Tras desaparecer en 1922 la marca Fargo estuvo dada por muerta durante seis años, hasta que en 1928 Chrysler compra Dodge Brothers (a su vez propietaria de Graham Brothers Trucks) y decide crear la división de furgonetas y camiones Fargo Motor Corporation. A partir de ese momento la resucitada Fargo se mantendría viva hasta 1972. Pero quién puede asegurar que no volverá a resucitar.
En la historia de la automoción Fargo es una de esas marcas que pueden calificarse de “resucitadas”, porque nueve años después de su primera aparición en 1913 de la mano de la compañía Fargo Car Company of Chicago, la marca quedaría sin dueño tras el cese de actividades y desaparición de la firma en 1922.
Durante todo ese tiempo lo que permaneció en la memoria colectiva fue la buena reputación de los camiones Fargo, unos vehículos que siempre destacaron por su avanzada ingeniería y excelente fiabilidad, circunstancia que propició que en 1925 la marca y sus secretos de fabricación acabaran en manos de Dodge Brothers Motor Vehicle Company con sede en Detroit.
De Dodge a Chrysler
Ese mismo año Dodge Brothers pasaría a ser propiedad de Dillon Read & Co. por la friolera de 148 millones de dólares, considerada la mayor transacción económica de la historia de la automoción hasta ese momento, aunque en dicha operación no entró la marca Fargo, que en 1925 fue adquirida por Chrysler Corporation para crear en 1928 y con su nombre la división de vehículos industriales Fargo Motor Corporation.
¿Por qué el interés por Fargo? Quizás porque el vicepresidente de Chrysler en aquel momento, Joe Fields, había comenzado su carrera profesional en Fargo, una legendaria localidad de Dakota del Norte que había formado parte de la historia del viejo oeste.
Lo curioso de toda esta crónica empresarial de compras y ventas es que en 1928 Chrysler decide comprarle a Dillon Read su joya de la corona, la Dodge Brothers, una operación que en aquel momento también llevaba aparejada la adquisición de Graham Brothers Trucks y que significaría el despegue de Chrysler como fabricante de camiones pesados, una estela triunfalista que llegaría hasta España con la entrada de Chrysler en el capital de Barreiros.
Dodge le gana la partida a Fargo
Fargo Motor Corporation comenzó fabricando furgonetas y camiones ligeros, lo que explica que la oferta en aquel primer momento fuera una poco consolidada amalgama de componentes de distintos modelos y marcas del catálogo de Chrysler.
Por ejemplo, la furgoneta Fargo Packet estaba basada en el Plymouth Q, mientras que el camión ligero Fargo Clipper utilizaba la base técnica del Chrysler 65. A partir de 1930 los camiones Fargo Freighter serían un “modelo frankenstein” realizado con componentes de Plymouth, DeSoto y Chrysler.
Lo que sucedió posteriormente es que desde el punto de vista del mercado de camiones pesados la marca Dodge demostró tener más potencia y reputación que la marca Fargo entre la clientela norteamericana, lo que provocó que tras el periodo crítico de la Gran Depresión en las oficinas de Chrysler se decidiera que todos los vehículos comerciales e industriales llevaran el emblema de Dodge, lo que mandó a Fargo al cajón de la historia en Estados Unidos con unas 7.700 unidades producidas entre 1928 y 1930.
No obstante la marca Fargo continuó siendo utilizada por Chrysler fuera de las fronteras USA, sobre todo en Canadá y para los camiones fabricados entre 1936 y 1972 en la planta de Ontario. Incluso está constatado que se mantuvo la fabricación de furgonetas y camiones Fargo en Norteamérica para su exportación a Canadá y a otros países.
Fargo: La división de exportación de Chrysler
Poco a poco la marca Fargo se fue convirtiendo en la división para la exportación de Chrysler, de ahí que en 1937 se resucitara el viejo emblema que Fargo había lucido en 1928, un globo terráqueo realizado con tanto lujo de detalles que en el mismo incluso aparecían dibujadas las Islas Malvinas.
La razón de que la marca Fargo haya resucitado y sobrevivido varias veces tiene que ver con el hecho de que se trata de un vocablo que se puede pronunciar en cualquier idioma y que, por otro lado, encierra a nivel de subconsciente los valores de libertad y espacios abiertos inherentes al viejo oeste. Un vocablo anglosajón que además juega con las palabras “Far” (lejos) y “Go” (ir), que aplicadas a un vehículo industrial denotan durabilidad.
A día de hoy se puede afirmar que la marca Fargo dejó de utilizarse en Canadá en 1972, pero quién puede afirmar que no acabará resucitando de nuevo.
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