Entre los próximos días 15 y 18 de junio se celebrará la 40ª edición de la Mille Miglia. Esta histórica competición automovilística tuvo un gran prestigio entre 1927 y 1957, periodo en el que se celebraron veinticuatro ediciones con la peculiaridad de que el trazado de la carrera estaba abierto al tráfico rodado. En 1957 el accidente de Alfonso de Portago, que provocó la muerte del piloto español y de diez espectadores, puso fin a una competición que regresó en 1977 aunque sin consolidar una periodicidad anual.
La carrera de las Mil Millas o Mille Miglia (llamada por los aficionados italianos “La corsa più bella del mondo”) es una competición de resistencia que gozó de gran fama durante la primera mitad del siglo XX.
Esta carrera se disputó en Italia en veinticuatro ocasiones entre los años 1927 y 1957. Trece de ellas se celebraron antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial y las once restantes a partir de 1947.
Durante esos treinta años fue una de las pruebas automovilísticas más importantes a nivel internacional, convirtiéndose en símbolo para unos aficionados italianos que no dudaban en inundar las calles y desplazarse hasta los lugares de competición para estar junto a sus ídolos del volante.
Una de las peculiaridades de la Mille Miglia es que el trazado por el que discurría estaba abierto al tráfico rodado, lo que aportaba a la prueba el atractivo del riesgo. De esta forma llegó a convertirse en una de las grandes citas del calendario automovilístico mundial, junto con carreras como “la Targa Florio”, Le Mans y la Carrera Panamericana”, pruebas que fueron responsables del despegue en el mundo de la competición de marcas como Alfa Romeo, Ferrari, Maserati y Porsche.
Orígenes de la carrera
Su origen se debe a la pasión de cuatro aficionados al motor: Renzo Castegneto, Giuseppe Mazzotti, Ajmo Maggi y Giovanni Canestrini. La Mille Miglia nació de una conversación entre amigos en la Navidad de 1926.
Sobre un mapa de Italia plantearon un recorrido que comenzaba en Brescia y que llevaba hasta Roma, retornando de nuevo a la localidad de inicio. El trazado rondaba unos 1.600 kilómetros por carreteras de todo tipo. La ilusión de estos cuatro amigos llevó a que la “Mille Miglia” se pusiera en marcha tres meses después.
De esta manera un 27 de marzo de 1927 se celebraba la primera edición con un total de 77 vehículos y 134 participantes. Los primeros vencedores fueron la pareja Minoia-Morandi al volante de un Osca Maserati.
El régimen fascista italiano se apropió de la carrera debido al éxito rotundo de esta primera edición, decretando que entraría por derecho propio en el calendario oficial de las competiciones italianas, lo que favoreció que las grandes casas automovilísticas italianas y sus mejores pilotos pusieran sus ojos en la Mille Miglia.
Las distintas ediciones de esta carrera fueron enormemente celebradas por el público italiano, especialmente entre los años 1930 y 1934 gracias a los duelos entre Nuvolari y Varzi. En 1957 el accidente mortal del piloto español Alfonso de Portago, que provocó la muerte de diez espectadores, puso fin a esta competición.
El renacer de la Mille Miglia
Pasadas dos décadas la Mille Miglia volvió a celebrarse en 1977. En aquel momento la prueba fue un rallie de regularidad reservado a los coches que habían participado en esta competición entre 1927 y 1957. Una nueva intentona trajo dos ediciones más de esta carrera en los años 1982 y 1984.
La última edición de la carrera se celebró en 2021 y en unos días está prevista la 40ª edición (entre el 15 y el 18 de junio), que reunirá en esta mítica competición a un total de 415 vehículos históricos.
Para participar en la Mille Miglia hay que reunir una serie de requisitos, el primero disponer de un coche histórico que haya participado en alguna de las ediciones celebradas entre 1927 y 1957. La cuantía de la inscripción es de 12.200 euros y previamente hay que superar un proceso de selección.
Todos los participantes en la Mille Miglia tienen que pasar la “Punzonatura”, una serie de controles técnicos que certifican la seguridad y la documentación y que sirven para comprobar que no se han sustituido piezas originales.
El evento es controlado vía GPS, debiéndose respetar las normas deportivas y del código de circulación para evitar infracciones.
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