La era digital hace que las pantallas y los dispositivos móviles convivan a diario con nosotros, lo que en muchos casos no es nada bueno para nuestra salud ocular. A partir de los 40 años nuestra vista se deteriora de forma natural, es la famosa “vista cansada”, un trastorno ocular que sufre más del 85% de los españoles con más de 45 años y que afecta a nuestra vista de cerca.
Estamos “invadidos” por la tecnología. El 80% de los hogares españoles tiene al menos un ordenador en casa y el 60% de los trabajadores de nuestro país realiza su jornada laboral frente a un ordenador. Y por si esto fuera poco una buena parte de nuestro tiempo de ocio lo pasamos mirando un teléfono móvil (en España hay más de 55 millones de estos dispositivos).
En este mismo sentido está comprobado que las pantallas perjudican la vista y esta es una de las razones que manejan los oftalmólogos para explicar por qué entre el 85 y el 95% de la población española mayor de 45 años sufre de presbicia, un trastorno visual que supone una pérdida creciente de capacidad para enfocar objetos cercanos.
Qué es la “vista cansada”
También conocida como “vista cansada”, la presbicia viene producida por una mayor rigidez del cristalino y se manifiesta de forma natural y gradual a partir de los 40 años, incrementándose de forma más rápida una vez cumplidos los 65 años.
Por otro lado, en el caso de la presbicia los factores de tipo genético también tienen mucho que decir, al igual que los altos niveles de tensión ocular.
En circunstancias normales el cristalino se relaja cuando vemos de lejos y se contrae cuando vemos de cerca con el fin de que podamos enfocar correctamente en función de la distancia. A medida que la flexibilidad del cristalino va deteriorándose aumenta el nivel de presbicia.
Los primeros síntomas suelen percibirse con la habitual necesidad de alejar el material de lectura para ver las letras con más claridad, el cansancio ocular o los dolores de cabeza tras leer o realizar trabajos minuciosos.
Además, notamos claramente como los problemas de visión se agravan cuando existe una peor iluminación o en los momentos de más cansancio y estrés.
A pesar de que la “vista cansada” no parece un trastorno que revista gravedad, tenemos que ser conscientes de que nos afecta -más de lo que creemos- en todos los apartados de nuestra vida cotidiana, tanto que, según un estudio realizado por especialistas de la Universidad de Helsinki, un 24% de los accidentes de tráfico estaría relacionado con una falta de atención visual o con problemas oculares, haciendo con ello que la presbicia se convierta en un riesgo para nuestra salud.
¿Cuándo consultar con el oftalmólogo?
La decisión de acudir a un oftalmólogo no es fácil para todo el mundo, ya que el problema de “vista cansada” puede ser percibido cómo algo que afecta sobre todo a la gente mayor. ¿Y quién quiere ser mayor?
Por regla general la presbicia se soluciona fácilmente acudiendo al óptico para que nos gradúen la vista y coloquen unas gafas o lentillas acordes a nuestras necesidades de visión. En los casos más agudos también existe la posibilidad de cirugía con el fin de extraer el cristalino e implantar una lente intraocular.
Con el implante de un nuevo cristalino se recupera la visión a todas las distancias y para toda la vida, con el beneficio adicional de que los pacientes no desarrollarán nunca cataratas ya que a partir de su sustitución no existe deterioro en el cristalino.
Además, la colocación de una lente más fina que el propio cristalino permite una mejor circulación del humor acuoso, lo que disminuye la posibilidad de desarrollar glaucoma.
Junto a estas ventajas tenemos que la propia lente suele venir tratada con un filtro UV incorporado, así como un filtro de luz azul, con lo cual se protege la visión a futuro contra la degeneración macular de la retina.
¿Podemos prevenir la presbicia o vista cansada?
No existen estudios científicos que corroboren que la presbicia puede ser prevenida, dado que es un trastorno visual que aparece con la edad y que viene motivada por distintos factores, pero si existe confirmación de que los hábitos de vida saludables pueden retrasar su aparición.
¿Cómo? Es importante mantener una alimentación saludable, es fundamental que no trabajemos con pantallas y dispositivos electrónicos a corta distancia, es aconsejable no forzar la vista en espacios de mala o escasa iluminación y, finalmente, también es importante vigilar la tensión ocular.
Si además padecemos algún tipo de patología, tipo diabetes, es imprescindible que sigamos a rajatabla todos los controles médicos con el fin de que nuestra vista no sufra las consecuencias.
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