El verano no es la mejor época del año para conducir coches eléctricos o híbridos. Con altas temperaturas las baterías pierden prestaciones en autonomía, entre el 4-5%, y en capacidad de recarga, lo que obliga a los usuarios a ser precavidos y a llevar a cabo una técnica de conducción que evite los esfuerzos y las maniobras que se traduzcan en sobrecalentamientos.
Es sabido que a los automóviles no les gusta el calor. En el caso de vehículos propulsados por motores de explosión la refrigeración es una cuestión fundamental para asegurar un correcto funcionamiento mecánico y, por otro lado, cuando se trata de modelos eléctricos -también vale para los vehículos híbridos- las altas temperaturas tienen un efecto negativo sobre los niveles de autonomía y la capacidad de recarga de las baterías.
En nuestros veranos es frecuente que las temperaturas ambiente superen fácilmente los 35ºC, un nivel a partir del cual las baterías de los automóviles eléctricos comienzan a sufrir pérdidas dado que su rango térmico ideal oscila entre los 20 y 25ºC.
Se estima que por encima de 35ºC la autonomía de las baterías se reduce una media del 4-5% y que este proceso de pérdida de prestaciones aumenta a medida que lo hacen los termómetros. Esto supone que en episodios de olas de calor un vehículo eléctrico de 400 kilómetros de autonomía puede ver reducida a unos 300 kilómetros su capacidad de almacenamiento energético.
¿Por qué el calor afecta a las baterías?
Por regla general las baterías de los coches eléctricos están fabricadas con iones de litio. Estos delicados componentes disponen, entre otras cosas, de sus propios sistema de refrigeración, ya sean líquidos o de aire, cuya principal finalidad es evacuar calor e impedir que se produzcan indeseados sobrecalentamientos.
¿Qué sucede en verano con altas temperaturas? Pues que al propio calor generado por las baterías durante su normal funcionamiento se suma el calor ambiental y es en ese momento cuando los sistemas de refrigeración se pueden mostrar insuficientes para mantener las baterías en un nivel óptimo de funcionamiento.
¿Qué podemos hacer los usuarios para ayudar? Evidentemente no podemos hacer descender los termómetros, pero en cambio sí que es posible aplicar consejos de conducción y de uso que puedan contribuir a mantener el calor de las baterías en un rango térmico aceptable.
Cómo podemos optimizar las baterías
- Circular de noche o a primera hora: Ni que decir tiene que en verano y con temperaturas superiores a 35ºC uno de los primeros consejos es intentar circular en aquellas horas de menor exposición solar, principalmente por la noche o a primera hora del día, y siempre planificando el viaje con el fin de programar con anticipación las paradas para efectuar las necesarias recargas.
- No recargar con calor: En verano no solo es importante tener en cuenta la pérdida de autonomía que pueden experimentar las baterías, sino que con altas temperaturas la capacidad de carga también se verá mermada y no conseguiremos los resultados que podemos obtener en situaciones térmicas normales.
- No exigir al vehículo: Si circulamos con altas temperaturas es conveniente mantener el acelerador a medio gas con el objetivo de moderar los esfuerzos. Circular a velocidades altas generará una mayor e innecesaria cantidad de calor.
- Cuidado con la climatización: También seremos moderados a la hora de activar el climatizador o el aire acondicionado. No exijamos temperaturas interiores invernales en pleno verano, porque con ello estaremos castigando innecesariamente la autonomía del vehículo.
- No sobrecargar: También es importante que no carguemos en exceso el coche, porque unas decenas de kilos arriba o abajo se dejan notar mucho en verano.
- No aparcar al sol: Finalmente, siempre que sea posible no es aconsejable aparcar a pleno sol. La explicación es sencilla, porque con el vehículo en reposo y a la sombra las baterías tendrán una mayor posibilidad de enfriamiento.
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