Iniciarse en el mundo de la equitación es maravilloso. Sentir sensaciones nuevas y disfrutar de momentos inigualables sobre el caballo enamora a cualquiera que lo prueba, pero acudir a un centro ecuestre que no respete a los animales y los trate como simples fuentes de riqueza puede estropear esta sensación. La equitación debe estar basada en el respeto al caballo y aquí damos algunos consejos en los que fijarnos a la hora de empezar a montar.
Hay centros ecuestres que emplean a los caballos como recursos de trabajo, donde los “clientes” aprenden a montar en serie mientras los animales sufren un intenso ritmo de trabajo y con una ración de alimento insuficiente.
La equitación debe estar basada en el respeto al caballo y por ello cuando una persona desea iniciarse en este deporte suele estar un poco perdida a la hora de elegir un centro ecuestre que cumpla con sus expectativas.
La mayoría de los aficionados quieren aprender disfrutando no sólo de los momentos de monta, sino del tiempo previo y posterior al ejercicio para cepillar al animal, sacarle a pastar o a dar un paseo a pie.
¿Cómo saber si un centro ecuestre respeta a sus animales?
Para saber si un centro ecuestre está siendo respetuoso con sus caballos, nada mejor que pasar unos días antes por las instalaciones para fijarnos en el ambiente que se respira, en si los animales salen a pastar a espacios abiertos o si se abusa del uso de espuelas, trallas o fustas.
Otro de los aspectos en el que debemos fijarnos es si se dedica un tiempo previo a la clase para que el nuevo jinete pueda preparar al caballo, a fin de evitarles molestias y lesiones durante el ejercicio.
Preparar el animal, cepillarlo y bañarlo tras un día caluroso de ejercicio, son indicativos de una filosofía correcta y de que un centro ecuestre se dedica a algo más que rentabilizar a sus caballos.
Otra buena prueba de que se respeta a los animales estableciendo con ellos más que una relación de explotación, lo podemos advertir fácilmente con la presencia de animales “jubilados”. Una hípica que cuida de aquellos caballos ya retirados y que han pasado años ofreciendo sus servicios, es desde luego un lugar a tener en cuenta a la hora de aprender a montar.
Por otro lado, también es un buen síntoma que nos encontremos con animales que llevan mucho tiempo en la hípica. Que un caballo lleve en “nómina” más de cinco o siete años significa que ese centro ecuestre no es lugar donde expriman a los animales, porque de otro modo con su edad ya no estarían en activo.
¿Es rentable invertir en bienestar animal?
Lo cierto es que gestionar un centro ecuestre que cuide de los caballos sale más caro, pero a cambio no forzar a los animales hasta el límite se traduce en menos lesiones, una vida en activo más larga para los caballos y que estos sean seguramente más dóciles y fáciles de montar. Con todo ello los aficionados a la equitación salimos ganando.
Cuando se plantea un centro ecuestre respetuoso con los caballos el modelo de negocio no puede ser ofrecer las clases a precios mínimos. Tampoco se trata de hacer de esta práctica un deporte elitista, como erróneamente muchos piensan, pero cobrar la clase a 15 euros nos obligará a forzar a los animales para que sean rentables y de esa forma en un par de años probablemente estarán molidos.
De entrada cuando empezamos a montar una buena decisión es apostar por un centro ecuestre que sea respetuoso con los caballos, ya que un animal con buena condición física, alimentación adecuada, cuidados y buena disposición para trabajar, nos ofrecerá una experiencia mucho más satisfactoria y mayores posibilidades a la hora de disfrutar de la equitación.
¿Eso tiene un mayor coste? Evidentemente. Pero debemos pensar que cuando hablamos de aprender a montar a caballo estamos hablando de una afición y no de una obligación, así que practiquemos nuestra afición en el mejor escenario posible y con los mejores caballos.
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