El equilibrio y la postura del jinete durante la práctica de la equitación es un factor que condiciona en gran medida la seguridad, el bienestar y la salud de montura y jinete. Una mala posición puede llegar a provocar daños en la espalda del caballo y le hará desequilibrarse con más facilidad, mientras que para el jinete las probabilidades de terminar en el suelo son mayores.
Cuando se comienza a montar a caballo son muchas las cosas que hay que aprender a realizar de forma simultánea. Hay que atender a la correcta posición del cuerpo, de las piernas, de los brazos y de las manos y es natural que resulte complicado estar pendiente de todo a la vez.
En muchas ocasiones por tensión e inseguridad terminamos arqueando la espalda y echando el cuerpo hacia delante, de forma que durante las primeras clases lo principal es aprender a relajarse, a leer las señales del caballo y a tener un manejo básico del equipo y del animal.
Sin embargo, es importante no dejar de lado la postura que adopta el jinete antes de seguir avanzando de nivel. Cómo colocamos nuestro peso y nuestro cuerpo hacen que el caballo se mueva de una u otra forma.
También la posición de la espalda facilita o dificulta los movimientos a los jinetes, por lo que tener una buena salud postural es cuestión básica si queremos disfrutar de la equitación minimizando los riesgos tanto para el animal como para nosotros mismos.
¿Cómo afecta el equilibrio al jinete?
La equitación es uno de los deportes más completos que existen, ya que se trabajan casi todos los grupos musculares, desde el torso y los brazos hasta el abdomen, la espalda y las piernas.
Por esta razón se trata de una actividad exigente que requiere practicarla correctamente para no forzar la musculatura. Además, una adecuada posición nos otorga equilibrio y seguridad, permitiéndonos mantenernos en el asiento ante cualquier imprevisto.
Por otro lado, adoptar una correcta postura de la espalda es uno de los detalles más importantes y más difíciles de conseguir, ya que en función de cómo coloquemos esta tendremos una mejor posición de las piernas y podremos trabajar de forma más eficiente para dar las órdenes al caballo.
En los principiantes uno de los errores más frecuentes es echar el cuerpo hacia delante. Esto provoca que las piernas vayan hacia atrás haciendo que el agarre sea menor y que no seamos capaces de colocar bien las ayudas, por lo que el caballo no entenderá nuestras indicaciones.
En esta posición no estaremos sentados de forma segura sobre la montura, por lo que botaremos y nos moveremos más durante el trote y el galope. Además, al tener gran parte de nuestro peso adelantado si nuestro caballo frena o se tropieza existe más riesgo de que terminemos en el suelo.
¿Cuáles son los riesgos de montar desequilibrado para el caballo?
Aunque como jinetes somos capaces de ver fácilmente los riesgos de montar con un mal equilibrio para nosotros mismos, no es tan sencillo saber cómo afecta al animal el hecho de que vayamos mal colocados, con la espalda torcida o el cuerpo muy tumbado hacia delante.
De forma natural los caballos no están preparados para llevar peso y las personas hemos sido capaces de modificar el movimiento equino para lograr que ese peso extra no les cause problemas. Por esta razón cuando un jinete monta desequilibrado suceden varias cosas.
En primer lugar la forma correcta en que debe desplazarse un caballo es cargando más peso sobre el tercio posterior, dejando libres las manos. Esto hace que la cruz esté más alta que la grupa. Por el contrario, si nuestro cuerpo se adelanta cambia este equilibrio cargando más peso sobre las manos y obstaculizando que el caballo remeta los pies por debajo de su cuerpo.
Esta postura provoca que su espalda se hunda y sus vértebras sufran una tensión excesiva. La musculatura del dorso y del cuello se tensan y las articulaciones de las patas delanteras deben soportar más peso.
Todo esto genera molestias o dolores crónicos, predispone a las caídas de manos y aumenta el riesgo de lesiones. Ocurre lo mismo si nuestra espalda va torcida, ya que un lado del cuerpo del caballo deberá soportar más peso que el otro.
En equitación trabajar la postura del jinete es vital para lograr una buena técnica y facilitar que nuestro caballo se mueva de forma libre y cómoda. Para ello debemos trabajar sobre el animal con ejercicios específicos y pie a tierra con entrenamientos de musculación, estiramiento y relajación muscular.
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