Por regla general el buen tiempo y el caravaning viajan juntos. Con la llegada de la primavera muchos aficionados comienzan el mantenimiento y preparación pretemporada del interior de sus vehículos, un trabajo que debe ser riguroso y que consiste en revisar, limpiar, desinfectar, ordenar y dejar todo a punto de cara a la primera salida de la temporada.
Con la llegada de la primavera muchos aficionados al caravaning “desempolvan” sus vehículos y comienzan a prepararlos para afrontar las que van a ser las primeras salidas de una nueva temporada.
Si el vehículo ha pasado el invierno bajo techo habrá estado protegido de la climatología y de suciedades, pero por el contrario sí ha estado a la intemperie seguro que la cosa cambia y tendremos que limpiar en profundidad.
Y los primeros preparativos pasan por limpiar, ordenar, revisar y poner a punto los interiores después del parón invernal. Pero debemos tener en cuenta que el mantenimiento interior de un vehículo de caravaning es muy diferente al de un turismo o una furgoneta. ¿Por qué?
Limpiando nuestra segunda casa
En ningún caso una autocaravana o una caravana se limpia como si se tratara de un automóvil, porque existen productos específicos a utilizar en cada caso dependiendo de cada material y de cada zona concreta.
En este mantenimiento de pretemporada es fundamental la limpieza que hayamos realizado en invierno, puesto que de este buen trabajo dependerá que no nos sorprendamos con malos olores o con la indeseada presencia de insectos.
Uno de los puntos más importantes es el mantenimiento y limpieza del baño, depósitos y tuberías. El kit de limpieza para estos elementos nunca debe faltar a bordo. Cuando limpiemos el baño tendremos cuidado de no dañar las tuberías y utilizaremos un buen desinfectante.
En un vehículo de caravaning esta zona es una de las principales a la hora de emitir malos olores. Para evitar esta cuestión hay que asegurarse de que todo se encuentra bien sellado y que los productos selladores están en buen estado. En caso contrario es aconsejable retirar y renovar las juntas.
Por otra parte, es importante limpiar bien el depósito de agua limpia para que podamos utilizarla sin problemas. ¿El agua de este depósito es potable? Es evidente que esta cuestión no siempre la podremos asegurar, por lo cual es mejor que para beber o hacer la comida utilicemos agua envasada, dejando el depósito de agua limpia para ducha, inodoro o para utilizar en operaciones de limpieza.
También deberemos revisar el depósito de aguas negras, que se supone que habremos desinfectado y limpiado antes del parón invernal para evitarnos malos olores. En el momento que vayamos a efectuar una salida tendremos que rellenar este depósito con el correspondiente “potty”.
Lógicamente, tras los meses de inactividad las ventanas mostrarán signos de suciedad, más si el vehículo ha estado en exterior, así que limpiaremos cristales con un limpiador de los que utilizamos habitualmente en casa y si queremos ir más allá podemos utilizar al final de la operación productos específicos para pulir los vidrios de los vehículos de caravaning.
Finalmente, y después de limpiar armarios y camas finalizaremos con la tapicería. Existen limpiadores de tapicerías, pero un poco de amoniaco disuelto en agua y un cepillo o esponja es suficiente para desinfectar y retirar posibles manchas.
Atención a las alacenas y frigoríficos
Aquellos armarios, cajones y frigoríficos destinados a contener alimentos y vituallas también merecen que les prestemos atención. Al final de la temporada un buen caravanista no habrá dejado ningún producto olvidado en estos “almacenes”, pero a pesar de ello hay que proceder a su limpieza y de paso verificar que no tenemos “okupas” en estos espacios. A partir de ese momento podremos comenzar a almacenar para la nueva temporada. Es importante el mantenimiento del frigorífico y comprobar que funciona correctamente con el fin de evitarnos sorpresas. Una buena limpieza con un producto específico y ya tenemos el frigorífico preparado y listo para su uso.
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