El manejo de caballos conlleva ciertos riesgos si se hace de manera inadecuada. En muchas ocasiones un animal que ha sufrido una educación incorrecta emplea la boca como medio de comunicación y muerde al jinete durante las tareas de acicalado o equipamiento. Estos “ataques” pueden estar ocasionados también por una lesión o un mal ajuste de los aparejos que provocan dolor en el caballo ocasionando en el animal una reacción defensiva.
En equitación pocas cosas hay más desagradables que tener o manejar un caballo que acostumbra a morder. A su lado es imposible estar totalmente relajados, lo que hace que podamos cometer errores.
Aunque se trate de animales herbívoros los caballos tienen gran fuerza en su mandíbula y cuentan con incisivos con bordes cortantes e incluso con caninos en algunos ejemplares. Esto hace que un mordisco en una zona delicada pueda causarnos una lesión importante.
La razón de los mordiscos puede ser muy variada y es importante conocerla para poder trabajar sobre el problema a la hora de resolverlo y no únicamente camuflarlo con castigos.
Que los caballos muerdan es un “vicio de cuadra” que es necesario corregir, aunque antes de establecer una estrategia correctora es necesario conocer cuáles son los rasgos de la personalidad del animal y asegurarse de que sus condiciones de vida, alimentación y mantenimiento son las correctas. A partir de ese momento comienza la labor para corregir los malos comportamientos.
¿Por qué te puede atacar un caballo?
Por naturaleza los caballos son esquivos y únicamente utilizan la agresión (mordiscos, patadas y coces) durante las peleas de machos por hembras o por territorio o para defenderse si no pueden huir.
Sin embargo, algunos ejemplares desarrollan esta conducta de forma anómala convirtiéndose en un peligro para cualquier persona que esté a su alcance. Ante este problema es importante identificar cuando el animal lo usa de forma intimidante y cuando se trata de una conducta normal, ya que en el primer caso debemos corregirlo mientras que en el segundo bastará con poner límites claros.
Un ejemplo de esto último es el caso de los potros que tienden a explorar con su boca. En ocasiones pueden tratar de hacerlo con nosotros, con nuestra ropa o con algún objeto. También los caballos se muerden cuando se acicalan y este comportamiento pueden realizarlo con nosotros como gesto de cercanía y confianza.
¿Qué hacer cuando un caballo come aire?
En el caso de los mordiscos debemos diferenciar dos tipos. El primero es el mordisco defensivo y puede producirse por un acercamiento brusco o un contacto directo sin previo aviso que provoca que el animal se sobresalte y muerda por miedo.
Dentro de esta apartado están los mordiscos defensivos por dolor, que pueden producirse por la imposibilidad de escapar al maltrato, porque el caballo tiene alguna lesión dolorosa o porque la silla o cabezada no ajustan bien y le causan molestias al colocarla o apretarla.
El segundo motivo es el mordisco ofensivo. Ya que no se trata de una conducta natural en los caballos, suele deberse a problemas de socialización o educación en las primeras etapas de su vida (animales con poco contacto con el ser humano o sin límites establecidos), a una doma en la que se ha usado la violencia o a malas experiencias en el pasado que no se han corregido a tiempo.
¿Cómo evitar que un caballo esté rabioso?
La mejor forma de evitar el problema es prevenirlo. Por ello es importante establecer límites con los animales cuando son jóvenes, impidiendo que jueguen usando la boca y los mordiscos y enseñándoles a respetar a los cuidadores. Ocurre igual con el acicalamiento, dado que se trata de un animal de gran tamaño es mejor evitar que el animal se acostumbre a mordisquear a las personas.
Para evitar los mordiscos defensivos debemos tratar de acercarnos a los animales avisando de nuestra presencia y permitiendo que nos huelan para reconocernos. Si observamos que nuestro caballo muerde al colocarle la silla o cabezada debemos consultar con el veterinario para descartar lesiones.
En aquellos ejemplares que muerden de forma ofensiva y aunque la primera reacción sea golpear el hocico, es importante evitarlo ya que el caballo puede tomarlo como un juego y el refuerzo negativo no suele ser suficientemente intenso como para cortar la conducta. La mayoría de caballos que desarrollan esta tendencia suelen ser ejemplares inteligentes con mayores requerimientos de estímulos.
Si tu caballo muerde es muy importante que tenga suficiente enriquecimiento ambiental como una vida en semilibertad, compañía de congéneres y heno a libre disposición. Aprende a identificar las señales y el lenguaje corporal para anticiparnos a su reacción y evita las situaciones conflictivas como alimentarlo con la mano o acariciar ciertas zonas con las que el animal no se sienta cómodo.
Por el contrario es preferible hacer un acercamiento progresivo premiando siempre los comportamientos respetuosos. De esta forma se puede desensibilizar al animal y reeducarle para que entienda qué comportamientos son aceptables y cuáles no. Con repetición y firmeza cualquier caballo sin problemas de conducta graves puede mejorar, facilitando el manejo diario.
¿Qué puedo hacer para que mi caballo no muerda?
Quienes andan con caballos de forma habitual saben por experiencia propia que algunos caballos muerden, incluso caballos con los que llevamos tiempo trabajando y que teóricamente deben confíar en nosotros. El problema en estos casos es cómo llegar a conocer cuáles pueden ser las razones de este mal comportamiento y qué podemos hacer para corregirlo.
Por norma general el hecho de morder se considera un reflejo de la personalidad del animal, ya que suele suceder en caballos que muestran nerviosismo, miedo, aburrimiento por falta de estímulos y por permanecer un excesivo tiempo en el box, un problema que se agudiza en el caso de animales con un exceso de energía y falta de ejercicio.
Ni que decir tiene que este tipo de malos comportamientos deben ser corregidos, porque a la larga pueden significar un riesgo para jinetes, para otros caballos, para el personal de mantenimiento e incluso para el propio animal.
Qué personalidad tiene mi caballo
En este sentido el punto de partida de nuestro trabajo, siempre es aconsejable que busquemos el consejo de un experto en psicología equina, será definir y conocer cuáles son los rasgos esenciales de la personalidad -“Horsenality”- del caballo que presenta el problema y que pretendemos analizar.
Para ello aplicaremos las reglas establecidas por Pat Parelli, un clásico de la psicología equina. En primer lugar debemos concretar qué hemisferio cerebral utiliza el animal en mayor porcentaje, derecho o izquierdo, para en un segundo paso definir si estamos frente a un caballo de carácter extrovertido o introvertido.
Con ambos factores bien definidos estaremos en condiciones de establecer, de nuevo siguiendo las teorías de Parelli, cuáles son las características básicas de la personalidad del caballo que estamos analizando y con ello habremos sentado las bases para intentar averiguar cuáles son las razones que lo llevan a morder y qué estrategia de entrenamiento corrector deberemos aplicar.
Mucha atención al mantenimiento
Una vez definidos los aspectos básicos de la “Horsenality” del caballo que queremos dejar que muerda, prestaremos atención a los cuidados que se le brindan y en qué condiciones transcurre su día a día, dos factores fundamentales a la hora de comprender el comportamiento de un caballo.
No es lo mismo pasar muchas horas en un box que en un prado abierto, no es lo mismo que el animal viva solo que en grupo y tampoco es lo mismo disponer de agua y alimento suficientes, que carecer de los mismos por falta de atención.
Los caballos son animales muy sensibles que suelen irritarse si consideran que se les presta un tratamiento brusco o que les desagrada y una posible respuesta a este mantenimiento incorrecto, una forma de defenderse, es mordiendo.
Otra posibilidad que conviene descartar es que el caballo sufra alguna patología que le produzca dolor. En estos casos es posible que como respuesta el animal muerda con el objetivo de aliviar dicho dolor.
Finalmente, una vez que conocemos la personalidad del caballo y que nos hemos asegurado qué tratamiento y mantenimiento son los adecuados, toca proceder a corregir los malos comportamientos. ¿Cómo?
Se acabó el morder
A la hora de corregir comportamientos en un caballo debemos mostrar una actitud fuerte, el caballo debe comprobar que no dudamos y que la situación es intolerable, pero al mismo tiempo no es aconsejable utilizar la “mano dura” porque corremos el riesgo de que el resultado no sea el que perseguimos.
Un simple golpe en el hocico sirve para que el caballo comprenda que no debe morder, pero al mismo tiempo facilitaremos que el animal pase más tiempo al aire libre realizando ejercicio con el objeto de que la estimulación mental y física le hagan olvidar los malos hábitos adquiridos en la cuadra.
En potros de menos de dos años el hecho de morder probablemente tenga que ver con su ansia de juego, un comportamiento que probablemente desaparezca con el tiempo, pero en caballos adultos el hecho de morder seguramente tenga que ver con problemas de carácter o de alimentación o con una combinación de ambos.
La alimentación es un factor muy a tener en cuenta. Debemos asegurarnos que a diario el caballo dispone de al menos un 1,5% de su peso en forraje, lo que viene siendo unos 8 kg para un caballo de 500 kg de peso.
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