Los excesos de velocidad están detrás de un gran número de accidentes de tráfico y por esta razón la DGT estudia la instalación de dispositivos de control de última generación. En breve llegarán los radares en cascada, los radares móviles autónomos y los radares de torreta. En estos momentos hay operativos en España 2.640 radares de tráfico y 2022 terminará con un 10% más.

La DGT está estudiando la adquisición de nuevos radares de tráfico, además de ampliar los 2.640 actualmente en servicio en las carreteras españolas (un 4% más que en el mismo periodo de 2021). A finales de este año la DGT prevé haber ampliado el número de radares en al menos un 10%.
Del total de radares operativos en nuestro país casi 1.900 son radares de ubicación fija, unos 400 son radares instalados en semáforos, 230 están destinados a controlar el uso del cinturón de seguridad y de dispositivos móviles y unos 160 son radares de los denominados “de tramo”.
Si hacemos el recuento por Comunidades Autónomas es Cataluña con 660 radares el territorio que encabeza el ranking, muy por delante de Andalucía (337), Castilla y León (319), Madrid (203) y País Vasco (202).
Radares en cascada
Todo el mundo sabe que los conductores solemos frenar ante la presencia de un radar fijo (el coche nos suele avisar de su presencia), para después volver a acelerar. Se trata de un comportamiento que la DGT quiere evitar con la instalación de los denominados “radares en cascada”.
Estos dispositivos se colocan por delante y por detrás del radar principal con el objetivo de “cazar” a los vehículos que antes y después circulen a velocidades por encima de lo permitido en dicho tramo.
No hay fecha prevista para la instalación de los “radares en cascada”, pero todo apunta a que 2022 no finalizará sin que algunos de estos radares ya se encuentren en funcionamiento a modo de ensayo.

Radares autónomos
Estos dispositivos ya se están probando en Francia con mucho “éxito” de sanciones. Técnicamente responden a las iniciales ETC, pero todo el mundo en el país vecino los conoce cómo los “radares autónomos”, nombre con el que posiblemente también llegarán a España.
Se trata de radares que pueden cambiar de ubicación sin necesidad de presencia humana, lo que los convierte en una especie de robots de tráfico inteligentes con tecnología LIDAR y conexión wifi integrada.
Sus poderes son que un sólo radar puede controlar hasta cuatro carriles de forma simultánea en ambos sentidos y alcanzar una distancia de hasta 75 metros. De la vigilancia de los “radares autónomos” no escapa ningún infractor.
Radares de torreta
Estos radares son la siguiente generación de radares de control de velocidad en carretera y no tardaremos mucho en ver cómo poco a poco van sustituyendo a los actuales dispositivos.

Se trata de radares que pueden cambiar su ubicación fácilmente. En Francia para disuadir a los conductores algunos de estos radares de torreta se encuentran fuera de servicio, aunque nadie sabe realmente cuáles funcionan y cuáles no, así que lo mejor es no arriesgarse.
Estos radares de torreta está previsto que también puedan instalarse en entornos urbanos.
Prohibidos los inhibidores
Recordar que la normativa española prohíbe el uso de inhibidores y detectores de radares bajo sanciones de 6.000 euros y seis puntos para los conductores y de 30.000 euros para los talleres que se dediquen a su instalación.
Por el contrario, siguen permitiéndose los “avisadores” que nos advierten de la presencia de un radar fijo.

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