Los crecientes problemas del sueño han provocado que exista un consumo excesivo de melatonina. Los fármacos que contienen esta hormona han disparado sus ventas, pero las autoridades sanitarias advierten de que la melatonina no es la solución total para conciliar el sueño y que hay que tener en cuenta los efectos secundarios y de adicción.
Cada vez triunfan más los fármacos que facilitan el sueño y entre ellos la melatonina se ha convertido en uno de los remedios más consumidos a la hora de lograr un sueño rápido y prolongado.
Los medicamentos que contienen esta hormona son unos viejos conocidos en nuestro país, ya que en 2007 se autorizó el primer preparado con melatonina. A partir de aquel momento concentraciones inferiores a 1,9 mg comenzaron a incluirse en suplementos alimenticios y otros productos.
Desde entonces la melatonina ha conquistado muchas mesillas de noche alcanzando un máximo de consumo durante el periodo de pandemia, momento en el que algunas farmacias llegaron a vender hasta treinta cajas en un día.
En este sentido diferentes estudios alertan del excesivo consumo de melatonina, que en algunos países como Estados Unidos se ha duplicado en el corto periodo de diez años, provocando que hayan comenzado a aparecer efectos secundarios derivados del sobreconsumo de esta hormona.
¿Cuántas horas de sueño te da la melatonina?
Cuando nuestro cerebro deja de percibir la luz natural la glándula pineal inicia la segregación de melatonina, alcanzando un pico de producción entre las tres y las cuatro de la mañana.
La función de esta hormona es la de prepararnos para dormir y alcanzar las fases profundas del sueño, interviniendo para ello en la dilatación de los vasos sanguíneos y en la reducción de la temperatura corporal.
Sin embargo, la segregación de melatonina puede verse alterada por un exceso de luz artificial. Eso sucede cuando al movernos en entornos muy iluminados se altera la liberación de esta hormona, provocando con ello que los ciclos circadianos queden desacompasados.
Con la ingesta de melatonina las personas tratan de solucionar sus problemas del sueño, sin tener en cuenta que en los ciclos circadianos también intervienen otras hormonas como la adenosina, cuya finalidad es acumularse en nuestro organismo a lo largo del día con el fin de provocarnos una sensación de agotamiento en la noche que complementa la acción de la melatonina.
Los estudios demuestran que la ingesta de melatonina contribuye a reducir los tiempos que necesitamos para conciliar el sueño, produciendo un incremento de las horas y calidad del sueño, pero los efectos positivos de la melatonina desaparecen cuando dejamos su consumo.
En ese momento pueden presentarse episodios de insomnio por la dificultad de nuestro organismo a la hora de producir esta hormona de manera acompasada y en la cantidad adecuada.
¿Qué pasa si tomo melatonina todos los días?
Existen todo tipo de testimonios referidos al consumo de melatonina, desde las personas que apenas tienen efectos a las que tienen que dejar su consumo por la aparición de cefaleas. Incluso existe un nutrido grupo de personas que reportan la aparición de malos sueños y pesadillas.
El problema viene cuando el consumo de melatonina se convierte en una adicción, teniendo en cuenta que se trata de un fármaco que puede adquirirse fácilmente en farmacias e incluso a través de internet. Por ejemplo, en Estados Unidos la melatonina tiene la consideración de suplemento dietético pudiéndose comprar en dosis de hasta 12 mg, seis veces superior a la concentración permitida en la Unión Europea.
Un consumo excesivo de melatonina puede producir efectos secundarios de mayor o menor intensidad, como resaca y somnolencia durante el día, dolor de cabeza, mareos, hipotermia, fatiga, etc, de ahí que sea aconsejable que su ingesta venga precedida de una visita al médico.
Por otro lado, los expertos científicos coinciden en que en muchos casos la ingesta de melatonina puede llegar a tener un efecto placebo más que un efecto real, sobre todo cuando existe un grado de dependencia que psicológicamente impide el sueño sin el consumo previo de esta hormona.
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