Tratándose de animales que en el pasado fueron presas, para los caballos la vista, junto con el oído, es uno de los sentidos fundamentales para su salud y bienestar. Por esta razón es básico que estemos muy atentos a la posible aparición de problemas o trastornos oculares, con el fin de que el diagnóstico y el tratamiento veterinarios se realicen cuanto antes para evitar males mayores.

Frente a los ojos ubicados en posición frontal característicos de los depredadores, los caballos tienen ubicados los ojos en los laterales de la cabeza, por detrás de las orejas y delante de la nariz, lo que aumenta su capacidad de visión lateral al tiempo que reduce el espacio ciego a su espalda.
Desde un punto de vista anatómico los ojos de un caballo se componen de tres capas, una externa o fibrosa formada por la córnea y la esclera; otra intermedia o vascular que se encarga de regular la entrada de la luz y, por último, una tercera capa de estructura nerviosa que formada por la retina y el nervio óptico tiene la función de procesar la información visual.
A su vez el globo ocular se compone de dos segmentos (anterior y posterior) y dos cámaras que comprenden todas las estructuras (córnea, cristalino, iris y retina). Finalmente, en el segmento posterior es donde se encuentra el humor vítreo.
¿Por qué los ojos laterales?
La posición lateral de los ojos de los caballos es una característica anatómica compartida por la mayoría de animales herbívoros y que sirve para brindarles una amplia visión monocular que les facilita un mejor control del entorno que les rodea. Por el contrario, esta evolución en favor de la supervivencia tiene como factor negativo una visión binocular muy reducida.

En los caballos la visión monocular es de 146 grados en ambos laterales, mientras que la binocular o frontal es de 65 grados. Por otro lado, la posición de los ojos permite que el ángulo ciego sea de tan sólo 3 grados, lo que explica porqué a un caballo es muy difícil sorprenderle por la espalda y por qué nunca nos debemos aproximar a él dentro de su área posterior de visión ciega.
Principales patologías oculares
Por su carácter nervioso o por las malas condiciones de estabulación y mantenimiento, algunos caballos son más propensos a sufrir patologías oculares. Estos trastornos suelen estar originados por traumatismos, lesiones, laceraciones, procesos infecciosos, etc, aunque también en algunos casos esta mayor propensión tiene su explicación en causas genéticas.
En una fase inicial las patologías oculares suelen evolucionar con inflamación ocular, incomodidad a la luz, lagrimeo y aparición de legañas, una sintomatología que no debemos pasar por alto porque evidencia la existencia de algún problema en los ojos que debe ser tratado.
Las patologías oculares más frecuentes suelen originarse en los párpados (trastornos cutáneos, entropión, ectopión, blefafitis y neoplasias o incapacidad para parpadear), en el sistema lacrimal (obstrucciones y presencia de cuerpos extraños), en la membrana nictitante o tercer párpado (inflamaciones y neoplasias), en la conjuntiva (conjuntivitis), en la córnea (queratitis), en la úvea (uveítis), en el cristalino (cataratas) y en la retina.

En los potros una de las patologías oculares más habituales es el entropión, una alteración congénita en la que el párpado se enrolla hacia el globo ocular produciendo el roce de las pestañas contra la córnea. Se trata de un trastorno que provoca malestar, lagrimeo y lesiones en la córnea.
Otra patología también frecuente en caballos es la uveítis, una enfermedad que provoca una pérdida paulatina de visión y que junto con el glaucoma y las cataratas es una de las causas más habituales de ceguera.
La uveítis es una inflamación de la úvea, una membrana que envuelve el ojo con el fin de protegerlo y que está formada por el iris, el cuerpo ciliar y la coroides. Los síntomas de la uveítis hacen un primer acto de presencia con lagrimeo y pestañeo excesivo, para evolucionar hacia la turbidez ocular y la aparición de una tonalidad azulada en el ojo afectado.
Por todo ello ante la menor sospecha de problemas oculares acudiremos al veterinario para que el especialista sea quién valore el alcance de la lesión y su tratamiento, dado que la prontitud del diagnóstico puede ser una cuestión de vital importancia en este tipo de patologías.

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