Un catalizador convencional contiene platino, paladio y rodio, metales preciosos que han convertido a los catalizadores en auténticos “tesoros” para los ladrones. No existen cifras fiables, pero en el último año se realizaron 3.600 denuncias por este motivo, aunque se estima que muchas sustracciones no se denuncian al no existir coberturas por parte de las aseguradoras.

Los catalizadores de los automóviles se están convirtiendo en todo un tesoro para los ladrones, sobre todo cuando se trata de vehículos híbridos de gasolina.
Diariamente se denuncian unos diez robos de catalizadores, lo que significa más de 3.600 denuncias al año, aunque se estima que la cifra de robos es mayor ya que tan sólo se denuncian aquellas sustracciones que después van a ser cubiertas por los seguros.
Un catalizador nuevo, dependiendo del tipo de vehículo, puede costar una media de 2.000 euros, teniendo en cuenta que las pólizas de las aseguradoras tan sólo cubren totalmente estos robos en el caso de que existan coberturas a todo riesgo o a terceros con robo.
Pero el problema añadido al robo es que los talleres y los centros de almacenamiento carecen -por razones obvias- de stocks de catalizadores, de forma que los usuarios perjudicados tienen que esperar un mes como mínimo hasta conseguir que sus vehículos vuelvan a estar operativos.
¿Para qué sirve un catalizador?
Fue en 1984 cuando el gobierno alemán impuso el uso del catalizador -también llamado convertidor catalítico- en los vehículos de gasolina, lo que entre otras cosas obligó a sustituir la gasolina normal por gasolina sin plomo.
En España los catalizadores comenzaron a ser obligatorios a partir de octubre de 1989 en los motores de gasolina de dos litros de cilindrada, una obligación que se hizo extensiva a todos los motores de gasolina en 1993. En el caso de los motores diésel la obligatoriedad llegó en 1997.

La función de un catalizador es reducir los niveles de emisiones contaminantes, para lo cual va instalado entre el tubo de escape y el silencioso. Dentro del catalizador los gases alcanzan temperaturas entre 400 y 800ºC, lo que provoca que los hidrocarburos (HC) se conviertan en agua, que se desactiven los óxidos de nitrógeno y que el CO pase a ser CO2.
Para conseguirlo en la fabricación de un catalizador se utilizan, entre otros materiales, metales como platino, paladio y rodio, que alcanzan un alto valor en el mercado. De ahí los robos de catalizadores, principalmente en vehículo industriales, SUV y todoterreno (el tamaño del catalizador es mayor cuanto mayor es el vehículo y por lo tanto mayor la presencia de metales preciosos) y de turismos matriculados, preferentemente, en los años noventa o en la primera década del siglo XXI.
Una “joya” en el escape
Lo primero que debemos destacar es que la industria de la automoción consume el 80% de toda la producción mundial de rodio, que este metal precioso tiene el precio más elevado de todos y que la mayor parte del consumo de rodio se dedica a la fabricación de catalizadores.
El catalizador convencional de un turismo puede contener hasta 2 gramos de paladio (su precio en el mercado es de más de 58 euros/gramo); entre 3 y 5 gramos de platino (precio de mercado más de 31 euros/gramo) y tan sólo unos pocos miligramos de rodio (precio de mercado 405 euros/gramo). Mientras tanto y para que sirva de comparación el precio del oro es de aproximadamente 55 euros/gramos.

Esto significa que los “buscatesoros” que se dedican al robo de catalizadores pueden conseguir unos 400-500 euros de metales preciosos por catalizador, teniendo en cuenta que la recuperación de estos metales es una tarea bastante compleja y para la que se precisa una instalación con maquinaria específica. Esto hace pensar a la policía que, como sucede en el caso del robo de cobre, los ladrones de catalizadores tan sólo son el eslabón operativo de una cadena más amplia.
Las consecuencias del robo es que los vehículos quedan en escape libre, porque el silencioso también es robado junto con el catalizador, lo que impide circular sin llamar la atención y con el riesgo de ser sancionado, al tiempo que se encienden los testigos de avería en el panel de instrumentos.
Lo mejor en estos casos es no circular con el vehículo para evitar que el problema pueda agravarse y si es posible llevar el vehículo al taller en grúa. En todo caso lo primero será realizar la correspondiente denuncia, comprobar que el seguro se hará cargo de la reparación y hablar con el taller para que nos consiga un nuevo catalizador en el menor tiempo posible.

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