Las críticas de Greenpeace van dirigidas hacia los microhíbridos y los híbridos enchufables, en su opinión catalogados erróneamente como vehículos ECO y Cero Emisiones, respectivamente, y contra los vehículos propulsados por gas natural, un combustible que por sus niveles de emisiones Greenpeace considera que no pueden ser considerado como ECO.
Greenpeace arrecia en sus críticas hacia la DGT y el actual sistema de etiquetado de vehículos en función de sus niveles de emisiones, al considerar que esta fórmula es errónea y que contribuye a confundir a los consumidores y usuarios que dirigen sus opciones de compra hacía vehículos más respetuosos con el medioambiente.
Para Greenpeace las actuales etiquetas de la DGT están sirviendo para “disfrazar” con el distintivo ECO tecnologías de propulsión altamente contaminantes, como sería el caso del gas natural vehicular, tanto en versión GNC (gas natural comprimido) como GNL (gas natural licuado).
Críticas al gas natural vehicular
En opinión de Greenpeace los vehículos que utilizan gas natural vehicular liberan emisiones contaminantes que los hacen incompatibles con los requisitos medioambientales exigibles para las etiquetas ECO, contribuyendo a la emergencia climática de la misma forma que los vehículos propulsados por combustibles de origen fósil.
Además, desde Greenpeace también se destaca que estos vehículos contaminantes y falsamente verdes se estarían beneficiando irregularmente y por motivos ecológicos de incentivos fiscales y de subvenciones públicas a la compra.
…y también a los híbridos enchufables
Por otro lado, para Greepeace el actual sistema de etiquetado ambiental también estaría equivocado en el caso de los microhíbridos, que en su opinión no pueden ser calificados como ECO dado que su aportación eléctrica es mínima, y en el caso de los híbridos enchufables que aparecen catalogados como “cero emisiones” cuando es fácilmente comprobable que incorporan motores de combustión y tubos de escape.
Por otro lado, un reciente estudio de la Universidad de Harvard revela que algunas marcas de automóviles estarían aprovechando el caos mediático provocado por el exceso de información alrededor de la crisis climática, para promocionar en redes sociales el “falso verde” de algunos de sus modelos.
Por esta razón Greenpeace y cuarenta organizaciones de ámbito internacional y local se han unido para impulsar una Iniciativa Ciudadana Europea. El objetivo de este movimiento es conseguir, como ya sucedió en su día con el tabaco, que las autoridades europeas prohiban la publicidad y el patrocinio de los combustibles fósiles en el ámbito de la UE.
Medir todas las emisiones
En este sentido las organizaciones en defensa del medioambiente también quieren obligar a que los fabricantes de automóviles informen de todas las emisiones contaminantes emitidas por sus vehículos a lo largo de su ciclo de vida, y no sólo de los niveles de CO2 como sucede en la actualidad.
Esta situación supone que los fabricantes no estén obligados a especificar en sus informaciones técnicas la presencia de otros contaminantes peligrosos para la salud, como es el caso de los óxidos de nitrógeno y las partículas.
Por otra parte, existen cada vez más voces que exigen que los fabricantes de automóviles respondan por las emisiones contaminantes netas de todos sus vehículos y no sólo se contabilicen y tengan en cuenta las emisiones provocadas por el uso de los mismos.
El indicador de “emisiones netas” va más allá del concepto “tanque-rueda” y en el mismo quedarían contempladas todas aquellas emisiones producidas durante los procesos de construcción, transporte, distribución, uso y reciclaje, de los vehículos.
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