Seguramente por su indudable fidelidad, respeto y amor hacia los humanos, durante años hemos relacionado inevitablemente al perro con el apodo de mejor amigo del hombre, pero el origen de la mítica cita cuenta con una curiosa historia a pesar de ello desconocida para muchos.
Resulta común para muchos de nosotros en la actualidad calificar a nuestra querida mascota canina como el mejor amigo del hombre, algo que de hecho tenemos conciencia de que nuestros antepasados también hicieron y que se trata de un seudónimo con el que siempre nos hemos referido los humanos al perro en todo el mundo.
Pero lo que no muchas personas conocen es que la frase tiene un origen histórico, lo que nos contesta a la pregunta que seguro alguna que otra vez nos hemos cuestionado: ¿Por qué se le conoce al perro como mejor amigo del hombre?
¿Por qué el perro es el mejor amigo del hombre?
Pues además de todas las características o cualidades que definen al cánido en lo referente a su carácter, como la lealtad, la nobleza y fidelidad que han demostrado a lo largo de décadas respecto a los humanos, el origen de esta famosa cita que cataloga al perro como mejor amigo del hombre tiene una explicación histórica. Y ésta tiene su fecha exacta en 1870, tras la celebración de un juicio que marcaría además para el futuro un hito para los derechos de los animales.
Los hechos con los que arranca todo tuvieron lugar en Missouri (Estados Unidos) un año antes, en 1869, cuando Charles Burden, granjero conocido por el gran afecto que sentía por su perro, un foxhound llamado Old Drum, encontró el cuerpo de su mascota sin vida tras recibir varios disparos, presuntamente de su vecino, nada amante de los animales y que ya había amenazado a Burden en repetidas ocasiones con asesinar a su can. Un delito que, por cierto, sólo estaba penado con una simple multa económica de 150 dólares por aquel entonces.
El granjero, dolido ante el terrible suceso, denunció el caso ante la Corte de Warrensburg, donde fue objeto de burlas al pretender celebrar un juicio por el asesinato de su perro.
La aparición entonces del abogado George Graham Vest, que se encargaría de la defensa de Charles Burden, fue la primera piedra de lo que más tarde sería un cambio total de escenario.
Un desafío total para un distinguido letrado que se marcó como objetivo sentar precedente en la historia judicial norteamericana. Y lo conseguiría un año más tarde, en 1870, cuando sus palabras durante el juicio definitivo marcaron un antes y un después para la defensa de los derechos de los animales.
Aprovechando la estrategia de la parte contraria, que alegó que la acusación tan sólo se basaba en la pérdida financiera tras la muerte del animal, Graham Vest alzó la voz y con un discurso absolutamente de película a través del cual, además de dejar sin respuesta al jurado y los presentes, mencionó la memorable cita que ya nadie dejaría de utilizar, a través de la cual explicó el enorme valor del perro y el significado de su relación con el hombre. El fragmento de su discurso es el siguiente:
“Caballeros del jurado:
El mejor amigo que un hombre pueda tener, podrá volverse en su contra y convertirse en su enemigo. Su propio hijo o hija, a quienes crió con amor y atenciones infinitas, pueden demostrarle ingratitud. Aquellos que están más cerca de nuestro corazón, aquellos a quienes confiamos nuestra felicidad y buen nombre, pueden convertirse en traidores.
El dinero que un hombre pueda tener también podrá perderlo, se volará en el momento que más lo necesite.
La reputación de un hombre quedará sacrificada por un momento de locura o debilidad.
Las personas están dispuestas a caer de rodillas para honrar nuestros éxitos, serán los que arrojen la primera piedra, cuando el fracaso coloque nubes sobre nuestro porvenir.
El único, absoluto y mejor amigo que tiene el hombre en este mundo egoísta, el único que no lo va a traicionar o negar, es su PERRO.
Caballeros del jurado, el perro de un hombre está a su lado en la prosperidad y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad. Dormirá en el frío piso donde sopla el viento y cae la nieve, sólo para estar junto a su amo.
Besará la mano que no tenga comida para ofrecerle, lamerá las heridas y amarguras que produce el enfrentamiento con el áspero mundo.
Si la desgracia deja a su amo sin hogar y amigos, el confiado perro sólo pide el privilegio de acompañar a su amo para defenderle contra todos sus enemigos.
Y cuando llega el último acto y la muerte hace su aparición y el cuerpo es enterrado en la fría tierra, no importa que todos los amigos hayan partido. Allí, junto a la tumba, se quedará el noble animal, su cabeza entre sus patas, los ojos tristes pero abiertos y alertas, noble y sincero, más allá de la muerte”.
La victoria final fue para Burden y Vest, resultado que pese a saldarse con sólo 550 dólares de multa para el acusado, obtuvo un significado mucho mayor al tratarse de un acontecimiento único que sirvió como precedente histórico tanto para las bases judiciales como para acrecentar el apoyo a los derechos de los animales.
Y también para dejar en la memoria la mítica cita con la que todos nos referimos al perro, como el mejor amigo del hombre.
La maravillosa historia le valió incluso al cánido Old Drum para tener una estatua en su honor, que hoy día podemos contemplar en las inmediaciones de la Corte de Warrensburg, y que sirve de homenaje a su recuerdo.
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Periodista | Comunicación corporativa y Marketing Digital en TERRÁNEA