zona que en aquel momento contaba con la presencia de un gran número de concesionarios de automóviles. Una de las novedades de aquel primer semáforo español es que ya contaba con tres luces: roja, verde y ámbar.
Semáforos de cuatro colores: Los coches autónomos toman el control
Hoy nadie entiende una ciudad sin semáforos y nadie discute que sin ellos la regulación del tráfico de vehículos y peatones sería imposible. Pero el avance de la conducción autónoma está provocando que los expertos hayan puesto sobre la mesa la posibilidad de que los semáforos del futuro incorporen cuatro colores: rojo, verde, ámbar y blanco.
¿Por qué el blanco? Un estudio realizado en la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos), ha dado como resultado que esa “cuarta luz” contribuirá a regular mejor el tráfico en un escenario donde peatones y automóviles con conductor tendrán que convivir con los vehículos autónomos.
Según los expertos la “fase blanca”, como se denomina a esa cuarta luz de los semáforos del futuro, serviría para que teniendo en cuenta la mayor capacidad de procesamiento de los coches autónomos sea posible agilizar con seguridad el tiempo de paso por los cruces.
En este sentido las luces blancas servirían para indicar a los conductores de vehículos no automatizados que simplemente confíen y sigan al coche que tienen delante. De esa forma cuando un determinado número de vehículos autónomos se acerque a un cruce donde el paso se encuentre libre, algo que saben los coches autónomos gracias a la interconexión de sus ordenadores, se activaría la luz blanca permitiendo de esa forma que todos los vehículos continúen su marcha.
Evidentemente, aquellos semáforos donde la mayoría de vehículos no sean autónomos los semáforos seguirán rigiéndose de forma convencional por los colores habituales: rojo, verde y ámbar.
Los ensayos realizados permiten afirmar que los semáforos con “fase blanca” pueden ayudar a reducir entre un 3 y un 94% el tiempo de desplazamiento, siempre en función de los automóviles autónomos que se encuentren involucrados.
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